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Elena De White: Mujer De Visión

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    PLANES FIRMES PARA CONSTRUIR UN SANATORIO

    En conexión con la sesión de la Unión Asociación celebrada en Cooranbong, se efectuó una reunión formal de la Asociación Australasiana Médico-Misionera y de Benevolencia el jueves 20 de julio por la mañana, registrada en el número del 24 de julio del Union Conference Record. Se presentaron quince resoluciones para su consideración. Tres se relacionaban con la propuesta de un nuevo edificio, la primera de las cuales decía lo siguiente:MV 357.2

    Que invitemos de todo corazón a nuestras conferencias y asociaciones, y amigos de nuestra causa en general, para que cooperen calurosamente en la construcción y el equipamiento de un sanatorio médico y quirúrgico, a ser ubicado en la vecindad de Sydney; y que sugiramos que este proyecto se emprenda de acuerdo con planes para un edificio capaz de albergar a 100 pacientes.MV 357.3

    A esto le siguieron dos extensas resoluciones relacionadas con las finanzas; la frase inicial decía así:MV 357.4

    Que emprendamos [una campaña] para levantar la suma de $38.400 (£8.000) para el propósito mencionado en la resolución precedente.MV 357.5

    Las resoluciones apelaban a los miembros constituyentes para que diesen su fuerte apoyo y ejercitasen la abnegación y una “estricta economía a fin de que todos pudieran tener recursos para ofrecer a esta causa”. El sentimiento común era de que deberían “acudir directamente a Dios en busca de ayuda, encomendando nuestra causa a él y apelando mediante él a los amigos de la obra”.MV 357.6

    En este momento se le dio a Elena de White una oportunidad para hablar. Su declaración, que llenó más de seis columnas en el número del 21 de julio del Union Conference Record, se iniciaba con las palabras:MV 357.7

    Mi esposo y yo nos interesamos en el sanatorio en Battle Creek desde el momento en que comenzó. Fue un trabajo muy difícil grabar las ideas correctas en la mente de los obreros respecto a qué debería ser el sanatorio. Tuvimos que repasar el tema vez tras vez, enseñándoles línea sobre línea, precepto sobre precepto, un poquito aquí y otro poquito allá.MV 357.8

    Después de examinar los pasos iniciales dados en Sydney, ella declaró: “Por la luz que he recibido, sé que si ha habido alguna vez un territorio donde se necesitaba un sanatorio, es el de Nueva Gales del Sur, y permítanme decir también, Victoria . Ella habló de cómo los hospitales del mundo no podían bastar, y declaró:MV 357.9

    Debiéramos tener un sanatorio [que funcione] bajo nuestras propias normas, para que pueda darse al mundo la verdad de Dios sobre la reforma pro salud. Los que se hallan vinculados con dicha institución y que están siendo educados como enfermeros (o enfermeras), debieran ser preparados para salir de la institución tan firmes como una roca en cuanto a los principios de la reforma pro salud y otros puntos de verdad.MV 358.1

    Ella les aseguró a los delegados que esto podía hacerse. “El Señor me ha instruido —dijo— que podemos tener un sanatorio aquí si todos hacen como yo estaba leyendo esta mañana en los capítulos 8 y 9 de 2 Corintios”. Ella se refirió a las necesidades angustiosas de los creyentes echados de Jerusalén y a la manera en que se levantaron medios para auxiliarlos.MV 358.2

    “La abundancia de su gozo y su profunda pobreza abundaron en riquezas de su generosidad. Pues doy testimonio de que con agrado han dado conforme a sus fuerzas, y aun más allá de sus fuerzas”. Algunos que no tenían dinero daban parte de su ropa. Algunos dividían la provisión de comida que tenían, viviendo pobremente, para que aquellos que estaban sufriendo en Jerusalén pudieran ser alimentados. “Pidiéndonos... que les concediésemos el privilegio de participar en este servicio para los santos”.MV 358.3

    Ella extrajo lecciones de esta experiencia y volvió a relatar las providencias de Dios en el comienzo ya hecho en Australia. “Necesitamos un sanatorio —urgió—. Deseamos que cada alma aquí presente se interese en esta obra, porque Dios está interesado en ella”.MV 358.4

    Esta es la obra que el Señor desea que se haga. Por lo tanto, que no se pongan más obstáculos. Que Dios nos ayude a encargamos de ella. Ningún hombre ha de hacer todo el trabajo. Ayudemos todos con el máximo de nuestra capacidad... Nada de lo que tenemos es nuestro. Todo es del Señor, y tenemos que hacer su obra. Dios pondrá su Espíritu en aquellos que quieran hacer algo, y hacerlo ahora.MV 358.5

    En este momento se pidió votación y las resoluciones fueron adoptadas unánimemente.MV 358.6

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