No hable de divisiones
No es la obra de Dios, sino del enemigo, el hablar de divisiones porque todos no tienen las mismas ideas tales como se presentan a la mente de Ud. Exponga las verdades sencillas en las que Ud. puede concordar. Hable de unidad. No se vuelva estrecho y vanidoso; permita que se amplíe su mente.1MS 213.1
Cristo no pesa el carácter en las balanzas del juicio humano. Dice: “Yo, si fuere levantado de la tierra, a todos atraeré a mí mismo”. Juan 12:32. Se apartará de iniquidad toda alma que responde a esta invitación. Cristo puede salvar hasta lo último a todos los que vienen a él. El que viene a Jesús, coloca los pies en una escalera que va de la tierra al cielo. Enseñe con la pluma y la voz que Dios está encima de la escalera. Los brillantes rayos de su gloria brillan en cada peldaño. Está mirando con bondad a todos los que ascienden penosamente, dispuesto a enviarles ayuda, ayuda divina, cuando la mano parece aflojar y tiemblan los pies. Sí, diga esto, dígalo con palabras que ablanden el corazón, que nadie que persevere subiendo por la escalera fracasará en su entrada en el reino eterno de nuestro Señor y Salvador Jesucristo. Los que creen en Cristo, nunca perecerán, ni nadie los arrebatará de su mano.1MS 213.2
Con lenguaje claro y lleno de esperanza, diga a la gente cómo puede escapar de la herencia de oprobio que merecemos. Pero, por amor a Cristo, no les presente ideas que desanimen, que hagan que parezca muy difícil el camino del cielo. Guarde para Ud. esas ideas extremistas.1MS 213.3
Si bien es cierto que a menudo debemos impresionar la mente con el hecho de que la vida cristiana es una vida de lucha, que debemos velar, orar y esforzarnos, que es peligroso que el alma descuide por un momento la vigilancia espiritual, el tema ha de ser la plenitud de la salvación que se nos ofrece en Jesús, que nos ama y se entregó para que no pereciéramos sino que tuviéramos vida eterna.1MS 213.4
Podemos caminar con Dios día tras día, prosiguiendo día tras día para conocer al Señor, entrando en el lugar santísimo por la sangre de Jesús, aferrándonos de la esperanza que nos es propuesta. Si llegamos al cielo, deberá ser vinculando al alma con el Mediador, llegando a ser participantes de la naturaleza divina. Cuando Ud. se apoya en Cristo, cuando hace que la vida suya esté oculta con Cristo en Dios y es guiado por su Espíritu, Ud. tiene la fe genuina.1MS 214.1
Seremos colaboradores con Dios al creer plenamente en la eficacia de su sacrificio expiatorio. Confiando en los méritos de Cristo, hemos de ocuparnos de nuestra salvación con temor y temblor, pues es Dios el que en nosotros obra tanto el querer como el hacer por su buena voluntad. Aferrándonos de Cristo, nos acercamos más y más a Dios. Jesús quiere que siempre hagamos resaltar esto. No despierte su espíritu combativo. La sabiduría que proviene de lo alto es primeramente pura, luego pacífica, benigna, llena de misericordia y de buenos frutos...1MS 214.2