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Consejos para la Iglesia

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    La necesidad que tienen los padres de más guía divina

    No podéis descuidar impunemente la educación de vuestros hijos. Los defectos de su carácter publicarán vuestro descuido a este respecto. Los males que dejéis pasar sin corrección, los modales bruscos, groseros, la falta de respeto y obediencia, las costumbres de indolencia y falta de atención, deshonrarán vuestro nombre y amargarán vuestra vida. El destino de vuestros hijos está en gran medida en vuestras manos. Al faltar a vuestro deber con respecto a ellos, podéis colocarlos en las filas del enemigo y hacer de ellos agentes suyos para arruinar a otros; por otra parte, instruyéndolos fielmente, ofreciéndoles con vuestra vida un ejemplo de piedad, podéis conducirlos a Cristo. A su vez, ellos ejercerán sobre otros la misma influencia y así, por vuestro medio, podrá salvarse gran número de almas.33Joyas de los Testimonios 3:106.CPI 360.2

    Dios desea que tratemos a nuestros hijos con sencillez. Estamos expuestos a olvidar que los niños no han tenido la ventaja de los largos años de educación que los adultos han tenido. Si los pequeños no proceden de acuerdo con nuestras ideas en todo, a veces pensamos que merecen una reprimenda, pero esto no arreglará las cosas. Elevadlos al Salvador y contadle todo a él; creed luego que su bendición descansará sobre ellos.34Conducción del Niño, 269.CPI 360.3

    Debe enseñarse a los niños a respetar y reverenciar la hora de oración. Antes de salir de la casa para ir a trabajar, toda la familia debe ser convocada, y el padre, o la madre en ausencia del padre, debe rogar con fervor a Dios que los guarde durante el día. Acudid con humildad, con un corazón lleno de ternura, presintiendo las tentaciones y los peligros que os acechan a vosotros y a vuestros hijos, y por la fe atad a estos últimos sobre el altar, solicitando para ellos el cuidado del Señor. Los ángeles ministradores guardarán los niños así dedicados a Dios. Es el deber de los padres creyentes levantar así, mañana y tarde, por ferviente oración y fe perseverante, una valla en derredor de sus hijos. Deben instruirlos con paciencia, enseñándoles bondadosa e incansablemente a vivir de tal manera que agraden a Dios.35Joyas de los Testimonios 1:147, 148.CPI 361.1

    Enseñad a vuestros hijos que es privilegio suyo recibir cada día el bautismo del Espíritu Santo. Permitid que Cristo encuentre en vosotros su mano auxiliadora para ejecutar sus propósitos. Por la oración podéis adquirir una experiencia que dará perfecto éxito a vuestro ministerio en favor de vuestros hijos.36Consejos para los Maestros Padres y Alumnos, 100, 101.CPI 361.2

    El poder de las oraciones de una madre no puede sobreestimarse. La que se arrodilla al lado de su hijo y de su hija a través de las vicisitudes de la infancia y de los peligros de la juventud, no sabrá jamás antes del día del juicio qué influencia ejercieron sus oraciones sobre la vida de sus hijos. Si ella se relaciona por la fe con el Hijo de Dios, su tierna mano puede substraer a su hijo del poder de la tentación, e impedir que su hija participe en el pecado, Cuando la pasión guerrea para predominar, el poder del amor, la influencia resuelta, fervorosa y refrenadora que ejerce la madre puede inclinar el alma hacia lo recto.37El hogar adventista (1894), 241.CPI 361.3

    Después de haber cumplido fielmente con vuestro deber para vuestros hijos, llevadlos a Dios y pedidle que os ayude. Decidle que habéis hecho vuestra parte y luego con fe pedid a Dios que haga su parte, lo que no podéis hacer. Pedidle que morigere su carácter, que los haga suaves y corteses mediante su Espíritu Santo. Oirá vuestra oración. Con amor responderá a vuestras oraciones. Mediante su Palabra os ordena corregir a vuestros hijos: “Castiga a tu hijo en tanto hay esperanza”, y la Palabra de Dios ha de ser obedecida en estas cosas.38Conducción del Niño, 240.CPI 362.1

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