El tiempo para evangelismo
Centre su mente en el tema de la salvación de las almas—Algunos predicadores se desvían fácilmente de su obra. Se desaniman, o son apartados por los vínculos familiares, y dejan morir por falta de atención un interés naciente. La pérdida que sufre la causa de esta manera, difícilmente puede estimarse. Cuando se hace un esfuerzo para proclamar la verdad, el predicador encargado se debe sentir responsable de desempeñar su parte para llevarla fielmente a cabo. Si sus labores parecen infructuosas, con ferviente oración debe tratar de descubrir si son lo que debieran ser. Debe humillar su alma delante de Dios en un examen propio, y por la fe aferrarse a las promesas divinas, prosiguiendo humildemente sus esfuerzos hasta estar convencido de que cumplió fielmente su deber e hizo cuanto podía para obtener el resultado deseado.—Obreros Evangélicos, 384.MPa 141.2
Los ministros que revolotean sobre sus iglesias las dañan—Las iglesias que no tienen vida en sí mismas, que han perdido su discernimiento espiritual, piden ministros que vengan en su auxilio, para traerles el soplo de vida. Pero los ministros tienen otra obra que realizar. Ellos deben llevar el mensaje de la verdad a aquellos que no lo conocen. Esos ministros que revolotean alrededor de sus iglesias, que no tienen un mensaje bien definido que como una espada de dos filos corte por ambos lados, le harán daño a la iglesia. No trabajarán por la salvación de las almas que están en grave peligro porque no conocen la verdad, y ellos mismos morirán espiritualmente, y le causarán problemas y desalentarán a quienes traten de ayudarlos.—Manuscript Releases 6:65.MPa 141.3
Los ministros que ganan almas producen miembros ganadores de almas—Cuando los miembros de la iglesia ven que los ministros están radiantes con el espíritu del trabajo, que sienten profundamente la fuerza de la verdad, y están buscando traer a otros al conocimiento de la misma, les dará nueva vida y vigor a ellos. Sus corazones serán movidos a hacer lo que puedan por ayudar en el trabajo. No hay otra clase de personas en el mundo que estén más dispuestas a sacrificar sus fondos para el avance de la causa que los adventistas del séptimo día. Si los ministros no los desalientan completamente con su indolencia e ineficiencia, y con su falta de espiritualidad, ellos generalmente responderán a cualquier apelación que se les haga, que se recomiende por sí misma a su juicio y su conciencia. Pero ellos quieren ver frutos.—Testimonies for the Church 3:49.MPa 142.1