LOS SIGNOS SECRETOS
N. D. FAULKHEAD Y UN TESTIMONIO CONVINCENTE
El día cuando se terminó la escuela, W. C. White convocó a una reunión de los miembros de la junta directiva de la escuela que estaban disponibles. N. D. Faulkhead, tesorero de la casa publicadora, asistió. Cuando terminó la reunión a eso de las 4:00, White le habló, diciéndole que Elena de White deseaba verlo. Cuando comenzó a avanzar por el pasillo hacia el cuarto donde ella estaba parando, acudió a su mente un sueño que había tenido unas pocas noches antes, en el que la Sra. White tenía un mensaje para él.MV 297.4
Faulkhead era un hombre de negocios alto, perspicaz, apto y enérgico, afable y liberal en su disposición, pero orgulloso. Cuando se hizo adventista, retuvo su membresía en varias organizaciones secretas, y no se retiro de ellas. Cuando algunos años más tarde escribió sobre su experiencia en una carta general dirigida a “Mis Queridos Hermanos en la Fe”, habló de esas afiliaciones:MV 297.5
Estaba estrechamente vinculado con la Logia Masónica... Sustentaba las posiciones más elevadas que se me podían conferir en las siguientes logias: primero, era Maestro de la Logia del Francmasón del Tercer Grado (o Logia Azul); segundo, era Primer Director de la Logia Venerable y Espléndida (de Canadá); tercero, era Preceptor de los Caballeros Tem plarios, ademas de muchas otras logias menores, los Templarios Serviciales, los Recabitas, y los Camaradas Extraordinarios, en las que yo también tuve altas posiciones (DF 522a, carta de N. D. Faulkhead, 5 de octubre 1908).MV 297.6
Cuando la familia Faulkhead aceptó el mensaje del tercer ángel —la Sra. Faulkhead era una maestra en el sistema escolar público—, se reconoció la capacidad fuera de lo común de él y se lo empleó como tesorero en la Echo Publishing Company. Al principio prestó buen servicio, pero a medida que transcurría el tiempo se absorbió más y más en su trabajo con las logias, y su interés en la obra de Dios comenzó a disminuir.MV 298.1
Esta era su situación cuando Elena de White llegó a Australia en diciembre de 1891. Cuando se le revelaron asuntos que involucraban a obreros de la casa publicadora en una visión abarcante, unos pocos días después de su arribo, ella escribió en forma general de las condiciones que había allí; también redactó testimonios dirigidos a un número de individuos, incluyendo al Sr. Faulkhead y su esposa. El documento dirigido a ellos trataba de su conexión con la casa publicadora y su afiliación con la Logia Masónica. Llenaba cincuenta páginas. Ella intentó despachárselo pur correo, pero se le indicó que no lo hiciera. Ella declaró: “Cuando cerré la comunicación lista para despacharla, me pareció que una voz me hablo diciendo: No todavía, no todavía; ellos no recibirán tu testimonio’” (Carta 39, 1893).MV 298.2
Ella no dijo nada respecto al asunto por casi 12 meses, pero mantuvo un profundo interés en los Faulkhead y su bienestar espiritual. Algunos de sus asociados en la casa publicadora estaban muy preocupados al observar su creciente infatuación con el trabajo de las logias y su espiritualidad decreciente y su menor interes en los asuntos de la causa de Dios. Le rogaron, urgiéndolo a considerar el peligro de su curso de acción. “Pero—como escribió el Sr. Faulkhead—, mi corazón estaba lleno de esas cosas; en realidad pensaba más en ellas que en cualquier otra cosa” (DF 522a, carta de N. D. Faulkhead, 5 de octubre, 1908).MV 298.3
El enfrentó desafiantemente las exhortaciones con la audaz declaración de que no abandonaría su conexión con los francmasones por todo lo que Starr o White o cualquier otro ministro pudiera decir. Él sabía lo que estaba haciendo, y no iba a ser enseñado por ellos” (Carta 21b, 1892). Para los que estaban a cargo de la obra era claro que a menos que ocurriese un cambio marcado en su actitud, pronto tendría que encontrar otro empleo.MV 298.4
La Sra. White escribió sobre esta experiencia: “Nadie podía comunicarse con él respecto a la francmasonería. Se estaba colocando más y más firmemente en las trampas del enemigo, y lo único que veíamos que se podía hacer era dejarlo abandonado a sí mismo” (Carta 46, 1892). Se le mostró a la Sra. White que la condición de él era semejante a la de “un hombre a punto de perder su equilibrio y despeñarse por un precipicio” (MS 4, 1893).MV 298.5
Por un período de meses Elena de White retuvo los mensajes para él y pensó en enviárselos, pero fue restringida.MV 299.1
A comienzos de diciembre de 1892, J. H. Stockton, uno de los primeros adventistas en Australia, estaba hablando con el Sr. Faulkhead. Le preguntó qué haría si la Sra. White tuviese un testimonio para él respecto a su conexión con la logia. A esto Faulkhead replicó audazmente: “Tendría que ser sumamente fuerte”. Ninguno de los dos hombres sabía que casi un año antes, todo el asunto le había sido revelado a ella (DF 522a, N. D. Faulkhead a EGW, 20 de febrero, 1908).MV 299.2
Poco después de esto, el sábado de noche, 10 de diciembre, Faulkhead soñó que el Señor le había mostrado su caso a Elena de White, y que ella tenía un mensaje para él. Esto, unido a su replica desafiante a Stockton respecto a cual sería su actitud hacia un mensaje por intermedio de ella, lo condujo a una seria reflexión. En el momento de este sueño la Sra. White estaba en Ballarat, pero el lunes 12 de diciembre, como indicamos antes, ella había regresado a Melbourne. Al día siguiente asistió a los ejercicios de clausura del primer período de la Escuela Bíblica Australasiana.MV 299.3
Con este sueño grabado vividamente en su mente, Faulkhead buscó a la Sra. White, quien lo saludó cordialmente. Él le preguntó si tenía algo para él. Ella le contestó que pesaba sobre su mente la preocupación por su caso y que tenia un mensaje para él del Señor, el cual deseaba que él y su esposa oyeran. Ella propuso una reunión en un futuro próximo, cuando presentaría ese mensaje. Faulkhead preguntó ansiosamente: “¿Por qué no me da el mensaje ahora? (Carta 46,1892),MV 299.4
Ella estaba cansada de su viaje y de su trabajo de esa mañana, pero fue a un estante y tomó un conjunto de manuscritos. Le dijo a Faulkhead que varias veces había hecho preparativos para enviarle el mensaje, pero que “el Espíritu del Señor le había prohibido hacerlo” (Ibíd.), porque no había llegado plenamente el momento cuando él lo aceptaría.MV 299.5
Ella entonces leyó y habló. Una parte de las cincuenta páginas leídas esa noche era de una naturaleza general, referente al trabajo en la Publishing Company Echo y a la experiencia de los obreros allí. Pero la mayor parte trataba de la experiencia del Sr. Faulkhead y su conexión no solo con el trabajo en la oficina sino también con la Logia Masónica. Ella señalo que el hecho de haberse involucrado con la francmasonería había absorbido su tiempo y embotado su percepción espiritual. Ella le leyó en cuanto a sus esfuerzos por mantener los principios elevados que la logia pretendía defender, a menudo expresando el mensaje de ella en un lenguaje masónico. También le dijo en qué lugar del salón de la logia lo había visto sentarse y qué estaba tratando de hacer con sus asociados.MV 299.6
La Sra. White habló del interés creciente de él en la obra de estas organizaciones y de su interés cada vez menor en la causa de Dios; de cómo lo vio en visión depositando las monedas pequeñas de su monedero en el platillo de las ofrendas el día sábado y dando las monedas más grandes en las arcas de las logias. Oyó que se dirigían a él con el título de “Maestro Venerable”. Leyó sobre las escenas de bebida y parranda que tenían lugar en las reuniones de la logia, especialmente después que el Sr. Faulkhead se había retirado (DF 522a, G. B. Starr, An Experience With Sister E. G. White in Australia” [Una experiencia con la Hna. E. G. de White en Australia]).MV 299.7
“Pensé que esto llegaba muy cerca del meollo del asunto —escribió él más tarde— cuando empezó a hablarme en cuanto a lo que yo estaba haciendo en las logias” (Id., carta de N. D. Faulkhead, 5 de octubre, 1908).MV 300.1