Difundiendo el mensaje adventista
Por entonces los adventistas celebraban reuniones en la sala Beethoven. Mi padre y su familia asistían a ellas con regularidad. Se creía que el segundo advenimiento iba a ocurrir en el año 1843. Parecía tan corto el tiempo en que se podían salvar las almas, que resolví hacer cuanto de mí dependiese para conducir a los pecadores a la luz de la verdad.NBEW 52.3
Tenía yo en casa dos hermanas: Sara, que me llevaba algunos años, y mi hermana gemela, Isabel. Hablamos las tres del asunto, y decidimos ganar cuanto dinero podíamos para invertirlo en la compra de libros y folletos que distribuiríamos gratuitamente. Esto era lo mejor que podíamos hacer, y aunque era poco, lo hacíamos alegremente.NBEW 52.4
Nuestro padre era sombrerero, y la tarea que me correspondía, por ser la más fácil, era elaborar las copas de los sombreros. También hacía calcetines a veinticinco centavos el par. Mi corazón estaba tan débil que me veía obligada a quedar sentada y apoyada en la cama para realizar mi labor. Pero día tras día estuve allí dichosa de que mis dedos temblorosos pudiesen contribuir en algo a la causa que tan tiernamente amaba. Veinticinco centavos diarios era cuanto podía ganar. ¡Cuán cuidadosamente guardaba las preciosas monedas de plata que recibía en pago de mi trabajo y que estaban destinadas a comprar publicaciones con que iluminar y despertar a los que se hallaban en tinieblas!NBEW 53.1
No sentía ninguna tentación de gastar mis ganancias en mi satisfacción personal. Mi vestido era sencillo, y nada invertía en adornos superfluos, porque la vana ostentación me parecía pecaminosa. Así lograba tener siempre en reserva una pequeña suma con que comprar libros adecuados, que entregaba a personas expertas para que los enviasen a diferentes regiones.NBEW 53.2
Cada hoja impresa tenía mucho valor a mis ojos; porque era para el mundo un mensaje de luz, que lo exhortaba a que se preparase para el gran acontecimiento cercano. La salvación de las almas era mi mayor preocupación, y mi corazón se dolía por quienes se lisonjeaban de vivir con seguridad mientras que se daba al mundo el mensaje de admonición.NBEW 53.3