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El Cristo Triunfante

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    La importancia de vivir por la fe, 17 de febrero

    “Pues si vosotros, siendo malos, sabéis dar buenas dádivas a vuestros hijos, ¿cuánto más vuestro Padre celestial dará el Espíritu Santo a los que se lo pidan?” Lucas 11:13.CT 56.1

    Se nos asegura que el mayor don que se nos puede dar no será retenido. Cristo dijo: “Pues si vosotros, siendo malos, sabéis dar buenas dádivas a vuestros hijos, ¿cuánto más vuestro Padre celestial dará el Espíritu Santo a los que se lo pidan?” Pero, pedid con fe, no dudando nada. En la iglesia hay muchos hermanos que son débiles por causa de la incredulidad. Cristo dijo a Marta junto a la tumba de Lázaro: “No te he dicho que si crees, verás la gloria de Dios?”CT 56.2

    Esta es la mayor bendición que se les puede conferir a los hijos fieles de Dios. Pero muchos no tienen la virtud de manifestar una fe viva. Creen que tienen fe pero sólo es un pensamiento o una acción del momento. No perseveran tocando la puerta ni mantienen su petición delante del Señor. No es un pensamiento efímero que se debe ofrecer a Dios. Nuestras oraciones deben ser fervientes como las peticiones del amigo necesitado que solicitó panes a la medianoche. Cuanto más pidáis tanto más firme será vuestra unión espiritual. Llegaréis al lugar donde tendréis bendiciones abundantes pues habréis crecido en la fe.CT 56.3

    Mientras confiéis en vuestro Padre celestial para que os dé la ayuda que necesitáis, él no os dejará. Dios tiene un cielo lleno de bendiciones que quiere prodigar sobre los que fervientemente buscan esa ayuda que sólo él puede dar. Enoc caminaba con Dios porque miraba por fe a Jesús, pidiendo su dirección, creyendo que se cumpliría cada palabra pronunciada. Se mantuvo cerca, al lado de Dios, obedeciendo cada una de sus palabras... La suya fue una vida maravillosa de unidad. Cristo era su compañero. Estaba en íntimo compañerismo con Dios.CT 56.4

    Enoc profetizó con respecto a los últimos días: “He aquí, vino el Señor con sus santas decenas de millares, para hacer juicio contra todos, y dejar convictos a todos los impíos de todas sus obras impías que han hecho impíamente, y de todas las cosas duras que los pecadores impíos han hablado contra él”.—Manuscrito 111, 1898.CT 56.5

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