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Testimonios Selectos Tomo 3

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    Capítulo 40—La presunción

    Hay quienes tienen un espíritu temerario, que ellos llaman valor y bravura. Se colocan innecesariamente en escenas de peligro y riesgo, exponiéndose a ciertas tentaciones que requerirán, para salir de ellas sin perjuicio ni mancha, un milagro de Dios. La tentación que Satanás sugirió al Salvador del mundo para que se arrojase de las almenas del templo, fué resistida firmemente. Satanás citó una promesa de Dios como seguridad de que Cristo podía hacerlo sin peligro, basado en la promesa. Cristo arrostró esa tentación con el texto que dice: “Escrito está además: No tentarás al Señor tu Dios.” La única conducta segura para los cristianos, consiste en repeler al enemigo con la Palabra de Dios. Satanás insta a los hombres a colocarse en lugares adonde Dios no les requiere que vayan, y presenta pasajes de la Escritura para justificar sus sugestiones.3TS 205.1

    Las preciosas promesas de Dios no son dadas para fortalecer al hombre en una conducta presuntuosa, ni para que confíe en ellas cuando se precipita innecesariamente al peligro. El Señor nos pide que obremos dependiendo humildemente de su providencia. “Ni del hombre que camina es ordenar sus pasos.” Nuestra prosperidad y nuestra vida están en Dios. Nada podemos hacer prósperamente sin el permiso y la bendición de Dios. El puede poner su mano para prosperar y bendecir o puede volver su mano contra nosotros. “Encomienda a Jehová tu camino, y espera en él; y él hará.” Se nos pide, como hijos de Dios, que conservemos un carácter cristiano consecuente. Debemos ejercer prudencia, precaución y humildad, y andar con circunspección para con aquellos que nos rodean. Sin embargo, no hemos de renunciar en ningún caso a nuestros principios.3TS 205.2

    Nuestra única seguridad consiste en no dar cabida al diablo; porque sus sugestiones y propósitos consisten siempre en perjudicarnos e impedirnos que confiemos en Dios. El se transforma en ángel de pureza para poder, por sus especiosas tentaciones, introducir sus planes de manera que no discernamos sus astucias. Cuanto más cedamos, más poder ejercerán sus engaños sobre nosotros. No hay seguridad en entrar en controversia o parlamento con él. Por cada ventaja que concedamos al enemigo, pedirá más. Nuestra única seguridad consiste en rechazar firmemente el primer paso hacia la presunción. Dios nos ha dado, por los méritos de Cristo, suficiente gracia para resistir a Satanás y ser más que vencedores. La resistencia es éxito. “Resistid al diablo, y de vosotros huirá.” La resistencia debe ser firme y constante. Perderemos todo lo ganado, si resistimos hoy para ceder mañana.3TS 205.3

    El pecado de esta era consiste en despreciar los mandamientos expresos de Dios. El poder de la influencia en una mala dirección es muy grande. Eva tenía todo lo que necesitaba. No le faltaba nada para ser feliz; pero el apetito intemperante deseó el fruto del único árbol que Dios le había prohibido. Ella no necesitaba el fruto del árbol del conocimiento, pero permitió que su apetito y curiosidad dominasen su razón. Ella estaba perfectamente feliz en su hogar en el Edén, al lado de su esposo, mas, como las inquietas Evas modernas, se lisonjeó de que había una esfera superior a la que Dios le había asignado. Pero al intentar subir más alto que su posición original, cayó mucho más abajo. Este será, por cierto, el resultado que las Evas de la generación presente obtendrán si descuidan el atender alegremente a sus deberes diarios de acuerdo con el plan de Dios.3TS 206.1

    Hay para las mujeres un trabajo que es aún más importante y elevador que los deberes del rey en su trono. Ellas pueden amoldar la mente de sus hijos y formar su carácter, de manera que sean útiles en este mundo y puedan llegar a ser hijos e hijas de Dios. Su tiempo debe ser considerado demasiado valioso para pasarlo en la sala de bailes o en trabajos inútiles. Hay bastante trabajo necesario e importante en este mundo de necesidad y sufrimiento, sin malgastar momentos preciosos para los adornos o la ostentación. Las hijas del Rey celestial, miembros de la familia real, sentirán una carga de responsabilidad para alcanzar una vida superior, para llegar a estar en íntima comunión con el cielo y trabajar al unísono con el Redentor del mundo. Las que se dedican a este trabajo no estarán satisfechas con las modas e insensateces que absorben la mente y los afectos de las mujeres en estos postreros días. Si son a la verdad hijas de Dios, serán participantes de la naturaleza divina. Estarán conmovidas por la más profunda piedad, como lo fué su Redentor divino, al ver las influencias corruptoras de la sociedad. Estarán en simpatía con Cristo, y en su esfera, según su capacidad y oportunidad, trabajarán para salvar a las almas que perecen, como Cristo trabajó en su exaltada esfera en beneficio del hombre.3TS 206.2

    Si la mujer descuida el seguir el plan que Dios tenía al crearla, y se esfuerza por alcanzar puestos importantes para los cuales él no la calificó, dejará vacante la posición que ella podría ocupar aceptablemente. Al salir de su esfera, ella pierde la verdadera dignidad y nobleza femeninas. Cuando Dios creó a Eva, quiso que no fuese ni inferior ni superior al hombre, sino que en todo fuese su igual. La santa pareja no debía tener intereses independientes; sin embargo, cada uno poseía individualidad en su pensar y obrar. Pero después del pecado de Eva, como ella fué la primera en la transgresión, el Señor le dijo que Adán dominaría sobre ella. Había de estar en sujeción a su esposo, y esto era parte de la maldición. En muchos casos, la maldición ha hecho muy penosa la suerte de la mujer y su vida una carga. Ejerciendo un poder arbitrario, el hombre ha abusado en muchos respectos de la superioridad que Dios le dió. La sabiduría infinita ideó el plan de redención que sometió a la especie humana a una segunda prueba, dándole una nueva oportunidad.3TS 207.1

    Satanás emplea a los hombres como agentes suyos para inducir a la presunción a los que aman a Dios. Ello es especialmente cierto en el caso de los que son seducidos por el espiritismo. Los espiritistas en general no aceptan a Cristo como Hijo de Dios, y por su incredulidad conducen a muchas almas a pecados de presunción. Hasta aseveran ser superiores a Cristo, como lo hizo Satanás al contender con el Príncipe de la vida. Hay espiritistas cuyas almas están contaminadas por pecados de un carácter repugnante, y cuya conciencia está cauterizada, que se atreven a tomar el nombre del inmaculado Hijo de Dios en sus labios contaminados, y con blasfemia unen su nombre exaltadísimo con la vileza que señala su propia naturaleza mancillada.3TS 207.2

    Los hombres que presentan estas condenables herejías desafían a los que enseñan la Palabra de Dios a que entren en controversia con ellos, y algunos de los que enseñan la verdad no han tenido el valor de rechazar un desafío de esta clase de personas cuyo carácter está señalado en la Palabra de Dios. Algunos de nuestros ministros no han tenido el valor moral de decir a estos hombres: Dios nos ha amonestado en su Palabra respecto de vosotros. Nos ha dado una fiel descripción de vuestro carácter y de las herejías que sostenéis. Algunos de nuestros ministros, antes que dar a esta clase de hombres ocasión de triunfar o antes de acusarlos de cobardía, les han hecho frente en discusión abierta. Pero al discutir con los espiritistas, no hacen frente al hombre solamente, sino a Satanás y sus ángeles. Se ponen en comunicación con las potestades de las tinieblas, y estimulan a los malos ángeles que están en su derredor.3TS 208.1

    Los espiritistas desean dar publicidad a sus herejías, y los ministros que defienden la verdad bíblica les ayudan en ello cuando consienten en entrar en discusión con ellos. Aprovechan sus oportunidades para presentar sus herejías al pueblo, y en toda discusión que se sostenga con ellos algunos serán engañados. La mejor conducta que podamos seguir consiste en evitarlos.3TS 208.2

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