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Consejos para la Iglesia

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    La visión que no pudo contarse

    Elena G. de White se puso muy enferma durante una serie de reuniones realizadas en Salamanca, Nueva York, en noviembre de 1890, cuando dirigía la palabra a grandes auditorios, debido a un serio resfrío que la atacó mientras viajaba hacia esa ciudad. Después de una de las reuniones, salió para su pieza desanimada y enferma. Estaba pensando en abrir su alma a Dios y pedirle misericordia, fuerza y salud. Se arrodilló junto a su silla y narró luego en sus propias palabras lo que sucedió, dijo:CPI 44.4

    “No había pronunciado ni una sola palabra cuando toda la pieza parecía llena de una suave luz plateada y toda mi carga de desaliento y dolor desapareció. Me sentí embargada de consuelo, esperanza y la paz de Cristo”.25Ver NE 185-190; El otro Poder 161-163.CPI 45.1

    Y entonces se le dio una visión. Después de la visión no sintió necesidad de dormir ni de descansar. Estaba sana y se sentía descansada.CPI 45.2

    A la mañana siguiente había que llegar a una decisión. ¿Podía dirigirse a la ciudad donde se celebrarían las siguientes reuniones o debía regresar a Battle Creek? El pastor A. T. Robinson, quien estaba al frente de la obra, y Guillermo White, hijo de Elena G. de White, llamaron a su pieza para saber su respuesta. La hallaron sana y vestida. Estaba lista para salir. Les contó cómo había sido sanada. Les contó también acerca de la visión. Les dijo: “Quiero relatarles lo que me fue revelado anoche. En la visión me pareció estar en Battle Creek y el ángel mensajero me dijo: ‘sígueme’”. Y entonces vaciló. La escena había desaparecido de su mente. Dos veces intentó contarla pero no pudo acordarse de lo que se le había mostrado. En los días siguientes escribió acerca de lo que se le había mostrado. Se relacionaba con planes que se estaban haciendo para nuestra revista sobre libertad religiosa que en ese tiempo se llamaba American Sentinel.CPI 45.3

    “En una reunión nocturna yo estaba presente en varias deliberaciones, y oí palabras repetidas por hombres de influencia, en el sentido de que la revista American Sentinel debía suprimir la frase ‘adventistas del séptimo día’ de sus columnas, y no debía escribirse nada acerca del sábado, pues de esa manera los hombres importantes del mundo la patrocinarían; llegaría a ser popular y realizaría una obra mayor. Esta idea les pareció muy plausible.CPI 46.1

    “Vi que sus rostros se animaban y empezaban a sugerir ideas para que la Sentinel llegara a ser un éxito popular. Todo el asunto fue sugerido por hombres que necesitaban tener la verdad en las cámaras de la mente y el alma”.CPI 46.2

    Es claro que vio a un grupo de hombres discutiendo los planes editoriales de esta revista. Después de la apertura del congreso de la Asociación General en marzo de 1891, se le pidió que hablara a los obreros cada mañana a las 5:30 y que dirigiera la palabra a toda la asamblea de unos 4.000 oyentes el sábado por la tarde. El texto que escogió para el sábado por la tarde fue: “Así alumbre vuestra luz delante de los hombres, para que vean vuestras buenas obras, y glorifiquen a vuestro Padre que está en los cielos”. Todo el sermón fue un poderoso llamamiento para que los adventistas del séptimo día mantuvieran al frente las grandes verdades distintivas de su fe. Tres veces durante el sermón trató de contar la visión que tuvo en Salamanca, estado de Nueva York, pero sin éxito. Sencillamente había olvidado los acontecimientos de la visión. Entonces dijo: “De eso les hablaré más tarde”. Siguió con su sermón más o menos durante una hora, y la reunión se clausuró. Todos se dieron cuenta de que no había podido recordar la visión.CPI 46.3

    El presidente de la Asociación General fue a verla y le preguntó si iba a encargarse de la reunión de la mañana.CPI 47.1

    “No”, contestó. “Me siento cansada; he dado mi testimonio. Usted debe hacer otros planes para la reunión de la mañana”. Así lo hicieron.CPI 47.2

    Cuando Elena G. de White regresó a su casa, le dijo a los miembros de su familia que no asistiría a la reunión de la mañana. Estaba cansada y se iba a tomar un buen descanso. Dormiría el domingo por la mañana, e hizo planes para ello.sCPI 47.3

    Aquella noche, después de terminar la sesión del congreso, un pequeño grupo de hombres se reunió en una de las oficinas del edificio de la Review and Herald. En esa reunión había representantes de la casa publicadora que editaba el American Sentinel, y estaban presentes también los representantes de la Asociación de Libertad Religiosa. Se reunieron para discutir y resolver un asunto muy molesto: la norma editorial del American Sentinel. Alguien cerró con llave la puerta y todos estuvieron de acuerdo en no abrir la puerta hasta que se resolviera el asunto.CPI 47.4

    Un poquito antes de las 3 de la mañana del domingo, la reunión terminó en un estancamiento, con la declaración de parte de los hombres de Libertad Religiosa de que a menos que la Pacific Press accediera a sus demandas y quitara las expresiones “adventista del Séptimo Día” y “el sábado” de las páginas de la revista, ellos no la usarían como el órgano de la Asociación de Libertad Religiosa. Eso significaba poner fin a la revista. Entonces abrieron la puerta y los hombres se dirigieron a sus piezas para dormir.CPI 47.5

    Pero Dios, quien nunca duerme ni dormita, envió su ángel mensajero a la pieza de Elena G. de White a las 3 de la mañana. Fue despertada de su sueño y se le dijo que debía ir a la reunión de obreros a las 5:30 de la mañana, y allí debía presentar lo que le había sido mostrado en Salamanca. Se vistió, fue al armario, y tomó de él el diario en el que había registrado lo que se le mostró. Al aparecer la escena más claramente en su mente, escribió algo más al respecto.CPI 48.1

    Estaban justamente levantándose de la oración en el tabernáculo cuando se vio entrar por la puerta a Elena G. de White con un paquete de manuscritos bajo su brazo. El presidente de la Asociación General era el orador, y se dirigió a ella.CPI 48.2

    “Hermana White”, le dijo, “estamos contentos de verla”, ¿tiene un mensaje para nosotros?”CPI 48.3

    “Ciertamente”, dijo ella, y pasó al frente. Entonces empezó exactamente donde había dejado de hablar el día anterior. Les dijo que esa mañana había sido despertada a las 3 y que se le había ordenado que fuera a la reunión de obreros a las 5:30 para presentar allí lo que se le reveló en Salamanca.CPI 48.4

    “En la visión”, dijo, “me parecía estar en Battle Creek. Fui llevada a la oficina de la Review and Herald y el ángel mensajero me ordenó: ‘Sígueme’. Fui llevada a una pieza donde un grupo de hombres discutían acaloradamente un asunto. Había un celo manifiesto, pero un celo sin sabiduría”. Contó como estaban discutiendo en cuanto al plan editorial que debía seguirse con el American Sentinel, y dijo: “Vi a uno de los hombres tomar una copia del Sentinel, levantarlo en alto sobre su cabeza y decir: ‘A menos que estos artículos sobre el sábado y el segundo advenimiento se quiten de esta revista, no la podremos usar más como órgano de la Asociación de Libertad Religiosa’”. Elena G. de White habló durante 1 hora describiendo esa reunión que se le había mostrado en visión meses antes, y dando consejo basado sobre esa revelación. Luego se sentó.CPI 48.5

    El presidente de la Asociación General no sabía qué pensar sobre eso. Nunca había oído de tal reunión. Pero no se hizo esperar mucho la explicación, pues un hombre se levantó en la parte posterior de la sala y empezó a hablar.CPI 49.1

    “Yo estuve en esa reunión anoche”. “¡Anoche!” observó ella y volvió a recalcar, “¿Anoche? Pensé que esa reunión se realizó hace meses, cuando tuve la visión”.CPI 49.2

    “Estuve en esa reunión anoche”, dijo él, “y soy el hombre que hizo declaraciones acerca de los artículos de la revista, mientras la levantaba en alto sobre mi cabeza. Lamento decir que estaba equivocado; pero aprovecho esta oportunidad para colocarme en el lado correcto”. Y se sentó.CPI 49.3

    Otro se levantó para hablar. Era el presidente de la Asociación de Libertad Religiosa. Notemos sus palabras: “Estuve en esa reunión. Anoche, después de la sesión del congreso, algunos de nosotros nos reunimos en mi oficina en el edificio de la Review and Herald donde nos encerramos con llave y allí discutimos los temas y el asunto que nos han sido presentados esta mañana. Permanecimos allí hasta las 3 de la mañana. Si comenzara a describir lo que ocurrió, y la actitud personal de los que estaban reunidos, no podría hacerlo con la exactitud y corrección con que lo ha hecho la hermana White. Ahora veo que estaba equivocado y que la posición que tomé no era correcta. De acuerdo con la luz que hemos recibido esta mañana, reconozco que estaba equivocado”.CPI 49.4

    Otros hablaron ese día. Todos los que estuvieron en la reunión la noche anterior se pusieron en pie y dieron su testimonio, diciendo que Elena G. de White había descrito con toda exactitud la reunión y las actitudes de los que habían estado presentes. Antes de terminar la reunión ese domingo por la mañana, el grupo de Libertad Religiosa fue convocado a reunirse, y rescindieron el acuerdo que habían tomado solamente unas 5 horas antes.CPI 50.1

    Si no se le hubiera impedido a Elena G. de White contar la visión, y si la hubiera relatado el sábado anterior por la tarde, su mensaje no habría servido para el propósito que Dios tenía en mente, porque la reunión aún no se había realizado.25Ver NE 185-190; El otro Poder 161-163.CPI 50.2

    Por alguna razón, los hombres no aplicaron el consejo general dado el sábado por la tarde. Pensaron que sabían más. Tal vez razonaron como razonan hoy algunos: “Bueno, tal vez Elena G. de White no entendió”, o “ahora vivimos en tiempos diferentes”, o “ese consejo se aplicó hace años, pero no es apropiado para hoy”. Los pensamientos que Satanás nos susurra en estos días son los mismos con los cuales tentó a nuestros ministros en 1891. Dios, en su momento apropiado y en su propia forma, hizo claro que era su obra, que la dirigía, que la guardaba, que tenía su mano sobre el timón. Elena G. de White nos dice que Dios muchas veces permitió que las cosas llegasen a una crisis, a fin de que su intervención fuese más destacada. “Entonces demostró la existencia del Dios de Israel”.26Joyas de los Testimonios 3:328.CPI 50.3

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