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    Capítulo 21

    Reforma moral – Cultivando árboles – Cultivo de la seda – La segunda venida de Cristo – La teoría de William Miller – Sus conferencias en Boston – El primer periódico de la Segunda Venida – La carta del Pastor D. Millard – La carta del pastor L. D. Fleming – La carta del pastor H. Hawley – Del periódico Wesleyan Journal de Maine

    En conexión con estas señales portentosas en los cielos, la reforma moral estaba actuando como la levadura por todos los Estados Unidos. En apariencia, algún agente invisible estaba ayudando a quienes luchaban en la obra cuesta arriba de oponerse a las masas, mientras estaban solicitando y reclutando las energías y las simpatías de hombres, mujeres y niños, para ayudar a frenar la marea de intemperancia y esclavitud, que en apariencia humana, si no se la detenía, desmoralizaría y nos degradaría debajo de la norma moral de todas las naciones civilizadas de la tierra, antes del fin de la generación que entonces emergía.AJB 185.1

    Lo que aparecía como lo más inexplicable en el avance de esta obra, fue ver a ministros, cuyo carácter cristiano brillaba sin mancha en la comunidad, instando en favor de la esclavitud, sosteniendo la bebida y el comercio del ron, y manteniendo una gran mayoría de sus iglesias y congregaciones bajo su influencia. Otros estaban mudos, esperando ver cómo decidían sus amigos. Algunos había, sin embargo, que tomaron una noble posición en la obra de reforma.AJB 185.2

    Las sociedades de reforma moral se multiplicaban en diversos lugares, así como había Sociedades de Paz, que tenían como su objetivo la abolición de la guerra. Ellos propusieron resolver todas las disputas o dificultades de importancia, con referencia a un Congreso de Naciones.AJB 185.3

    Después de terminar mis construcciones en la finca, que ya mencionamos, comencé la obra de cultivar moreras, para obtener follaje para alimentar gusanos de seda. Había construido un edificio de escuela en mi propiedad, en la que me proponía tener una escuela de trabajos manuales para los jóvenes. Pensé en emplearlos cierta porción de tiempo para recoger las hojas de las moreras, y cuidar de alimentar los gusanos de seda; y a medida que progresaba la obra, otras ramas del negocio también crecerían, tales como el devanar la seda y prepararla para el mercado. Al leer a los escritores hábiles sobre el tema, me convencí que se podía producir seda con ganancia en Nueva Inglaterra así como en Europa. Mientras mis árboles maduraban, criamos y alimentamos gusanos de seda durante dos o tres temporadas en una escala pequeña, lo que me convenció de que con atención y esmero el negocio podría ser rentable. Muchos de los que comenzaron el negocio, por el tiempo en que yo lo comencé, también entraron en la especulación y el entusiasmo por plantar el árbol de moreras chinas para vender, lo que enriqueció a algunos, chasqueó a muchos, y provocó el fracaso, porque el cultivo de la seda no era un negocio para producir ganancias de inmediato. Yo estaba procurando cultivar primero mis árboles, antes de entrar en el negocio, y tenía muchos árboles que habían comenzado a dar frutos, y mi tercera arboleda en una condición próspera, pretendiendo, que si yo vivía, me ocuparía solo de ese negocio.AJB 185.4

    En el otoño de 1839, mientras estaba ocupado con mis árboles, el pastor R., conocido mío, y predicador de la Conexión Cristiana, me llamó y me preguntó si quería ir a New Bedford, a una distancia de tres kilómetros [dos millas] esa noche, y escucharlo predicar acerca de la SEGUNDA VENIDA DE CRISTO. Le pregunté al pastor R. si pensaba que él podía mostrar o probar algo acerca de la venida del Salvador. Me respondió que creía que podía. Afirmó que le ofrecieron la capilla cristiana del Norte en New Bedford para dar un curso de cinco conferencias sobre ese tema. Le prometí que iría con él, pero me sorprendió mucho el saber que alguien pudiera mostrar algo acerca de la fecha de la segunda venida del Salvador.AJB 186.1

    Un poco antes de esto, mientras pasaba una velada en compañía de un grupo social, el pastor H. afirmó que él había oído que había un Sr. Miller que predicaba en el Estado de Nueva York que el Señor Jesucristo vendría por 1843. Yo creo que esta fue la primera vez que había escuchado que se mencionara este tema. Parecía tan imposible, que intenté plantear una objeción, pero me dijeron que él traía muchas Escrituras para probarlo. Pero cuando escuché al pastor R. presentando el testimonio de la Escritura sobre esto en su primera conferencia, quedé profundamente interesado, como también mi compañera. Después de la reunión, habíamos cabalgado alguna distancia hacia casa, absortos en este importante tema, cuando quebré el silencio diciendo: “¡Esta es la verdad!”. Mi esposa replicó: “¡Tú eres siempre tan sanguíneo!” Argumenté que el pastor R. lo había hecho muy claro a mi mente, pero que escucharíamos más. La reunión continuó con congregaciones repletas y un interés creciente hacia el final, que yo sentí que mi mente quedaba muy iluminada sobre este tema importante.AJB 186.2

    Ahora conseguí el libro de William Miller de 19 conferencias, que leí con profundo interés, especialmente su argumento sobre los períodos proféticos de la visión de Daniel, que hasta entonces, cuando leía la Biblia, me parecieron intrincados, y me hicieron preguntarme qué importancia podrían tener esos días en relación con su profecía gráfica de los capítulos 7 y 8. Pero ahora comenzaba a aprender que esos días equivalían a años, y esos años estaban por terminar alrededor de 1843, cuando, de acuerdo con la idea del Sr. Miller de las profecías, Cristo aparecería personalmente por segunda vez.AJB 187.1

    Con mis ideas limitadas sobre el tema de la segunda venida, vi que si el Sr. Miller estaba en lo correcto con respecto a la pronta venida del Salvador, entonces el punto más importante de su teoría era saber CUÁNDO comienzan los períodos proféticos de Daniel, y seguirlos hasta su conclusión. El primer ejemplar en forma de panfleto del Sr. Miller tenía la fecha de 1832. Algunos dicen que sus primeras conferencias sobre la segunda venida de Cristo fueron dadas en agosto de 1833. Sus primeras conferencias en Boston, Massachusetts, en las capillas de la calle Chardon y Marlborough, fueron en el invierno de 1840. Esto abrió el camino para que el Pr. Joshua V. Himes, de Boston, publicara como editor el primer periódico que se publicó sobre la segunda venida de nuestro Señor y Salvador Jesucristo, llamado “Signs of the Times” [Señales de los tiempos], en Boston, Massachusetts, en marzo de 1840.AJB 187.2

    Debido a que el Pr. J. V. Himes estaba tan escaso de medios como cualquier otro ministro que en ese tiempo valerosamente predicaban y defendían la necesidad de una reforma moral, y estaba expresando un deseo ansioso de producir un periódico sobre el tema de la segunda venida, un anciano capitán del Estado de Maine, que estaba presente, le pasó un dólar de plata. “Con este dólar”, dijo el Pr. Himes, “comenzaremos a publicar “Signs of the Times”.AJB 187.3

    Para dar una idea del efecto de la predicación del Sr. Miller sobre la segunda venida de Cristo, en Nueva Inglaterra, daré aquí algunos extractos de cartas publicadas en Signs of the Times, el 15 de abril de 1840. La primera es de la pluma del Pr. D. Millard, Portsmouth, New Hampshire. Él escribe:AJB 187.4

    “El 23 de enero, el Hno. Miller vino a la ciudad y comenzó una serie de conferencias en la capilla, sobre la segunda venida de Cristo. Durante los nueve días que permaneció, se reunían muchedumbres para escucharlo. Antes de concluir sus conferencias, un gran número de almas ansiosas pasaron adelante para orar. Nuestras reuniones continuaron cada día y noche por cierto tiempo después que él se fue. Un estado intenso de sentimientos ha saturado nuestra congregación como nunca presenciamos antes en ningún lugar. Con frecuencia sesenta a ochenta personas venían adelante para orar por las noches. Sobre el lugar pareció posarse un espíritu impresionante de solemnidad, que solo un corazón endurecido de pecador podía resistirlo. Todo era orden y solemnidad. En general, tan pronto como las almas eran liberadas estaban listas para proclamarlo, y exhortar a sus amigos en el lenguaje más emocionante para que vinieran a la fuente de la vida. Nuestras reuniones continuaron así en las noches por seis semanas. Durante semanas el tañer de las campanas para las reuniones diarias hacía de nuestro poblado un día de reposo continuo. De hecho, los habitantes más ancianos en Portsmouth nunca antes habían presenciado tal temporada de reavivamiento. Sería difícil en ese momento determinar el número de conversiones en el pueblo. Se estima que oscila entre 500 y 700. Nunca, mientras esperamos en las orillas de la mortalidad, gozaremos más del Cielo que lo que gozamos en algunas de nuestras reuniones nocturnas, y en ocasión de los bautismos. A orillas del agua se reunían miles para presenciar esta solemne institución, y muchos salían del lugar llorando”.AJB 187.5

    Otra carta es del Pr L. D. Fleming, de Porsmouth, N. H. Él dice:AJB 188.1

    “Las cosas aquí se mueven con poder. Anoche unos doscientos vinieron adelante para orar, y el interés parece aumentar constantemente. Toda la ciudad parece agitada. Las conferencias del Hno. Miller no tuvieron el menor efecto de aterrorizar; están lejos de ello. Pero los que oyeron con sinceridad están lejos de la excitación y la alarma. El interés despertado por las conferencias es de la clase más deliberada, y aunque es el mayor reavivamiento que alguna vez he visto, no hay la menor excitación apasionada. Parece posesionarse en mayor grado de la parte masculina de la comunidad. Lo que produce el efecto es lo siguiente: El. Hno. Miller sencillamente toma la espada del Espíritu, desenvainada y desnuda, coloca el lado afilado sobre el corazón desnudo y corta, esto es todo. Ante el filo de esta arma poderosa, la incredulidad cae y el Universalismo se marchita; los falsos fundamentos desaparecen, y los mercaderes de Babel se maravillan. Me parece que esto debe parecerse un poco a lo más cercano al reavivamiento apostólico que cualquier otra cosa que se ha presenciado en tiempos modernos.AJB 188.2

    El 6 de abril escribió otra vez:AJB 188.3

    “Probablemente nunca ha habido tanto interés religioso entre los habitantes de este lugar en general, como actualmente; y el Sr. Miller debe ser considerado directamente como el instrumento, aunque sin duda muchos lo negarán, como hay algunos que no están dispuestos a admitir que una buena obra de Dios puede seguir a sus labores; y sin embargo tenemos la evidencia más indudable de que esto es la obra de Dios. En algunas de nuestras reuniones desde que el Sr. Miller se fue, se ha estimado que hasta 250 personas, han expresado un deseo por la religión al pasar adelante para las oraciones, y probablemente cien o doscientos han profesado su conversión en nuestras reuniones. Y ahora se está encendiendo el fuego por toda la ciudad, y toda la zona rural que la rodea. Una cantidad de vendedores de ron han transformado sus negocios en salas de reunión, y aquellos lugares que una vez fueron dedicados a la intemperancia y la diversión, lo están ahora a la oración y la alabanza. Algunos incrédulos, deístas, universalistas, y libertinos más perdidos, se han convertido. Las diferentes denominaciones o diversas personas han establecido reuniones de oración en cada sector de la ciudad, y a casi toda hora. Fui llevado a una sala encima de uno de los bancos, donde encontré de treinta a cuarenta hombres de diferentes denominaciones entregados de un mismo acuerdo en oración ¡a las once de la mañana! En suma, sería casi imposible dar una idea adecuada del interés que ahora se siente en esta ciudad. Uno de los principales libreros me informó que vendió más Biblias en un mes, desde que el Hno. Miller vino aquí, que lo que había vendido en los cuatro meses anteriores”.AJB 188.4

    QUÉ DIJERON OTROS DEL SR. MILLER Y SU DOCTRINA

    H. Hawley, escribiendo desde Groton, Massachusetts, al Pr. Himes, el 10 de abril de 1840, dijo:AJB 189.1

    “Durante una entrevista que tuve con usted hace unos pocos días, usted me pidió que le diera una declaración de los resultados, hasta ahora según los había presenciado, de las conferencias del Sr. Miller en este vecindario. Antes de cumplir con su pedido, le quiero decir, que no soy un creyente en la teoría del Sr. Miller. Pero estoy decididamente en favor de la discusión del tema. Creo que las conferencias del Sr Miller están tan llenas de la verdad evangélica que, cualesquiera sean sus errores con respecto al tiempo de la aparición de nuestro Señor, harán mucho bien. Me alegro que haya un tema que se está analizando en la comunidad tan felizmente adaptado para despertar la mente pública a las grandes cosas de la religión, y para frenar la creciente mundanalidad y sensualidad de la época actual. El Sr. Miller ha dado conferencias en este y otros pueblos adyacentes, con marcado éxito, con preciosos reavivamientos de la religión en todos estos lugares. Estoy libre para declarar que no veo nada en la teoría que esté calculado para hacer que los hombres sean inmorales, sino creo que tendrá el efecto opuesto. Los hechos hablan demasiado claramente sobre este tema para que no los creamos”.AJB 189.2

    Del “Wesleyan Journal”, de Maine, de mayo de 1840:AJB 190.1

    “El Sr. Miller ha estado en Portland, dando conferencias a salas atestadas en la iglesia de la calle Casco, sobre su tema favorito, el fin del mundo. Como fiel cronista de los eventos que suceden, se espera de nosotros que digamos algo del hombre y sus ideas peculiares.AJB 190.2

    “El Sr. Miller tiene unos sesenta años de edad; un sencillo granjero de Hampton, en el Estado de Nueva York. Es miembro de la iglesia bautista de ese lugar, de la cual trae testimonios satisfactorios de buena relación, y la licencia de presentarse públicamente. Según entendemos tiene numerosos testimonios de clérigos de diferentes denominaciones, favorables a su carácter general. Debemos pensar que él tiene solamente una educación de las escuelas comunes; evidentemente posee fuertes poderes de la mente los cuales, por unos catorce años, han estado casi exclusivamente dedicados a la investigación de la profecía bíblica. Los últimos ocho años de su vida han estado dedicados a dar conferencias sobre su tema favorito. La teoría del Sr. Miller es que en 1843 Cristo hará su aparición personal sobre la tierra. De una manera muy ingeniosa reúne todos los números místicos de la profecía bíblica para apoyar la importante época de 1843. Primero, hace que los 2.300 días (o años) de Daniel 8:14 comiencen al mismo tiempo que las setenta semanas (o 490 años), período éste que termina en el sacrificio del Mesías, año 33 d. C. El período primero, entonces, se extiende 1810 años más, o hasta 1843, cuando vendrá el fin”.AJB 190.3

    “El Sr. Miller es muy riguroso en la interpretación literal, no admite nunca lo figurado a menos que lo requiera el texto para darle un sentido correcto, o encontrar el evento que se desea destacar. Cree sin duda, en forma invariable, todo lo que enseña a otros. Sus conferencias están entretejidas con amonestaciones poderosas para los impíos, y maneja el Universalismo con guantes de acero”.AJB 190.4

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