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El Ministerio Pastoral

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    Los representantes de Cristo

    A través de sus ministros, Cristo se mueve visiblemente sobre la tierra—Los embajadores de Cristo tienen una obra solemne e importante, que algunos consideran con demasiada liviandad. Mientras Cristo es el ministro del santuario celestial, es también, a través de sus delegados, el ministro de su iglesia en la tierra. Habla al pueblo por medio de hombres elegidos, y lleva a cabo su obra por su intermedio, como cuando, en los días de su humillación, andaba visiblemente en la tierra. Aunque han pasado siglos, el transcurso del tiempo no ha cambiado la promesa que hizo al separarse de sus discípulos; “He aquí, yo estoy con vosotros todos los días, hasta el fin del mundo”. Mateo 28:20. Desde la ascensión de Cristo hasta el presente, hombres ordenados por Dios, que derivaron su autoridad de él, han tenido que enseñar la fe. Cristo, el verdadero Pastor, dirige su obra por intermedio de estos subpastores. De modo que la posición de los que trabajan en el ministerio de la Palabra y enseñan la doctrina, viene a ser muy importante. Ruegan a la gente, en lugar de Cristo, que se reconcilien con Dios.—Joyas de los Testimonios 1:525.MPa 111.2

    Todo ministro que no tiene el amor de Jesús en su corazón, lo revelará en sus actos—Siento tristeza por las almas pobres, que no pudiendo encontrar alivio, acuden a la Hna. White. Yo deseo que ellas tengan confianza en que los pastores del rebaño cuidarán de la grey del Señor. Todo ministro de Cristo que no tiene el precioso amor de Jesús en el corazón, lo revelará en sus actos. El Señor Jesús ha dado a cada hombre lecciones preciosas de instrucción en su Santa Palabra. El Señor Jesús es nuestro modelo. La imagen impresa de Cristo será manifiesta en todo el carácter de quienes se rindan completamente a él. Entonces los poderes mentales y físicos serán renovados día a día; pues el verdadero creyente está comiendo diariamente de la carne y bebiendo de la sangre del Hijo de Dios. Jesús dice, “La carne nada aprovecha. Las palabras que yo os he hablado son espíritu y son vida”.—The Ellen G. White 1888 Materials, 1276.MPa 112.1

    Camine con El, hable de El, e imite a Cristo—Ministrar abarca mucho más que la mera predicación. A fin de cumplir la sagrada e importante obra cargada de intereses eternos, el ministro debe ser un hombre de una devoción vital, o su obra no será aceptada por Dios. Debe ser un hombre que no tenga una exaltada opinión de sí mismo o de su propia habilidad, sino alguien que perderá el sentido de su importancia ante la exaltada visión que él tiene de la incomparable misericordia y amor de Jesucristo. Es entonces cuando camina muy cerca de Dios. Su vida religiosa y su verdadera santidad, las que lleva con él dondequiera que va, y que están entretejidas en todos sus trabajos, lo hacen un obrero eficiente y de éxito. El es un colaborador con Cristo Jesús, y es fiel en su trabajo asignado, como Cristo fue fiel en su trabajo. No se exaltará a sí mismo, en palabra o acciones, pero en conversación privada hablará de Cristo; orará a Cristo y predicará a Cristo. Esta es la clase de ministerio que prueba que el obrero ha sido llamado y escogido de Dios para su obra sagrada.—The Review and Herald, 22 de febrero de 1887.MPa 112.2

    Dependa más de su conocimiento de Cristo que de lo que aprende de los libros—En esta época, justamente antes de la segunda venida de Cristo en las nubes del cielo, el Señor llama a hombres que estén dispuestos a ser fervorosos y a preparar a un pueblo para que espere el gran día del Señor. Los hombres que han pasado largos períodos en el estudio de los libros no están revelando en sus vidas ese ministerio fervoroso que es esencial para este tiempo del fin. No dan un testimonio sencillo y directo. Los ministros y los estudiantes necesitan la infusión del Espíritu de Dios. Los llamamientos realizados con fervor y oración de parte de los mensajeros de almas íntegras crearán convicciones. No se necesitará que hombres eruditos hagan ésto, porque ellos dependen más de la ilustración obtenida en los libros que en su conocimiento de Dios y de Jesucristo a quien él ha enviado. Todos los que conozcan al Dios verdadero y viviente, también conocerán a Jesucristo, el Hijo unigénito de Dios, y predicarán a Jesucristo y a él crucificado.—Mensajes Selectos 2:173.MPa 112.3

    Los pastores Cristocéntricos tienen iglesias crecientes—He sentido angustia en el alma al ver el verdadero estado de las cosas. Hay hombres deshonestos en nuestras iglesias; hay hombres licenciosos. En esta gran asociación [Míchigan] hay decadencia en lugar de un constante adelanto hacia una norma más elevada y santa. Y es poca la labor adecuada hecha por los ministros en las iglesias, porque muchos no sienten la carga por las almas por quienes trabajan. La verdad no ha santificado sus propios corazones.MPa 113.1

    Oh, hay necesidad de una labor ferviente, devota y de abnegación; la de predicar la verdad, predicar a Cristo, al Cristo vivo. Oh, si todos nuestros obreros fueran obreros juntamente con Dios, sin malgastar el tiempo, sin jugar con las responsabilidades sagradas, ni con la solemne verdad sagrada, cuya presentación es decisiva en el destino de las almas, sino representando a Cristo en todas las cosas, velando por las almas como quienes tendrán que dar cuenta, día a día, hora por hora, viviendo en el canal de luz. Este es el único camino que pueden seguir sin temor en las iglesias, y entre la gente de las ciudades y aldeas, difundiendo la luz recibida del Sol de Justicia.MPa 113.2

    Para poder hacer esto, deben dedicar mucho tiempo a la oración. Hermanos, sean prestos en la oración. Cuando se encuentren en la sociedad, cuando estén obligados a estar entre gente frívola, descuidada y desconsiderada, no deberán descender a su nivel, ni participar en pláticas bajas y frívolas, sino elevar sus peticiones al cielo, para que el Dios de toda gracia guarde sus almas en el amor de Cristo. Cuando los obreros estén así conectados con Dios, habrá crecimiento continuo en cada iglesia bendecida con esta labor en Míchigan.—Sermons and Talks, 73, 74.MPa 113.3

    Muchos ministros pueden hablar de doctrina, pero son ignorantes en cuanto a las lecciones de Cristo—El ministro no le puede dar a otros aquello que él mismo no posee. Si Cristo no mora en el alma, ¿cómo puede ser presentado a otros con armoniosas palabras de amor? Muchos son capaces de hablar acerca de puntos doctrinales, pero son ignorantes acerca de las lecciones de Cristo. Tales hombres no pueden ser una bendición ni en el púlpito, ni en el seno de los hogares.—The Review and Herald, 2 de septiembre de 1890.MPa 113.4

    El amor genuino por Cristo guiará directamente a una obediencia sincera de toda la ley de Dios—Aunque los hombres profesen regocijarse en la intercesión y la gracia de Jesucristo, no debe olvidar que la armonía con Cristo no puede ser ganada mientras haya un espíritu de en su corazón en contra de los mandamientos de su Padre. El amor, un amor genuino a Jesucristo, guiará directamente a una obediencia sincera de toda la ley de Dios, y habrá el más profundo arrepentimiento cada vez que quebranten, o enseñen al hombre con su ejemplo a quebrantar uno de los mandamientos más insignificantes de Dios. Los ministros que calman la conciencia de la gente al participar con ellos en la transgresión por cualquier causa, se están regocijando en la iniquidad. Y cuando Cristo venga para juzgar, los corazones más obstinados, los jactanciosos más confiados de sus logros religiosos mientras quebrantaban la ley de Dios, se desmayarán y fallarán, y entonces toda excusa será silenciada, todo corazón corrupto en su desobediencia será revelado tal cual es. Habrán recriminaciones entre los compañeros por echar desprecio sobre la ley de Dios; pero las denuncias más severas se echarán sobre el ministro infiel que profesó ser enviado de Dios para enseñarles el camino de la salvación. El tentador y el tentado sufrirán condenación de acuerdo a su responsabilidad y al daño causado al guiar a las almas a la transgresión. De todos los crímenes que Dios castigará, ninguno es a su vista tan grave como aquel que tienta y anima a otros a pecar. Dios espera que sus ministros en todos lugares se muestren siempre decididamente del lado del Señor, leales y fieles a sus mandamientos en un mundo rebelde, reprendiendo así al desobediente aún cuando sea difícil o contrario a sus sentimientos naturales. “Los que me honran”, dice Dios, “Yo los honraré”. Dios espera que quienes llevan su comisión scan fieles y leales, y que exalten la dignidad de sus demandas.—The Signs of the Times, 20 de mayo de 1880.MPa 114.1

    No se vista con la justicia de Cristo, y pisotee su regla de justicia—La ley irradia convicción por todos lados. Los pecadores desean ser liberados de ella, y muchos que se llaman cristianos visten su almas pecaminosas e hipócritas con las vestiduras de justicia de Cristo, y pisotean la gran regla de justicia de Dios. La adoración ofrecida a Dios por esta clase, es semejante a la ofrenda de Balaam en favor de Balac. Ambas son igualmente ofensivas para Dios.—The Signs of the Times, 2 de diciembre de 1880.MPa 114.2

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