45—La higuera estéril
LA NACIÓN JUDÍA que había sido tan orgullosa y expresado tantas exageradas pretensiones, estaba representada por la presumida higuera. Aquella nación había afirmado orgullosamente que poseía la bondad y la virtud que pudo tener, pero que no tenía derecho alguno a reclamar debido a que había perdido las promesas de Dios. Dichas promesas Dios las ha vinculado direc-tamente con una plena obediencia, y puede cumplirlas únicamente cuando su pueblo obedece sus mandamientos y camina por la senda que él ha trazado.SE2 415.1
Esta enseñanza es para toda época, para toda nación, tribu, lengua y pueblo. Todos los que guardan los mandamientos íntegramente y en verdad revelan al mundo que acatan la soberanía de Dios y que dependen de él para sus victorias temporales y espirituales. Con el favor y la presenciaSE2 415.2
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Manuscrito 65, 1912. de Dios, su pueblo estará seguro, aunque quizá sufra persecución por causa de la verdad. La bondad divina y la riqueza de su gracia representan para ellos protección y salvación.
Utilizando una higuera estéril, Cristo presentó una parábola que todos deberían tomar en cuenta. Aquellos que caminan en la senda de los mandamientos de Dios serán como una higuera que florece, llena de frutos. Aquel árbol fue maldecido porque solamente tenía hojas vistosas y ningún fruto.SE2 416.1
Los judíos eran un pueblo orgulloso que se ufanaba de su piedad, de su conocimiento, de su bondad, pero que no mostraban frutos. Si hubieran presentado ante el mundo un ejemplo de frutos en obras de sacrificio, de bondad, de misericordia y compasión; si hubieran mostrado amor por Dios e integridad en su servicio al obedecer sus mandamientos, el mundo habría visto brillar su luz en buenas obras, y muchas almas se habrían convertido. Muchos habrían glorificado a Dios por su gran amor y sus ricas bendiciones, derramadas sobre ellos a través del conocimiento del único Dios y de su fe en Jesucristo. Las tinieblas del mundo gentil eran atribuidas al descuido de la nación judía, según se menciona en el capítulo 9 de Zacarías. «Volveos a la fortaleza, prisioneros de la esperanza; hoy también os anuncio que os dará doble recompensa. Porque he tensado para mí a Judá como un arco, e hice a Efraín su flecha. Lanzaré a tus hijos, Sion, contra tus hijos, Grecia, y te haré como espada de valiente. Jehová será visto sobre ellos, y su dardo saldrá como relámpago; Jehová, el Señor, tocará la trompeta y avanzará entre los torbellinos del sur. Jehová de los ejércitos los amparará; ellos devorarán y pisotearán las piedras de la honda. Beberán y harán ruido como si estuvieran bajo los efectos del vino; se llenarán como tazón, como los cuernos del altar. Jehová, su Dios, los salvará en aquel día como rebaño de su pueblo, y como piedras de diadema serán enaltecidos en su tierra. Porque ¡cuánta es su bondad y cuánta su hermosura! El trigo alegrará a los jóvenes y el vino a las doncellas” [Zac. 9: 12-17]. El mundo entero está incluido en el pacto vinculado al gran plan de redención.SE2 416.2
«Por amor de Sion no callaré y por amor de Jerusalén no descansaré, hasta que salga como un resplandor su justicia y su salvación se encienda como una antorcha. Entonces verán las naciones tu justicia y todos los reyes tu gloria; y te será puesto un nombre nuevo, que la boca de Jehová te pondrá. Y serás corona de gloria en la mano de Jehová y diadema de realeza en la mano del Dios tuyo» (Isa. 62: 1-3).SE2 416.3
«Acontecerá en aquel tiempo que la raíz de Isaí, la cual estará puesta por pendón a los pueblos, será buscada por las gentes; y su habitación será gloriosa. Asimismo, acontecerá en aquel tiempo que Jehová alzará otra vez su mano para recobrar el resto de su pueblo que aún quede en Asiria, Egipto, Patros, Etiopía, Elam, Sinar y Hamat, y en las costas del mar. Levantará pendón a las naciones, juntará los desterrados de Israel y desde los cuatro confines de la tierra reunirá a los esparcidos de Judá» (Isa. 11: 10-12).SE2 417.1
«¡Pasad, pasad por las puertas; barred el camino al pueblo; allanad, allanad la calzada, quitad las piedras, alzad pendón ante los pueblos! He aquí, Jehová lo hizo oír hasta lo último de la tierra: “Decid a la hija de Sion que ya viene su Salvador; he aquí su recompensa con él y delante de él su obra”. Y los llamarán Pueblo Santo, Redimidos de Jehová. Y a ti te llamarán Ciudad Deseada, no desamparada” (Isa. 62: 10-12).SE2 417.2
«Oíd palabra de Jehová, naciones, y hacedlo saber en las costas que están lejos! Decid: “El que dispersó a Israel, lo reunirá y guardará, como el pastor a su rebaño”, porque Jehová redimió a Jacob, lo redimió de mano del más fuerte que él. Vendrán con gritos de gozo a lo alto de Sion y correrán a los bienes de Jehová: al pan, al vino, al aceite y al ganado de ovejas y de vacas. Su vida será como un huerto de riego y nunca más tendrán dolor alguno» (Jeremías 31: 10-12). El trigo y el vino son sím-bolos de gracia y de abundancia.SE2 417.3
Todos los que reciban los mensajes que el Señor envía para purificarlos y limpiarlos de sus hábitos de desobediencia a sus mandamientos y de conformidad con el mundo; y que se arrepienten de sus pecados y se convierten, dirigiendo sus miradas a Dios en busca de ayuda, y caminando en la senda de obediencia a sus mandamientos, recibirán la ayuda divina para corregir sus malos caminos. Pero aquellos que aparentan arrepentirse y buscar al Señor, sin hacer un esfuerzo por desechar sus malas acciones, no solamente se defraudarán a sí mismos, sino que cuando sus acciones sean presentadas ante ellos en símbolos o en parábolas, se sentirán avergonzados y tristes porque han defraudado al Señor. Han puesto su esperanza y su confianza en sus propias actitudes. Como pueblo han sido reprobados, no obstante no han desechado sus malas obras que son motivo de rechazo.SE2 417.4
Dios es siempre una fuente inagotable de sabiduría y fortaleza. A través de las edades, en su providencia él designa colaboradores humanos y recursos para ser utilizados por su pueblo. Esos agentes designados por Dios no serán considerados fraudulentos, si ellos mismos no defraudan al Señor como han hecho muchos que están representados por la higuera estéril.SE2 417.5
El Señor tenía hambre. Él representa a todo un pueblo que tiene hambre de frutos que debía haber recibido, pero que no los recibió de parte de una productiva higuera. Las necesidades espirituales no fueron suministradas para satisfacer a la gente por la que Cristo había ofrecido su vida para salvarla mediante su gracia y justicia.SE2 418.1
Si el Señor está con el pueblo que tiene el conocimiento y posee las ventajas de la luz espiritual, y si ellos imparten lo que han recibido de Dios, siendo a su vez ramas que llevarán fruto, y recibirán la rica bendición de Dios y serán productores de frutos. Ciertamente, en la mano de Dios y bajo la influencia del Espíritu Santo serán hombres poderosos. De manera constante representan ante el mundo la gran bondad de Dios, no tan solo en el sentido espiritual, sino también en aspectos temporales. Vencerán, porque ciertamente Dios está con ellos.SE2 418.2
Cada milagro, cada bendición que en el pasado Dios ha concedido a su pueblo, deberían ser mantenidos frescos en el archivo de la memoria, como una segura promesa de más ricas y abundantes bendiciones futuras que él concederá. Las bendiciones de Dios se adaptan a las necesidades de su pueblo.SE2 418.3
Dios ha dado a su Hijo como sacrificio, mediante la obediencia a todos sus mandamientos, para rescatar a todos los que han de ser salvos conforme a sus designios. Después de haber comenzado la obra de salvar a los seres humanos, y de haber mostrado su propósito al liberar a su pueblo mediante su mano poderosa, y de haber invitado a todos a que se aferren de su extendido brazo; él utilizará todos los recursos del cielo para completar nuestra salvación. Su pueblo magnificará su nom-bre al ejercer una fe implícita y colocar en él su total dependencia. Él cumplirá toda promesa. «Yo los fortaleceré en Jehová, y caminarán en mi nombre, dice Jehová» [Zac. 10: 12].SE2 418.4
La oración de Jeremías, registrada en el capítulo 32 de su profecía, debería ser cuidadosamente estudiada. «Después que di la escritura de venta a Baruc hijo de Nerías, oré a Jehová, diciendo: “¡Ah, Señor Jehová!, tú hiciste el cielo y la tierra con tu gran poder y con tu brazo extendido. Nada hay que sea difícil para ti. Tú haces misericordia a millares, y castigas la maldad de los padres en sus hijos después de ellos. ¡Dios grande, poderoso, Jehová de los ejércitos es su nombre! Grande eres en consejo y magnífico en hechos; tus ojos están abiertos sobre todos los caminos de los hijos de los hombres, para dar a cada uno según sus caminos y según el fruto de sus obras. Tú hiciste señales y portentos en la tierra de Egipto hasta este día, en Israel y entre los seres humanos; así te has hecho renombre, como se ve en este día. Sacaste a tu pueblo Israel de la tierra de Egipto con señales y portentos, con mano fuerte y brazo extendido, y con gran terror. Les diste esta tierra, la cual juraste a sus padres que les darías, la tierra que fluye leche y miel. Ellos entraron y la disfrutaron, pero no escucharon tu voz ni anduvieron en tu Ley. Nada hicieron de lo que les mandaste hacer, y por eso has hecho venir sobre ellos todo este mal”» [Jer. 32: 16-23].SE2 418.5
Para el antiguo Israel, la promesa de un Salvador fue el compromiso más trascendental que Dios podía realizar, con el fin de que las puertas del infierno no prevalecieran contra su pueblo que guarda los mandamientos. La iglesia no podía perecer, porque de ella habría de venir el Príncipe de la vida, aquel a través de cuyo poder serían salvos todos los que lo recibieran. Si hubieran permanecido fieles y leales a las palabras que Cristo les dirigió desde la columna de nube, él habría permitido que ellos triunfaran sobre sus enemigos.SE2 419.1
«Aconteció en el cuarto año de Joacim hijo de Josías, rey de Judá, que vino esta palabra de Jehová a Jeremías, diciendo: “Toma un rollo en blanco y escribe en él todas las palabras que te he hablado contra Israel, contra Judá y contra todas las naciones, desde el día en que comencé a hablarte, desde los días de Josías hasta hoy. Quizá oiga la casa de Judá todo el mal que yo pienso hacerles para que se arrepienta cada uno de su mal camino. Entonces yo perdonaré su maldad y su pecado”.SE2 419.2
»Llamó Jeremías a Baruc hijo de Nerías, y escribió Baruc en un rollo en blanco, dictadas por Jeremías, todas las palabras que Jehová le había hablado. Después mandó Jeremías a Baruc, diciendo: “A mí se me ha prohibido entrar en la casa de Jehová. Entra tú, pues, y de este rollo que escribiste dictado por mí, lee las palabras de Jehová a los oídos del pueblo en la casa de Jehová, el día del ayuno. Y las leerás también a oídos de todos los de Judá que vienen de sus ciudades. Quizá llegue la oración de ellos a la presencia de Jehová, y se vuelva cada uno de su mal camino; porque grande es el furor y la ira que ha expresado Jehová contra este pueblo”» [Jer. 36: 1-7].SE2 419.3
Este capítulo es un registro de acontecimientos históricos que serán repetidos. Ojalá que todos aquellos que desean ser advertidos, lo lean cuidadosamente.SE2 419.4
«Estaba entonces el rey en la casa de invierno, en el mes noveno, y había un brasero encendido delante de él. Y cuando Jehudí había leído tres o cuatro planas, el rey las rasgaba con un cortaplumas de escriba y las arrojaba al fuego que había en el brasero. Así hasta que todo el rollo se consumió en el fuego del brasero». «Después que el rey quemó el rollo que contenía las palabras escritas por Baruc al dictado de Jeremías, vino palabra de Jehová a Jeremías, diciendo: “Vuelve a tomar otro rollo y escribe en él todas las palabras primeras que estaban en el primer rollo que quemó Joacim, rey de Judá”». «Tomó, pues, Jeremías otro rollo y lo dio a Baruc hijo de Nerías, escriba; y escribió en él, dictadas por Jeremías, todas las palabras del libro que quemó en el fuego Joacim, rey de Judá. Y aun fueron añadidas sobre ellas muchas otras palabras semejantes» [Jer. 36: 22, 23, 27, 28, 32].SE2 419.5
En los incidentes relacionados a las escenas finales del ministerio del Señor se encuentran temas que muchos, que afirman ser cristianos bíblicos, no estudian. Ellos no ven que en sus vidas están atravesando por el mismo terreno. No parecen preocuparse por aprender de la historia del antiguo Israel las lecciones que han sido escritas para su provecho.SE2 420.1
«No quiero, hermanos, que ignoréis que nuestros padres estuvieron todos bajo la nube, y todos pasaron el mar; que todos, en unión con Moisés, fueron bautizados en la nube y en el mar, todos comieron el mismo alimento espiritual y todos bebieron la misma bebida espiritual, porque bebían de la roca espiritual que los seguía. Esa roca era Cristo. Pero de la mayoría de ellos no se agradó Dios, por lo cual quedaron tendidos en el desierto. Estas cosas sucedieron como ejemplos para nosotros, para que no codiciemos cosas malas, como ellos codiciaron. Ni seáis idólatras, como algunos de ellos, según está escrito: “Se sentó el pueblo a comer y a beber, y se levantó a jugar”. Ni forniquemos, como algunos de ellos fornicaron, y cayeron en un día veintitrés mil. Ni tentemos al Señor, como también algunos de ellos lo tentaron, y perecieron por las serpientes. Ni murmuréis, como algunos de ellos murmuraron, y perecieron por mano del destructor. Todas estas cosas les acontecieron como ejemplo, y están escritas para amonestarnos a nosotros, que vivimos en estos tiempos finales. Así que el que piensa estar firme, mire que no caiga” [1 Cor. 10: 1-12].SE2 420.2
Como iglesia de Dios, y al igual que el antiguo Israel no podemos transitar por la misma senda de incredulidad, rehusando ser aconsejados y descartando los mensajes que Dios ha dado; creyendo que podremos escapar del seguro resultado de nuestra actitud.SE2 420.3
La gran preocupación y dolor de Jesús era que veía, con un ojo omnisciente, la destrucción de Jerusalén. No lloró por él. Él no lloró por la traición sufrida, por el juicio a que fue sometido, por su rechazo, por haber sido entregado en manos de sus enemigos. La peor muerte de todas fue decretada para un hombre que no podía ser condenado, un hombre de quien Pilatos declaró: «Yo no hallo en él ningún delito” [Juan 18: 38]. Sus lágrimas se derramaron por aquellos que se estaban situando más allá del alcance de un Dios paciente, misericordioso y enemigo del pecado.SE2 420.4
La crucifixión de Cristo fue el acto final que causó la ruina de la nación. «Finalmente les envió su hijo, diciendo: “Tendrán respeto a mi hijo”. Pero los labradores, cuando vieron al hijo, dijeron entre sí: “Este es el heredero; venid, matémoslo y apoderémonos de su heredad”. Y tomándolo, lo echaron fuera de la viña y lo mataron” [Mat. 21: 37-39].SE2 421.1
La higuera representaba el reino de Israel. El pueblo judío, en una actitud de orgullo y de superioridad como nación religiosa, era como la higuera que mostraba ostentosas hojas. Ellos contaban con sus ceremonias religiosas, con sus tradiciones, con su hermoso templo, con sus sacerdotes tocados de mitras que oficiaban en los sacrificios matutinos y vespertinos. Eran abundantes las evidencias externas de una vida religiosa. El árbol estaba cubierto de hojas. Eran consumidores, pero no productores. No llevaban fruto con el fin de compensar al Señor por todo el amor, la protección y la misericordia que él había derramado sobre ellos.SE2 421.2
Había suficientes hojas; pero, ¿que ocultaban aquellas pretenciosas hojas? Orgullo, vanagloria, egoísmo. Aunque había una abundancia de ceremonias y de música instrumental; el pueblo hacía gala de su verde follaje ante el rostro de un Dios ofendido porque no llevaban fruto para su gloria.SE2 421.3
En el Monte de los Olivos Cristo dijo: «Si también tú conocieras, a lo menos en este tu día, lo que es para tu paz! Pero ahora está encubierto a tus ojos”. ¿En qué condición se encuentran las iglesias cristianas en la actualidad? Tienen el privilegio de recibir todo tipo de ventajas espirituales de acuerdo con las promesas divinas.SE2 421.4
«Ahora, pues, Israel, ¿qué pide de ti Jehová, tu Dios, sino que temas a Jehová, tu Dios, que andes en todos sus caminos, que ames y sirvas a Jehová, tu Dios, con todo tu corazón y con toda tu alma, que guardes los mandamientos de Jehová y sus estatutos, que yo te prescribo hoy, para que tengas prosperidad? De Jehová, tu Dios, son los cielos y los cielos de los cielos, la tierra y todas las cosas que hay en ella. Sin embargo, solamente de tus padres se agradó Jehová y los amó; y después de ellos escogió su descendencia, a vosotros, de entre todos los pueblos, como sucede hoy. Circuncidad, pues, el prepucio de vuestro corazón, y no endurezcáis más vuestra cerviz. Porque Jehová, vuestro Dios, es Dios de dioses y Señor de señores, Dios grande, poderoso y temible, que no hace acepción de personas, ni recibe sobornos, que hace justicia al huérfano y a la viuda, que ama también al extranjero y le da pan y vestido” (Deut. 10: 12-18).SE2 421.5
«Si obedecéis cuidadosamente a los mandamientos que yo os prescribo hoy, amando a Jehová, vuestro Dios, y sirviéndolo con todo vuestro corazón y con toda vuestra alma, yo daré la lluvia a vuestra tierra a su tiempo, la temprana y la tardía, y tú recogerás tu grano, tu vino y tu aceite. Daré también hierba en tu campo para tus ganados, y comerás hasta saciarte» (Deut 11: 13-15).SE2 422.1
«Mirad, yo os he enseñado estatutos y decretos, como Jehová, mi Dios, me mandó, para que hagáis así en medio de la tierra en la que vais a entrar para tomar posesión de ella. Guardadlos, pues, y ponedlos por obra, porque ellos son vuestra sabiduría y vuestra inteligencia ante los ojos de los pueblos, los cuales oirán todos estos estatutos, y dirán: “Ciertamente pueblo sabio y entendido, nación grande es esta”. Porque ¿qué nación grande hay que tenga dioses tan cercanos a ellos como lo está Jehová, nuestro Dios, en todo cuanto le pedimos? Y ¿qué nación grande hay que tenga estatutos y juicios justos como es toda esta Ley que yo pongo hoy delante de vosotros? Por tanto, guárdate y guarda tu alma con diligencia, para que no te olvides de las cosas que tus ojos han visto ni se aparten de tu corazón todos los días de tu vida; antes bien, las enseñarás a tus hijos y a los hijos de tus hijos” [Deut. 4: 5-9].SE2 422.2
Todas las iglesias de nuestro país necesitan recordar los tratos realizados por Dios con su pueblo en el pasado. La adoración ceremonial no es de ningún valor para ellas. La verdad ha sido ocultada durante demasiado tiempo por la tradición y las falsedades. Cuando el Señor les envíe sus siervos con un mensaje de advertencia ojalá examinen dicho mensaje, estudiando sus Biblias.SE2 422.3
Pero los pastores del rebaño, en lugar de aceptar el mensaje, comienzan a buscar afanosamente en las Escrituras con el propósito de encontrar algo para condenar las graves y trascendentales advertencias de la Palabra de Dios. Se niegan a prestar atención al último mensaje de advertencia que será dado al mundo, intentando más bien resistir todo lo que no concuerda con sus iglesias en la manera que esperan. Utilizan todos los poderes y argumentos de la mente y del razona-miento con la manera y fuerza más positiva de sus propias conclusiones. Rechazan escuchar o escudriñar las Escrituras por sí mismos, con el fin de ver si hay alguna luz o evidencias en la Palabra de Dios que los lleven a realizar cambios en sus interpretaciones doctrinales, para así estar en armonía con la verdad de Dios. «Escudriñad las Escrituras, porque a vosotros os parece que en ellas tenéis la vida eterna, y ellas son las que dan testimonio de mí» [Juan 5: 39].SE2 422.4
Las iglesias de la actualidad se han amoldado a las costumbres y prácticas del mundo. Han dejado de ser el pueblo santo y peculiar que es un representante de Jesucristo. El apóstol dijo: «Sométase toda persona a las autoridades superiores, porque no hay autoridad que no provenga de Dios, y las que hay, por Dios han sido establecidas. De modo que quien se opone a la autoridad, a lo establecido por Dios resiste; y los que resisten, acarrean condenación para sí mismos» [Rom. 13: 1, 2].SE2 423.1
Los pastores y todos aquellos que están relacionados con la iglesia de Dios deberían obedecer ese mandato; porque si no obedecen la Palabra de Dios, si no presentan sus cuerpos «en sacrificio vivo, santo, agradable á Dios, que es vuestro racional culto” [Rom. 12: 1, RVA]; aunque sus nombres estén registrados en los libros de la iglesia, no estarán escritos en el libro de la vida del Cordero.SE2 423.2
Al contemplar los miembros de la iglesia que utilizan tabaco, Dios les dice: «¡Purificaos los que lleváis los utensilios de Jehová!” [Isa. 52: 11].SE2 423.3