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Notas biográficas de Elena G. de White

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    Un hermoso sueño

    En esta crisis, cuando la fe de muchos era severamente probada, la Sra. White tuvo un sueño que les trajo a ella y a otros la dulce seguridad de que Dios no los había abandonado. Al relatar esta experiencia, ella escribió:NBEW 394.2

    “La noche del 9 de julio de 1896 tuve un sueño hermoso. Mi esposo, Jaime White, estaba a mi lado. Nos hallábamos en nuestra pequeña granja en los bosques de Cooranbong, consultando con respecto a la perspectiva de futuros beneficios por la labor realizada.NBEW 394.3

    “Mi esposo me dijo: ‘¿Qué estás haciendo tú con respecto al edificio escolar?’NBEW 394.4

    “‘No podemos hacer nada—le dije—, a menos que tengamos medios, y sepamos de dónde vienen los medios. No tenemos un edificio para la escuela. Todo parece estar estancado. Pero no voy a estimular la incredulidad. Trabajaré con fe. He estado tentada a contarte de un capítulo desanimador de nuestra experiencia; pero hablaré con fe. Si hablamos de las cosas como se ven, nos desanimamos. Hemos de aventurarnos a roturar el suelo, y arar con esperanza y con fe. Veríamos una medida de prosperidad delante de nosotros si todos trabajaran inteligentemente y se esforzaran fervientemente para poner la semilla. Las presentes apariencias no son halagüeñas, pero según toda la luz que puedo obtener, veo que ahora es el tiempo de la siembra. El trabajar el terreno es nuestro libro de texto, pues exactamente de la manera en que tratamos los campos con la esperanza de futuros beneficios, debemos sembrar este suelo misionero con la semilla de la verdad’.NBEW 394.5

    “Recorrimos toda la extensión de los terrenos que estábamos cultivando. Entonces regresamos, conversando mientras caminábamos; y vi que las viñas que habíamos pasado llevaban fruto. Dijo mi esposo: ‘La fruta está lista para ser recogida’.NBEW 395.1

    “Cuando llegué a otro sendero, yo exclamé: ‘Mira, mira las hermosas fresas. No necesitamos esperar hasta mañana para verlas’. Al recoger la fruta, dije: ‘Yo pensé que estas plantas eran inferiores, y que apenas valían la molestia de colocarlas en la tierra. Nunca esperé una cosecha tan abundante’.NBEW 395.2

    “Mi esposo dijo: ‘Elena, ¿te acuerdas cómo, cuando entramos por primera vez en el campo de Míchigan y viajamos en carro a diferentes localidades para encontrarnos con humildes grupos que observaban el sábado, las perspectivas parecían tan prohibitivas? En el calor del verano nuestro dormitorio era a menudo la cocina, donde habíamos cocinado durante el día, y no podíamos dormir. ¿Te acuerdas cómo, en un caso, nos perdimos, y cuando no podíamos encontrar agua, te desmayaste? Con un hacha prestada nos abrimos camino a través de la selva hasta que llegamos a una casucha de troncos, adonde se nos dio un poco de pan y leche y alojamiento para la noche. Oramos y cantamos con la familia, y por la mañana les dejamos nuestros folletos.NBEW 395.3

    “‘Nos sentíamos muy atribulados por esta circunstancia. Nuestro guía conocía el camino, y no podíamos entender que nos perdiéramos. Años después, en un congreso, varias personas nos fueron presentadas y estas nos contaron su historia. Esa visita hecha, según pensábamos, por error, y ese libro que dejamos, era una semilla sembrada. En total veinte fueron convertidos por lo que nosotros pensábamos que era un error. Esta era la obra del Señor, para que la luz fuera dada a los que deseaban conocer la verdad’.NBEW 395.4

    “Mi esposo continuó: ‘Elena, estás en un terreno misionero. Has de sembrar con esperanza y fe, y no te verás chasqueada. Un alma vale más que todo lo que fue pagado por este terreno, y tú ya tienes algunas gavillas para traerle al Maestro. La obra comenzada en otros campos—en Rochester (Nueva York), Míchigan, Oakland, San Francisco, y en los campos europeos—era tan promisoria como la obra en este campo. Pero la obra que haces con fe y esperanza te proporcionará un compañerismo con Cristo y con sus fieles siervos. Esa obra debe realizarse con sencillez, con fe y esperanza, y se verán resultados eternos como recompensa de tus labores’”.NBEW 396.1

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