30—El ministerio
LEAMOS Colosenses l: 25-29.SE1 253.1
El ministerio es un oficio sagrado. Cristo crucificado es poder de Dios para salvación a todo aquel que cree. Un Salvador exaltado, un Salvador pleno y completo para todos los que crean en él. Es la ciencia de la salvación. El tema nunca se agota. Siempre está fresco, porque Cristo es hoy el Intercesor viviente ante el Padre en las cortes celestiales. Cristo, la propiciación por los pecados del mundo, es un tema vivo imbuido de divinidad y siempre fresco y nuevo.SE1 253.2
Es a través de sus méritos, a través de su ejemplo de sufrimiento, que sus discípulos escogidos son preparados para la obra del ministerio y para cada prueba y desaliento que enfrentarán en esta labor. Contemplando a Jesús: su vida abnegada, su sacrificio, su humillación a favor de ellos, estarán listos a seguir sus pasos, soportar la cruz,SE1 253.3
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Sermón predicado el 30 de agosto de 1898. Una parte de este sermón fue publicada en el libro El evangelismo. Manuscrito 107, 1898. despreciar la vergüenza e ir fuera del campamento llevando su vituperio. El Espíritu Santo los hace uno con Cristo, su divino Adalid. La verdad entronizada en el corazón santifica el alma, y el poder y la gracia de Dios se manifiestan en la vida como el poder y la sabiduría de Dios.
Cristo prometió a sus seguidores: «Si me voy, enviaré otro Consolador, para que esté con vosotros para siempre” (Juan 14: 16). Con esta dotación divina el agente humano está capacitado para trabajar en conformidad con Cristo. El Señor continuó: «Él os enseñará todas las cosas y os recordará todo lo que yo os he dicho” (vers. 26).SE1 254.1
Viviendo individualmente la vida de Cristo, sus seguidores llegan a ser agencias vivas y activas. Ellos poseen el carácter de Cristo. Tienen el amor de Cristo, su fe, su esperanza, su unidad con el Padre. Se apoyan en Cristo como su único sostén y suficiencia. Son testigos vivos de Cristo. Por sus palabras, su espíritu, su verdadera cortesía, su influencia, por cada acción, dan testimonio de Cristo. Un poder emana de estos instrumentos humanos, dando testimonio de que son colaboradores de Dios y que tienen comunión con su Salvador.SE1 254.2