Una elevada norma
De nuevo se me ha recordado la instrucción impartida hace algunos años, respecto a la gran cantidad de hojarasca que se ha llevado a nuestras escuelas: cosas que en realidad han incapacitado a muchos de nuestros jóvenes para servir como maestros y obreros cristianos. Todas nuestras instituciones educativas tiene que ser escuelas cristianas, y la educación impartida debe estar basada en la Palabra de Dios. Tanto los maestros como los alumnos deben considerar a diario todo lo que Cristo sacrificó con el fin de salvarlos. Además deben recordar las instrucciones que él dio a sus discípulos precisamente antes de dejarlos: «Toda potestad me es dada en el cielo y en la tierra. Por tanto, id y haced discípulos a todas las naciones, bautizándolos en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo, y enseñándoles que guarden todas las cosas que os he mandado”. Esto es lo que nos dice su Palabra.SE2 313.1
No debemos empeñamos en andar a la búsqueda de novedades o de cuestiones que no han sido reveladas. Algunos me han preguntado respecto a temas que pertenecen al ámbito de lo celestial. Siempre los he dirigido a la Biblia para que investiguen lo que Dios les ha pedido que observen. Pablo recibió una revelación tras otra, pero en ningún momento satisfizo la curiosidad humana al relatar lo que vio en los lugares celestiales. Él menciona «que fue arrebatado al paraíso, donde oyó palabras inefables que no le es dado al hombre expresar». Muchas cosas no pueden ser descritas para que logren hacer una correcta impresión en las mentes nubladas por el pecado. Podría hacerse un uso equivocado de un conocimiento de ese tipo. Las cosas que Dios nos ha ordenado que estudiemos son las que tenemos que enseñar y vivir. Cristo promete a quienes ajustan su conducta en conformidad con dichas enseñanzas: «Yo estoy con vosotros todos los días, hasta el fin del mundo”.SE2 313.2
Queridos alumnos, no se satisfagan jamás con una norma poco elevada. Aquí en el coelgio asegurénse de mantener la vista puesta en un objetivo noble y santo. Matricúlense si desean capacitarse para servir en alguna parte de la viña del Señor. Pongan el máximo empeño en lograr ese objetivo. Ustedes pueden hacer más por ustedes mismos que lo que podría hacer ninguna otra persona. Si hacen todo lo posi-ble por ustedes mismos, ¡qué pesada carga le quitarán al director y a los maestros!SE2 313.3
A todos los alumnos les quiero decir: «No olviden que deben sujetarse a las normas divinas. El Señor les ha concedido la oportunidad de capacitarse con el fin de ser útiles en su causa. Dios les ha proporcionado buenos maestros y un director en quien ustedes confían. Procuren no sobrecargar a esos fieles obreros con asuntos sin importancia, que ustedes mismos podrían resolver. Presten especial atención a los detalles presentes en la vida escolar cotidiana. Todo ello tiene que ver con la formación del carácter. Ustedes podrán forjar un carácter que los hará útiles en este mundo, o formar uno que los convertirá en personas poco útiles para sus prójimos”.SE2 314.1
Ojalá que cada alumno obtenga una rica experiencia al esconder en Dios su vida con Cristo y que cada uno perfeccione un carácter cristiano. Siempre recuerden que los santos ángeles cuidan de ustedes y que cuando concluye un día ustedes habrán vivido para la gloria de Dios, o habrán estado por el contrario despreciándola. Cuando sean tentados, resistan al enemigo. Reconozcan en forma constante que todo lo que reciben deben compartirlo y que ustedes deben aprovechar el día de hoy para un día llegar a ser productivos.SE2 314.2
Tengo gran interés por todas y cada una de las instituciones educativas de nuestro país y deseo en gran manera que la obra que debe ser realizada por ellas no se concentre en un lugar que ya está congestionado. Cada escuela debe contar con los mejores maestros que puedan contratarse, de modo que su obra alcance la excelencia. Tanto los maestros como los alumnos deben superarse al máximo, por Cristo y mediante él. La religión de Jesucristo constituye el fundamento de toda verdadera educación.SE2 314.3
Mientras recibimos para luego impartir, debemos convertimos en colaboradores de Dios; luego él obrará en y a través de nosotros, de acuerdo con su buena voluntad. Cuando ustedes, queridos alumnos, reconozcan que deben ser colaboradores de Cristo, no se entregarán a frivolidades; todas las tareas las realizarán ustedes concienzuda y voluntariamente. Ustedes se encuentran en un elevado pedestal; son los mayordomos de Dios; ustedes son edificación de Dios. Por tanto no deben integrar maderas podridas u otro material defectuoso a la edificación de su carácter. Dios, con quien tenemos que relacionamos, lo ve todo. Comportémonos para que al fin se pueda decir de nosotros: «Vosotros estáis completos en él”.SE2 314.4