Loading...
Larger font
Smaller font
Copy
Print
Contents

Sermones Escogidos Tomo 2

 - Contents
  • Results
  • Related
  • Featured
No results found for: "".
  • Weighted Relevancy
  • Content Sequence
  • Relevancy
  • Earliest First
  • Latest First
    Larger font
    Smaller font
    Copy
    Print
    Contents

    44—Un llamamiento a trabajar en las ciudades

    [Durante el periodo de la devoción matinal Elena G. de White leyó una misiva dirigida al presidente de la Unión y luego hizo los comentarios.]SE2 407.1

    DESEO DECIR unas pocas palabras a los obreros reunidos en esta asamblea. He estado atravesando por una delicada situación. Desde que les hablé el día de la apertura de la asamblea he estado poniendo por escrito algunas ideas que me parecen sumamente importantes, ya que el objetivo deseado no se alcanzará, a menos que algunos asuntos se les presenten a ustedes en forma diáfana y directa, de modo que puedan entender claramente que en algunos ha habido una actitud de oposición a la luz que Dios nos ha dado. Esto me ha llevado a angustiarme y me he sentido muy perpleja. Tengo que enfrentar todo esto en elSE2 407.2

    _______________

    Apelación presentada a los obreros durante el Congreso de la Unión del Pacífico celebrada en Mountain View, California, el 28 de enero de 1910. Manuscrito 25, 1910. temor de Dios. Cuando me llegan mensajes para el pueblo de Dios, no debo ocultarlos, sino que debo consignarlos por escrito y hablar de ellos.

    Hace algunos días, entrada la noche, el hermano [I. H.] Evans vino a verme. Solamente intercambiamos unas pocas palabras ya que vinieron a buscarlo. Le presenté la gran necesidad de que nuestro pueblo preste una cuidadosa atención a la obra que debe ser realizada en las grandes ciudades. Aunque a nuestro pueblo se le ha presentado una y otra vez las carencias de las ciudades, todavía son pocos los dispuestos a ponerse en marcha de acuerdo con las indicaciones de nuestro Guía celestial. Cualquier obstáculo que impida el progreso debe ser eliminado y como colaboradores de Dios es imprescindible que actuemos en armonía. A menos que tengamos unidad y armonía habrá un continuo retraso en la obra.SE2 408.1

    Durante nuestra conversación, el pastor Evans me recordó que se están dedicando considerables recursos para llevar el mensaje de la verdad presente a los moradores de las ciudades. Algo ha sido hecho, es cierto; pero Dios requiere de su pueblo un mayor esfuerzo que el realizado en los pasados años.SE2 408.2

    He estado en muchas de esas ciudades. He observado que Nueva York y otras ciudades del Este deben ser trabajadas. Lo que he visto en algunos de esos lugares no penetrados me causa dolor y me quita el sueño. A menudo he permanecido en mi lecho en medio de un gran dolor y desconsuelo por dicha situación, y luego he intentado escribir lo que me ha sido mostrado con claridad, que en el Este no se ha observado la reforma que debería estar produciéndose en nuestras iglesias. A nuestros hermanos no les preocupa lo suficiente la obra en las ciudades no trabajadas. No han estado tomando decisiones concretas para enviar hombres a esos lugares.SE2 408.3

    Algunos han vacilado debido a que temen que la obra señalada requiera más recursos de los que ellos disponen. Les he exhortado, no obstante, a que continúen adelante por fe, bajo la dirección de la divina Providencia. Cristo les ha ordenado a sus siervos que vayan a todas partes y los ángeles prepararán el camino de ellos mientras que avanzan por fe. Los mensajeros de Dios necesitan despertar de su letargo y dejar a un lado todo aquello que impida al Espíritu Santo dirigirlos en su trabajo.SE2 408.4

    Se debe ejercer una vigilancia constante con el fin de que todo movimiento sea realizado de acuerdo con la voluntad de Dios, especialmente en aquellos lugares donde nuestro pueblo se ha aglomerado en torno a alguna gran institución, como aquí en Mountain View. Una plena consagración debería distinguir a los que son llamados a trabajar en nuestras instituciones, y se deben dar los pasos necesarios para que todos puedan hacer lo que esté a su alcance con el fin de salvar almas.SE2 408.5

    Desde que llegué a esta reunión estoy con una sensación extraña. Un día, después de comparecer ante la asamblea para leerles algo, la preocupación que me agobiaba siguió presionándome, aún después de haber regresado a mi habitación. Me sentía confundida. No podía conciliar el sueño. Me parecía que ángeles malos estaban allí en la habitación donde yo me encontraba. Mientras sufría emocionalmente, tenía también un gran dolor corporal. El brazo derecho que durante años me ha sido preservado de toda dolencia y sufrimiento, parecía no tener fuerzas. No podía levantarlo. Luego sentí un inmenso y fuerte dolor de oído, y después un gran malestar en la mandíbula. Quería gritar, pero me mantuve diciendo: «Señor, tú lo conoces todo».SE2 409.1

    Estaba en gran agonía. Parecía que mi cabeza y el resto del cuerpo sufrían a causa de un gran dolor. Por momentos me incorporaba diciendo: «No aguanto seguir así ni un minuto más». Pero luego recapacitaba pensando: «Lo único que harás es despertar a todos los que viven en esta casa y ellos no podrán hacer nada por ti». Así que continúe clamando a Dios: «Señor, tu estás al tanto de este dolor». El sufrimiento continuó, a veces afectando el maxilar, otras la cabeza, y en ocasiones los demás miembros del cuerpo, hasta que amaneció. Precisamente antes del alba me quedé dormida algo así como una hora.SE2 409.2

    Esta mañana tengo el brazo bien. Legiones de ángeles malos estaban en aquella habitación, y si no me hubiera aferrado por fe al Señor no sé qué habría sido de mí. No podía llamar a nadie. Me dije: «Esto debe ser algo entre estos espíritus malignos y yo”. Por momentos me incorporaba en la cama, clamando al Señor para que me concediera alivio. Pero no recibí ningún tipo de bálsamo. Sentí algo de alivio respecto a la presencia de aquellos ángeles malos, pero no me disminuía ni el dolor ni el sufrimiento, hasta que llegué a esta plataforma portando un manuscrito en la mano, y comencé a decirles lo que acabo de leer. En el momento en que me puse en pie aquí con el manuscrito en la mano, todo el dolor desapareció. El lado derecho de mi cuerpo está tan fuerte como antes.SE2 409.3

    Jamás podré describir plenamente las fuerzas satánicas que estaban obrando en aquella habitación. Nunca podré hacerlo en una forma que les permita a ustedes comprenderlo. Me preguntaba el significado de todo ello, ya que no podía entenderlo; pero desde que me puse en pie ante ustedes el sufrimiento me ha abandonado.SE2 410.1

    Se me ha revelado que a menos que tengamos más evidencias de la obra del Espíritu de Dios, y que haya más manifestaciones del poder divino entre nosotros, muchos miembros del pueblo de Dios serán vencidos. Los agentes satánicos harán su aparición como lo hicieron en mi caso. Con todo, no podemos ceder ante el poder del enemigo.SE2 410.2

    Hermanos, ciertamente Dios está con nosotros. Él no desea que el hermano [H. W.] Cottrell asuma un cargo que lo lleve a él y muchos otros a tomar decisiones erradas. Algunos creen que es una crueldad decir las cosas con claridad, pero sería más cruel permitir que nuestro hermano acaricie su tendencia natural a pensar que cuando él asume un cargo tiene que aferrarse al mismo sin cambiar sus actitudes.SE2 410.3

    Una y otra vez, durante horas de la noche, alguien con sus brazos extendidos me ha comunicado: «Dile a mi pueblo que se comporte. Dile a mi pueblo que se una con Jesucristo para hacer una obra que aún no ha sido realizada».SE2 410.4

    Dios desea que su pueblo dé pasos hacia el frente y hacia arriba, siempre avanzando. Ni la mitad de nosotros están despiertos. Parece que no se dan cuenta de que la senda que está ante ellos será bloqueada por el enemigo cada vez más y más, y que ahora es el momento en que se debe entrar a las ciudades. Dios desea que su pueblo haga lo que esté a su alcance para llevar el mensaje de advertencia a las ciudades.SE2 410.5

    Mientras viajaba por el Este durante el verano pasado, estuve en Filadelfia, Nueva York, Boston, Portland, Búfalo y otras grandes ciudades. Prácticamente todas ellas no han sido trabajadas, y pensé: ¿cómo puede Dios excusar a su pueblo ese gran descuido? Debemos levantarnos y reconocer nuestra actual obligación.SE2 410.6

    Algunos en Mountain View podrían decir: «La Pacific Press tiene una gran deuda». Bien hermanos, yo también tengo grandes deudas, quizá mayores que las de muchos; pero aún así continúo trabajando y cuando se presenta la necesidad de ayudar trato de hacerlo dedicando los recursos necesarios. No siempre me detengo a pensar si puedo hacerlo o no.SE2 410.7

    Hace poco, mientras estaba en Mountain View, presenté ante los hermanos las necesidades de la obra en Portland, Maine. Los creyentes de esa hermosa ciudad están tratando de edificar un templo allí. Cuando el verano pasado asistí al congreso campestre organizado por ellos, los animé a que siguieran adelante en su empeño, y les prometí apelar a nuestras iglesias en diferentes lugares para que ayudaran a los que llevan el peso de la obra en Portland. Creí que la iglesia de Mountain View iba a responder con liberalidad a la invitación para contribuir con aquel proyecto, pero fui defraudada.SE2 410.8

    Durante los primeros años del movimiento adventista los mensajes del primer y del segundo ángel fueron proclamados con gran poder en Portland, Maine. Después del chasco, cuando recibimos luz respecto al tema del santuario y al mensaje de los tres ángeles de Apocalipsis 14, el mensaje del tercer ángel fue predicado fielmente en aquel lugar y por todo el Este. En el pasado hemos asistido a congresos campestres en aquella ciudad que han contado con una buena asistencia. El poder de Dios se ha manifestado. Personas que han estado relacionadas con los tribunales y otras que ocupan importantes cargos han acudido para escuchar.SE2 411.1

    Antes del chasco de 1844, aquella ciudad fue profundamente conmovida. De un extremo de la ciudad al otro se celebraban numerosas convocatorias y los lugares de reunión rebosaban de gente. En cierta ocasión que no había espacio ni para estar de pie en los pasillos, la gente llegó a temer que los cimientos del edificio cedieran; pero los constructores que estaban presentes le aseguraron a la congregación que no había nada que temer, y que el edificio era lo suficiente fuerte y seguro. El mensaje se extendió por muchas millas a la redonda, y muchos acudieron para escucharlo. Las puertas de muchas iglesias fueron abiertas a todos los que deseaban hablar.SE2 411.2

    En la actualidad, muy poco se está haciendo en Portland. Hay tres pastores de avanzada edad que viven allí porque el clima es favorable para su salud, pero no están en condición de realizar una obra con suficiente espíritu combativo. En el congreso campestre celebrado allí el verano pasado hubo una buena asistencia de no creyentes. Nuestros hermanos tuvieron que conseguir sillas adicionales para acomodarlos. El poder de Dios descendió sobre los oradores. Yo sé que descendió sobre mí al presentar al pueblo un mensaje de misericordia. No comparecí ante ellos porque me hubiera sentido capacitada; sino que lo hice pensando en la oportunidad de que escucharan el mensaje de gracia que está siendo presentado al mundo. El poder de Dios descansó sobre mí y prediqué como lo había ya hecho recientemente en el Congreso de la Asociación General celebrado en Washington, D. C. Al concluir mi prédica les pedí que se pusieran en pie todos aquellos que se comprometían a realizar un estudio personal de las Escrituras, para determinar si las verdades que les habían sido presentadas estaban de acuerdo con la Palabra.SE2 411.3

    Ustedes podrán imaginarse cómo me sentí al ver que prácticamente todos en aquella gran congregación se pusieron en pie, comprometiéndose ante Dios a escudriñar las Escrituras para determinar si todo aquello era cierto. El Espíritu de Dios estuvo presente en aquella reunión y disfrutamos de una reunión maravillosa.SE2 412.1

    Cuando pienso en la oportunidad que tenemos ahora de trabajar en Portland, Maine, y en muchas otras ciudades del Este no puedo quedar tranquila. Por eso he apelado a la iglesia de Mountain View y a las iglesias de varios otros lugares, para que ayuden a nuestros hermanos en Portland a edificar un templo. Debido a su pobreza no pueden ir tan rápido como sería de desear, y a menos que alguien les eche una mano, la obra corre el riesgo de ser atrasarse mucho. Creemos que muchos responderán a esta apelación.SE2 412.2

    En Nueva York y en muchas otras ciudades hay multitudes que no han sido advertidas Existe un gran interés, aunque no diría yo que sea excesivo, por la obra en el extranjero. Sin embargo, seríamos más coherentes si observáramos un interés proporcional por la obra en ciudades cercanas. Necesitamos actuar de manera inteligente. Debemos hacer planes para advertir a las ciudades de Estados Unidos. Debemos empeñarnos en esta tarea, y llevarla a cabo. Dejando a un lado nuestras diferencias e ideas personales, tenemos que predicar la verdad de la Biblia. Hombres consagrados y de talento deben ser enviados a dichas ciudades con el fin de trabajar. ¿Por qué habrá tantos que aparentan indiferencia y egoísmo? ¿Por qué habrá tantos que se interesan mayormente en el lugar donde están trabajando, olvidando que hay todo un mundo que debe ser advertido y que esas ciudades deben es-cuchar el mensaje?SE2 412.3

    He estado intentando despertar a nuestro pueblo. He animado al Dr. Kress y al pastor y a la señora G. B. Starr para que trabajen con dedicación en las ciudades, y entiendo que se encuentran ahora en Boston. Durante el despertar de 1844 el mensaje pasó por Boston como una antorcha que ardía. Yo tomé parte en ello. Muchos me buscaban para que fuera a hablar a la gente en grandes salones. Había un notable interés.SE2 412.4

    Cuando un genuino espíritu misionero se apodere de los corazones de los creyentes, la Biblia será estudiada con mayor diligencia que ahora, y muchos entenderán que las ciudades no están siendo trabajadas como es debido. Muchos aceptarán esta verdad.SE2 413.1

    Durante el Congreso de la Asociación General celebrado en Washington en 1909, el Señor me alivió de mis dolencias y se me permitió hablar a grandes congregaciones, haciendo que mis palabras se escucharan. De Washington pasé a visitar varias ciudades donde vi inmensas multitudes que jamás han escuchado el mensaje de advertencia. Al ver toda aquella gente me comprometí ante Dios a no permanecer más en silencio.SE2 413.2

    Aquí en Mountain View tenemos ventajas, grandes ventajas, y los creyentes deberían aprovecharlas. No se debe permitir que nada en la vida se convierta en un impedimento. Nadie debe manifestar una inclinación a que su prójimo se amolde a sus ideas personales, haciendo esto o aquello. Que nadie diga que no puede hacer algo, cuando la providencia de Dios indica que debe realizarse. Todos debemos intentar que nuestras vidas armonicen.SE2 413.3

    La salvación de Dios debe ser dada a conocer en las grandes ciudades del país. Los pastores a menudo visitan congregaciones en diferentes Asociaciones y esa es una obra que tiene su lugar; pero ellos tienen asimismo una solemne tarea que llevar a cabo en las grandes ciudades. Cuando el pueblo de Dios asuma esta responsabilidad y la cumpla con temor, quienes sean iluminados como consecuencia de esa fiel labor darán de sus recursos en forma abundante para apoyar la obra en sus ciudades, así como en otros lugares. Según los obreros acudan a los nuevos conversos y les pidan su ayuda en el espíritu y el poder de Dios, el Espíritu del Señor impresionará sus corazones.SE2 413.4

    Se ha dicho: «Nos gustaría enviar una buena suma de dinero a China». ¿Son las almas en China más preciosas que las almas que están a la sombra de nuestras moradas? Debemos realizar nuestra tarea al advertir a China, pero también debemos cumplir con nuestra obligación al advertir a las ciudades cercanas al lugar donde vivimos. Hay extranjeros de varias nacionalidades en nuestras ciudades y ellos deben ser alcanzados con el mensaje de la verdad presente. Cuando acepten el mensaje comenzarán a trabajar de una vez y muchos regresarán a sus lugares de origen para ganar a otras personas a la verdad. Debemos buscar a esas personas y enseñarles el camino de vida. Al pensar todo esto no puedo permanecer tranquila.SE2 413.5

    He intentado despertarlos a ustedes para que entiendan lo que significa ser misioneros. Muchos de nuestro pueblo han perdido la noción de lo que significa llevar la verdad a lugares donde no ha sido proclamada. He visto una ciudad tras otra, cuyos habitantes no conocen qué es lo que creemos.SE2 413.6

    Deben enviarse recursos a China, eso es justo y conveniente; pero, ¿por qué no advertir asimismo a los diferentes grupos étnicos que residen en ciudades cercanas? ¿Por qué no hacer planes apropiados para alcanzar a los cientos de miles de extranjeros que viven en las ciudades de Estados Unidos? Dios desea que despertemos de nuestra somnolencia. Desea que cumplamos con nuestro deber. Él desea dotarnos de su Espíritu y elevarnos a una tribuna más elevada. Todo aquel que esté dispuesto a consagrarse conocerá cuál es la voluntad de Dios. Entonces nadie fijará sus expectativas de acuerdo con un determinado curso que hayan escogido, sin tomar en cuenta los consejos de sus hermanos; sino que todos poseerán la fe que actúa motivada por el amor y que purifica el alma. Cuando el pueblo de Dios entienda en qué consiste la religión de la Biblia, muchos nuevos conversos, más de los que se ven hoy, entrarán a las filas de los creyentes. Debemos despertar y cumplir nuestra obligación respecto a los desprevenidos habitantes de las ciudades y de muchos lugares apartados, y entonces veremos la salvación de Dios.SE2 414.1

    Larger font
    Smaller font
    Copy
    Print
    Contents