Capítulo 34—Vivamos día a día
La verdad de Dios recibida en el corazón, puede haceros sabios para salvación. Al creerla y obedecerla, recibiréis gracia suficiente para los deberes y las pruebas de hoy. No necesitáis la gracia para mañana. Debéis comprender que habéis de tratar tan sólo con el día de hoy. Venced hoy; negaos a vosotros mismos hoy; velad y orad hoy. Obtened victorias en Dios hoy. Nuestras circunstancias y el ambiente que nos rodea, los cambios que se realizan diariamente alrededor nuestro y la Palabra escrita de Dios que discierne y prueba todas las cosas, éstas son cosas suficientes para enseñarnos nuestro deber, y precisamente lo que debemos hacer día por día. En vez de permitir que nuestra mente se espacie en pensamientos de los cuales no deriva beneficio alguno para nosotros, debemos escudriñar las Escrituras diariamente y cumplir en la vida diaria aquellos deberes que tal vez ahora nos sean penosos, pero que deben ser hechos por alguna persona.3TS 155.1
Las bellezas de la naturaleza tienen una lengua que habla incesantemente a nuestros sentidos. El corazón abierto puede ser impresionado por el amor y la gloria de Dios, según se notan en las obras de sus manos. El oído atento puede oír y comprender las comunicaciones de Dios mediante las obras de la naturaleza. Hay una lección en el rayo de sol, y en los diversos objetos de la naturaleza que Dios presenta a nuestra vista. Los campos verdes, los altos árboles, los pimpollos y las flores, la nube pasajera, la lluvia que cae, el arroyo que murmura, el sol, la luna y las estrellas del firmamento, todas estas cosas atraen nuestra atención y meditación y nos convidan a conocer al Dios que lo hizo todo. Las lecciones que pueden aprenderse de los diversos objetos del mundo natural son las siguientes: Ellos son obedientes a la voluntad de su Creador, nunca niegan a Dios, ni se rehusan a obedecer cualquier indicación de su voluntad. Los seres caídos son los únicos que se niegan a rendir plena obediencia a su Hacedor. Sus palabras están en discrepancia con Dios y se oponen a los principios de su gobierno. 3TS 155.2
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Vuestras palabras declararán, vuestros actos mostrarán, dónde está vuestro tesoro. Si está en este mundo, en la mísera ganancia de la tierra, vuestras ansiedades se manifestarán en esa dirección. Si estáis luchando por la herencia inmortal con fervor, energía y celo proporcionados a su valor, entonces seréis buenos candidatos a la vida eterna, herederos de gloria. Necesitáis una nueva conversión cada día. Morid cada día al yo, refrenad vuestra lengua como con rienda, dominad vuestras palabras, haced cesar vuestras murmuraciones y quejas, no dejéis escapar de vuestros labios una sola palabra de censura. Si esto requiere gran esfuerzo, hacedlo; seréis recompensados en ello si lo hacéis.—Testimonies for the Church 1:699.3TS 156.1