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Sermones Escogidos Tomo 2

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    7—Cómo llegar a ser fieles servidores de Cristo

    «MIRAD CUÁL AMOR nos ha dado el Padre, para que seamos llamados hijos de Dios; por esto el mundo no nos conoce, porque no lo conoció a él. Amados, ahora somos hijos de Dios y aún no se ha manifestado lo que hemos de ser; pero sabemos que cuando él se manifieste, seremos semejantes a él, porque lo veremos tal como él es. Y todo aquel que tiene esta es-peranza en él, se purifica a sí mismo, así como él es puro» (1 Juan 3: 1-3).SE2 69.1

    Bien, si yo ahora no dijera nada más, este ya habría sido un sermón completo. Es algo que podemos analizar, orar al respecto, llevar a nuestros hogares, y practicarlo en la vida diaria. Sirve para limpiamos de toda contaminación carnal y espiritual, perfeccionando la santidad ante la vista de Dios.SE2 69.2

    _______________

    Charla presentada en Kansas City, Misuri, el 8 de octubre de 1888. Manuscrito 4, 1888.

    Esta mañana me siento agradecida al contemplar a tantos de nuestros hermanos y hermanas que no esperábamos ver al llegar aquí tan lentamente a través de las praderas; fue la demora de los carros lo que nos juntó con ustedes. Los saludo cordialmente esta mañana, y es mi ferviente deseo que sus almas sean prosperadas. Lo que tenemos que preguntamos es: «¿En que situación se encuentra mi alma?». Al ver que todos tienen una vida ocupada, nos damos cuenta de que todo el mundo tiene ya sus propias metas.SE2 70.1

    Algunos apartan su vista de la ley de Dios para fijarla en cosas de poca importancia; sin embargo, Dios nos presenta el amor de su Hijo eterno, y así nos hace ver lo que ha entregado por la salvación del mundo caído, diciéndonos que el mundo no lo conoció. ¿Por qué? Porque los afanes de este mundo ocupan ocupan la atención de nuestra mente. Los intereses se dirigen adonde están los pensamientos. A pesar de que Dios manifestó su amor por nosotros; a pesar de que él entregó a su único Hijo para que nuestros intereses se centren en las cosas de lo alto; a pesar del sacrificio realizado por la raza caída; a pesar de que él ha colocado ante cada uno de nosotros una inmarcesible corona de inmortalidad; a pesar de que él nos ha prometido un lugar donde Cristo y los ángeles han de encontrarse con nosotros; a pesar de que hay un eterno premio de gloria que espera a los fieles; a pesar de todo ello, el mundo desecha todas estas cosas de valor eterno y prefiere los efímeros placeres terrenales.SE2 70.2

    Hermanos y hermanas, mi convicción de que las cosas del mundo han de desaparecer pronto, es más firme que nunca. Es más firme que cuando nos vimos por última vez. Podemos ver las señales que están en el camino. Al viajar por una ruta y ver las señales, si las sabemos leer nos daremos cuenta de que estamos en determinado lugar. De modo que si nuestras mentes están alerta y consagradas a Dios, nos daremos cuenta de cómo Dios actúa y nos percataremos del momento de la historia del mundo en que nos encontramos. Lo que dijimos hace veinticinco años se está cumpliendo hoy. Los poderes de las tinieblas están obrando esforzadamente desde dentro, pero Dios ha estado actuando a favor nuestro y él obrará por nosotros para que Cristo no haya muerto en vano; para que tengamos la vida que corre paralela con la vida de Jehová. Es este pequeño y minúsculo átomo de mundo el que absorbe toda nuestra fuerza.SE2 70.3

    ¿Acaso no habrá algo que tenga un poder vivificante en nuestras vidas? ¿No deberíamos escudriñar la Palabra de Dios cuando se hace necesario enfrentar todas las objeciones con un «así ha dicho el Señor”? ¿No deberíamos buscar las enseñanzas que están aglutinadas alrededor de las verdades de Dios? Hermanos, no tenemos tiempo para cruzarnos de brazos; el Señor viene pronto y hemos escuchado el toque de alarma tantas veces que nos hemos tranquilizado, y el sueño nos ha embargado embotando nuestras vidas y caracteres. No hay nada en nosotros que muestre al mundo que tenemos la verdad más sublime que jamás se haya confiado a los seres humanos.SE2 70.4

    Tenemos que ser conscientes del momento de la historia en que nos encontramos. Hemos de ser hombres y mujeres receptivos que están esperando a su Señor, y que cuando él regrese los lleve a su lado. Cada uno de nosotros puede hacer algo. Muchos creen que toda la responsabilidad descansa sobre el ministro, pero hay verdades eternas que deben llenar nuestras almas y que deben ser practicadas por cada uno de nosotros. Así el mundo podrá ver que su pueblo sabe y cree que el Señor viene, que aquello que predicamos no es algo ilusorio y que la luz de la Santa Biblia brilla en toda la senda de su pueblo.SE2 71.1

    Hace un tiempo hubo un derrumbe que provocó la caída de un hombre en un pozo. De algún modo, sin embargo, el hombre logró aferrarse de la plataforma, y allí estaba colgando mientras trataban de rescatarlo. Acudieron hombres de diferentes lugares intentando socorrerlo. Bien, él fue rescatado y cuando llegó a la superficie ¡cuántos gritos de gozo se escucharon! ¡Qué regocijo! La noticia de que una vida había sido salvada se proclamó por todo lugar. Sin embargo, hay almas que están en peligro de perder una vida que se compara a la de Dios. ¿Y nosotros no tenemos nada que hacer entonces? ¿No deberíamos echar nuestras vidas a los pies de Jesús y mostrarle al mundo que hemos sido llevados a esa conexión vital con Dios y con Jesucristo; que actuamos como seres que sabemos que Cristo murió por nosotros y que al final echaremos nuestras coronas a los pies de nuestro Redentor?SE2 71.2

    Hermanos y hermanas, ¿no mostraremos siquiera la mitad del agra-decimiento que le debemos a Dios? No deberían nuestras almas estar en condición de que cada cuerda del arpa de nuestro ser vibre con alabanzas a Dios, ¡al ser tocadas por el dedo de su amor! ¿No deberíamos estar tan cerca de Dios, para que nuestras almas sean elevadas y nuestra atención dirigida a la gracia de Dios teniendo la plenitud de Jesús; para que seamos estimulados a meditar en el cielo y en las cosas de lo alto?SE2 71.3

    Tan pronto como tengamos el poder salvador de la gracia de Dios y el amor de Cristo, ardiendo en el altar de nuestros corazones; tan pronto como contemplemos el amor de la verdad; entonces, permítanme decir que habrá tanto interés por la salvación de las almas que nos rodean que haremos cualquier sacrificio con el fin de salvar un alma de la muerte y cubrir multitud de pecados.SE2 71.4

    Ustedes pronto irán a sus casas. ¿En qué sentido los habrá beneficiado esta reunión? ¿Acaso los habrá llevado al punto en que pueden ver el peligro en que están sus sus propias almas y las de los demás? ¿No creen que deberían llegar a sus casas y dedicarse a esta tarea como nunca antes? ¿Creen que deben enseñar y corregir a sus hijos? ¿No les parece que que deberían llevar la Biblia a sus hogares y hacer sencillas sus verdades de forma que sus hijos puedan ver la grandeza y la bondad de la verdad y del amor de Dios? Cuando reconozcan la importancia de esto en sus hogares, han de incorporarlos al servicio de Dios porque todos pueden ser misioneros, en el hogar y en el vecindario. Podemos tener toda la verdad y creer cada punto de la misma, pero no queremos mantenerla en el atrio; deseamos que llegue al santuario del alma para que colme nuestras vidas y para que tengamos el amor de Cristo en nuestros corazones.SE2 72.1

    Cuando él se encuentre allí, hablaremos de él. Hablaremos de aquello que más valoramos; de lo que ocupa el primer lugar en nuestros pensamientos y mente. Seremos conocidos por nuestras palabras y acciones. Si hablamos de la gloria de Dios, la gente sabrá que la esperanza de gloria está ante nuestra vista. Si hablamos del amor de Cristo, los hombres y mujeres verán que el amor de Cristo produce un impacto en nosotros.SE2 72.2

    Ahora, ¿no será mejor creer en Cristo? Ustedes dicen que es así, pero todos podremos ver si es verdad o no. Si es así, Cristo la esperanza de gloria, se manifestará en ustedes. Si tienen el amor de Dios en sus corazones, serán llevados a sacrificarse por aquellos que los rodean. Él dice: «Amaos unos a otros como yo os he amado”. «Mirad cuál amor nos ha dado el Padre, para que seamos llamados hijos de Dios». Luego afirma: «El mundo no nos conoce, porque no lo conoció a él”. Mientras estemos en el mundo se espera que seamos la luz del mundo. Debemos encender nuestra lámpara en el altar divino; es decir, ofrecer nuestras almas ante él mediante una entrega completa, como lo hizo Jacob. Que se imponga su voluntad y entonces ustedes tendrán en sus corazones una conexión viva con Dios y podrán hablar de Cristo a todos los que los rodean. Lo harán, porque de otra forma no tendrán descanso. Hay muchos que crearán conflictos alrededor de ustedes. ¿Soy acaso guarda de mi hermano? La verdad divina, si es presentada en la forma correcta, podrá salvar a muchos. Llévensela a ellos.SE2 72.3

    Hermanos y hermanas, necesitamos un Salvador viviente, uno que se haga presente en nuestras vidas diarias. Jesús dijo que a menos que ustedes coman mi carne y mi sangre, no tendrán parte conmigo. Si no lo hacemos no tendremos parte con él en la vida eterna. ¿Quiénes están llevando a Cristo a su vida práctica? Porque él dice que la palabra predicada no vale de nada, para nada cuenta, a menos que vaya acompañada de la fe [Hebreos 4: 2].SE2 73.1

    Es la palabra que le imparto [falta algo en la transcripción]... y con esto es vida.SE2 73.2

    Bien, ¿Qué haremos entonces? ¿Escudriñaremos a fondo la Biblia para conocerla? ¿O acaso ocuparemos nuestras mentes con cosas de menor importancia, y con las cosas de este mundo? ¿No estudiaremos para conocer lo que hemos creído? Se aproxima el tiempo cuando ustedes tendrán que comparecer delante de reyes, para ser examinados por eruditos, y para que den razón de la esperanza que abrigan. Cuando se les pregunte el motivo de su esperanza, no dirán como algunos: «Guardamos el sábado porque nuestros padres así lo hacían”. ¿Por qué guardan el sábado del Señor su Dios? Si lo guardan, ¿pueden ustedes explicar por qué? De ser así, ustedes podrán colocar sus pies en en el propio fundamento, y serán capaces de entender todos los principios de su fe como para dar una respuesta inteligente, con humildad y reverencia, respecto a la esperanza que ustedes tienen.SE2 73.3

    Hemos de estar firmemente unidos a Jesucristo al punto de que nuestra fe y confianza resulte evidente para todo el mundo. Ciertamente, ustedes harán lo mismo que Jesús. Tendrán esa humildad, esa empatia, esa sencillez de espíritu que son muestras de que el Espíritu de Jesús está obrando en los corazones de ustedes. De esa forma tendrán la verdad que está en Cristo Jesús, y nuestra obra será arropada e iluminada con el amor de Dios. Deberíamos permitir que el amor de Cristo nos constriña a la acción. A menudo, nuestros obreros trabajan a favor de las almas como si estuvieran haciendo un gran sacrificio por aquellos en cuyo favor están realizando la obra misionera; no actúan como si lo estuvieran haciendo por Jesús. Cuando un alma se convierte no nos regocijamos lo suficiente. ¿Cuánta gratitud elevan ustedes al cielo por la conversión de un alma; cuando la misma es guiada a una conexión viva con el cielo? Les ruego hoy, hermanos y hermanas que no se duerman en sus puestos de labor. Recuerden: ustedes son siervos idóneos de Cristo. No deben estar llenos de celos, conjeturas maliciosas, envidia, ni nada semejante; sino que deben actuar como corresponde a lo que están haciendo la obra de Cristo.SE2 73.4

    Muchos parecen pensar que si son tratados como merecen, les corresponde decir: «Bien, no voy a trabajar más, voy a dejar de lado mis responsabilidades por un tiempo». ¿Acaso no es Dios nuestro Padre? ¿No es a él a quien todos nosotros servimos? ¿No hemos de servirlo en nuestros fracasos, así como en la prosperidad? Si mantenemos nuestra mirada fija en la gloria de Dios, no seremos perturbados por esos días de oscuridad y tristeza. Debemos tener nuestros ojos fijos en el sacrificio que Cristo ha hecho por nosotros, en los rayos de luz de su justicia que nos cubren cuando confiamos en su sacrificio; entonces la mano de él apartará la nube que se interpone entre él y nosotros. No deberíamos tropezar con esas pequeñas pruebas, ni contarlas a los demás. ¡Eleven su la vista a lo alto! ¡Levanten la vista a lo alto! No recibimos ningún aliento ni fuerzas, al mirar hacia abajo.SE2 74.1

    Recuerden, hoy es el tiempo de trabajar para Dios. Enoc fue trasladado porque caminó con Dios. Al acercarnos al tiempo del fin, debemos caminar con Dios como lo hizo Enoc. Debemos sentir que él está a nuestra derecha, que él conoce las intenciones de mi corazón, que conoce si soy fiel y sincero en esta empresa. Él conoce nuestra conducta. Debemos reconocer que tenemos un testigo, un observador que es apreciado; alguien que conoce nuestra motivación, que sabe si nuestra vida es santa, si estamos sin mancha y preparados para el manto blanco que es la justicia de Cristo. Él sabe si se me ha imputado la misma; sabe si estoy preparado para unirme a la hueste de santos ángeles en el reino de gloria.SE2 74.2

    «Y todo aquel que tiene esta esperanza en él, se purifica a sí mismo, así como él es puro”. Bien, todos pueden tener esa esperanza. Nosotros la tenemos, entonces, ¿qué deberíamos hacer? ¿Todo aquel que hace profesión de su fe, deberá tener esa esperanza? No, hay quienes hablan de ella, pero no tienen el amor de Jesús y están en una condición peor que los incrédulos. Lo han entendido, pero no se comportan como la luz del mundo. ¿En qué consiste ser una luz para el mundo? Significa reconocer a Cristo como nuestro ejemplo. Es mostrar cortesía cristiana, no murmurar jamás ni andar quejándose; sino mostrar una actitud que nos permita dirigir en todo momento los pensamientos de la gente hacia lo alto. Ese es el deber de todo aquel que profesa el nombre de Cristo. Implica apartarse de las obras de iniquidad; lavar nuestras vestiduras en la sangre del Cordero. Estamos en el tiempo de lavar y planchar. Ahora bien, necesitamos que se nos despoje de todo pecado e iniquidad, y que se nos coloque el lino blanco, el vestido de bodas.SE2 74.3

    Ojalá que cada uno de nosotros se humille ante Dios, para que recibamos el poder vivo de su gracia. Mi corazón suspira por él; lo deseo en mi hogar; deseo hablarles a mis vecinos de él; deseo exaltarlo ante mis vecinos como el Varón del Calvario, como el Varón de dolores experimentado en quebrantos.SE2 75.1

    Ninguno de nosotros debe desanimarse. Ustedes deberían tener el anhelo de conocer a Jesús. Él espera a la puerta de los corazones de ustedes. «Yo estoy a la puerta y llamo; si alguno oye mi voz y abre la puerta, entraré a él y cenaré con él y él conmigo». Bien, ¿cuál es el problema? Hay algo que ustedes deben hacer. Ustedes deben limpiar el camino y abrir las puertas de sus corazones. Quizá ustedes tienen que eliminar algún pecado de indulgencia propia; quizá algún miembro de sus cuerpos debería ser cortado, ya que es mejor entrar a la vida lisiado que perecer contando con todos sus miembros. El gran juicio se está celebrando desde hace ya algún tiempo. Ahora el Señor dice: «Midan el templo y los adoradores que están allí». Recuerden, cuando estén transitando por las calles haciendo sus diligencias, Dios los está midiendo; cuando estén realizando sus tareas hogareñas, cuando estén enfrascados en una conversación, Dios los estará midiendo. Recuerden que sus palabras y acciones están siendo grabadas en los libros del cielo, así como el rostro de una persona es reproducido por el artista en una placa bruñida.SE2 75.2

    ¿Por qué no desechamos esos hábitos? Jesucristo nos ayudará. Él no se encuentra en la tumba de José. Él es un Salvador vivo, y podemos ahora en 1888, reclamar su sangre. El mismo Salvador es quien dijo: «Yo les daré todo lo que pidan en mi nombre”. Reclamo hoy sus promesas, y creo que las cumplirá porque dijo que lo haría, y presento su nombre al Padre, diciendo: «Padre, creo en el que has enviado, su justicia me ha sido prometida».SE2 75.3

    Su justicia y su pureza de carácter son mías para aceptarlas; asimismo acepto su amor, su bondad y su clemencia. Si oramos reclamando sus promesas, y oramos al Padre en el nombre de Jesús para que santifique nuestra alma, cuerpo y espíritu, podremos reclamar como nuestras las promesas. Él es mi Salvador, y él será tu Salvador. ¿Por qué no lo aceptamos? Nuestro Salvador está activo respecto a los demás mundos que Dios ha creado.SE2 75.4

    Aquí la obra continúa, midiendo el templo y sus adoradores para determinar quién quedará en el día final. Los que permanezcan firmes tendrán amplia entrada al reino de nuestro Señor y Salvador Jesucristo. Cuando estemos realizando nuestro trabajo, recordemos que hay alguien que está observando para ver con qué espíritu lo realizamos. ¿Acaso no integraremos al Salvador a nuestras vidas diarias, a nuestro trabajo secular y a nuestros deberes cotidianos? En el nombre de Dios deseamos dejar atrás todo lo que no sea necesario, toda habladuría o visitas inútiles, y presentamos como siervos del Dios vivo.SE2 76.1

    Hemos de tratar, al entrar a los hogares, de acercamos a los que allí residen con un espíritu que les indique que no les haremos mal. Este es el ejemplo que Cristo nos dio, y debemos hacer lo mismo que él hizo. «Somos colaboradores con Cristo». Mi corazón late aceleradamente por ustedes hoy, y sé que hay una obra que ustedes deben realizar. Sé que hay personas aquí que no están convertidas, y que cuando lo estén, brillará una luz en sus rostros que ahora no vemos. Ustedes deben evitar las conversaciones vulgares y vanas, Aférrense a Jesucristo; escudriñen las Escrituras hasta que las mismas se graben en sus memorias y hasta que sus conversaciones se aparten del chisme vulgar, de la maledicencia y de hablar en contra de aquellos que espe-ran encontrarse con el Señor dentro de poco.SE2 76.2

    Estaremos aquí solo un poquito más. Nuestra ciudadanía es de lo alto. Tener un poco más del cielo no nos hará menos aptos para la tierra. Permitirá que disfrutemos de mayor gozo aquí, si nos acercamos más a Dios, abriendo de par en par las puertas de nuestros corazones permitiendo que entre en ellos la luz del cielo. Cuán necesario es que pongamos la iniquidad a un lado. Si en algún momento permitimos que la iniquidad more en nuestros corazones, Dios nos abandonará. Deseamos odiar el pecado como el asunto odioso que es. Deseamos ese cambio de corazón, esa pureza de vida, para que cuando el mundo nos vea sepa que no somos parte de él. La gente se dará cuenta de que no somos como el mundo. Nuestras transacciones comerciales y toda nuestra conducta será un ejemplo ennoblecedor. Hermanos y herma-nas, necesitamos que el poder transformador de Dios y de su verdad iluminen nuestros corazones, para que llevemos a la luz a quienes nos rodean.SE2 76.3

    ¿Acaso no hemos estado buscando nuestras propias sendas? ¿Acaso no hemos estado durmiendo respecto a las cosas del cielo? ¿No despertaremos ahora? ¿No obtendremos una conexión viva con el Dios del cielo? ¿No pondremos nuestros pies en la senda del deber? Prácticamente estamos en casa. Estamos cansados, y muchos gimen bajo la carga mientras ven los conflictos que aún están por delante; pero, hermanos levanten la vista mientras peregrinamos, porque un poquito más y seremos como él, porque lo veremos como él es.SE2 76.4

    Oh, ¡lo veremos en su inigualable gloria! ¿Por qué entonces no vivir en una atmósfera celestial en nuestros propios hogares? Nos hemos de alistar para ese cielo puro y santo. Que no se halle engaño en nuestras bocas. Esos son los que están ante el trono de Dios. Todas esas conversaciones y acciones vulgares y bajas deben ser desechadas.SE2 77.1

    ¿No nos uniremos en un esfuerzo conjunto para rechazar la marea del mal que está convirtiendo al mundo en otra Sodoma? ¿No desecharemos toda la inmundicia de la carne, perfeccionando la santidad a la vista de Dios? Eso es lo que deseamos hacer. Hablamos mucho de santidad y de santificación; pero es una santidad contaminada, que menosprecia la ley de Dios, que no muestra obediencia a la santa ley de Dios. Pero los que guardan la ley son los que necesitan perfeccionar la santidad ante la vista de Dios, con el fin de revelarla al mundo. La forma de revelar a Dios al mundo es regocijándonos, y alabándolo por lo que él ha hecho por ustedes.SE2 77.2

    «El que no se avergüenza de mí en esta malvada y adúltera generación, yo no me avergonzaré de él ante mi Padre y los santos ángeles”. Esto significa que ustedes se comportan como cristianos en su conducta, en sus pensamientos, facultades, carácter, y en todo. Ustedes han vuelto a cruficicar al Señor con su conducta desleal. Es hora de que nos purifiquemos como él es puro. Nuestra naturaleza humana debe ser tan pura allá donde nos encontremos, como lo es Dios en su ámbito divino; tiene que ser inmaculada. Dios envió a su Hijo para santificamos y conducimos a él, y en ese don él envió a todo el cielo para coronarnos con la vida eterna. ¡Qué gran don el suyo! ¡Que Dios nos ayude a alcanzar ese elevado llamamiento en Cristo Jesús!SE2 77.3

    Hermanas, aplíquense a trabajar en favor de sus hijos. ¿Mostrarán ustedes que tienen una familia bien establecida? Entonces, ¿cuándo irán ustedes a trabajar por sus vecinos? ¿Serán ustedes una luz y un poder en la iglesia, debido a que tienen la luz del poder de Dios? ¡Oh, no reconoceremos lo que el cielo nos reclama! Dios permitió que Cristo muriera por causa de nosotros.SE2 77.4

    Ustedes han estado hablando mucho de sus ganancias, pero no han estado hablando de Dios y de su amor; su poder y su influencia no están en nuestros corazones. Al orar pidiéndole una fe viva, nos pareceremos más a él. Toda arruga debe ser borrada de nuestras frentes y nuestros ojos ya no deben verse nublados; el amor de Dios se verá en nuestras expresiones contando desde ahora, dentro de poco estaremos con los ángeles de Dios. Exaltemos pues la vida, el carácter, el amor de Jesús, y hablemos del cielo y de la misericordia de Dios.SE2 77.5

    Vamos a estudiar más nuestras Biblias; no seremos gente que tan solo tiene Biblias, sino que seremos los ministros de Jesucristo. Podemos ayudar a sostener las manos de los desanimados, a hablar y orar, a elevar a aquellos por quienes Cristo murió; entonces seremos los verdaderos siervos de Cristo.SE2 78.1

    Que Dios nos ayude; porque serán los que entren por las puertas de la ciudad, los que escuchen la bendición: «Bien, buen siervo y fiel; sobre poco has sido fiel, sobre mucho te pondré. Entra en el gozo de tu señor”. ¿En qué consiste ese gozo? Será ver en el reino de Dios almas que han sido salvadas. Él ve la labor de tu alma y se siente satisfecho. ¿Cómo ha sido tu vida? ¿Eres el representante de Cristo? ¿Qué estás haciendo? ¿Qué estás edificando? ¿Acaso es paja, madera, virutas? ¿O qué es? ¿O es oro, plata y piedras preciosas, algo que las llamas de los últimos días no consumirán? Les pregunto de nuevo: ¿Cuál es la obra de sus vidas? Que Dios nos ayude a traer el oro, la plata y las piedras preciosas para que todos lleguemos a ver en el reino de Dios almas salvadas mediante nuestros esfuerzos, para que entremos en el gozo de nuestro Señor.SE2 78.2

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