El sábado señala al verdadero Dios
Nos hallamos justo en medio de las pruebas que han de evaluar a todos los moradores de la tierra. Quizá sepamos cuál es la verdad y qué es el error. Quizá si estamos colocando nuestras almas sobre la roca, quizá sepamos que no estamos apartando las almas de la verdad. ¡Qué Dios nos ayude a tener la seguridad de la vida eterna!SE1 26.4
Veamos otra declaración de la Escritura [se cita Deuteronomio 13: 1-5]. Aquí los mandamientos son presentados como una prueba del carácter. Cristo dijo: «Yo he guardado los mandamientos de mi Padre” (Juan 15: 10). Él es nuestro modelo en todo. Ahora bien, ¿guardamos los mandamientos de corazón? ¿Estamos estudiando para poner en práctica en nuestras vidas el mandamiento del sábado que Dios ha colocado justo en el corazón de su ley?SE1 26.5
Podríamos ir a los paganos, y decirles que amamos la verdad y que servimos al Dios verdadero, y ellos dirán que también adoran al Dios vivo y verdadero. No tenemos otra forma de saber quién es el Dios vivo y verdadero, salvo que nos apoyemos en este mandamiento. Ese Dios que hizo los majestuosos árboles y todo lo que es hermoso y bello bajo el cielo, el que equilibra las montañas en las balanzas, ese Dios es el Dios vivo y verdadero, él creó el universo. Este mandamiento nos dice quién es el verdadero Dios. Si Satanás logra eliminar el cuarto mandamiento del Decálogo, entonces no seremos capaces de saber quién es el Dios vivo y verdadero.SE1 27.1
¿Quién es ese Dios verdadero? El que creó todo lo que es hermoso en la naturaleza. Debemos contemplar a través de la naturaleza al Dios de la naturaleza. En ella hemos de ver al verdadero Dios, el Creador de los cielos y la tierra. Los primeros cuatro mandamientos señalan nuestro deber hacia Dios, y los últimos seis, hacia nuestros semejantes. No podemos violar uno de estos cuatro primeros y estar en paz con Dios; tampoco podemos violar uno de los últimos seis, y estar en armonía con Dios. Debemos inculcar esto a la gente.SE1 27.2