6—Nuestra ciudadanía está en los cielos
ABRAMOS la Palabra de Dios en 1 Pedro 1:13-16. En estos pasajes el apóstol Pedro instruye a los creyentes a ceñirse los lomos del entendimiento. Debemos cuidar especialmente nuestros pensamientos. No debemos permitir que nuestra mente se desvíe y sea seducida por diferentes cosas, porque hay algo más importante para nosotros. Si permitiéramos que la mente siga su curso natural se concentraría en asuntos banales que no nos aportarían ningún beneficio.SE1 45.1
Aquí se nos presenta el gran acontecimiento: La venida de nuestro Señor y Salvador Jesucristo. En ese momento las tumbas serán abiertas, los muertos resucitarán y nosotros seremos transformados. Este hecho debe llenar nuestra mente y desplazar todo lo demás. Hemos de aprovechar al máximo los privilegios y las oportunidades que tenemos a fin de prepararnos para la vida futura e inmortal.SE1 45.2
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Sermón de Elena G. de White predicado en Copenhague, Dinamarca el 24 de julio de 1886. Manuscrito 9, 1886.
La verdad de Dios nos ha sacado de la cantera del mundo con el fin integrarnos al templo celestial. Podemos contemplarnos mutuamente y decir: «Hay una gran obra que debe hacerse por aquel hermano y por aquella hermana”, pero quizá no tomemos en consideración la obra que debe realizarse a favor nuestro. Si Satanás pudiera infiltrarse en el pueblo y suscitar un espíritu de crítica, se sentirá satisfecho, porque una raíz de amargura habrá brotado entre los miembros y él se sentirá complacido. No todos tenemos el mismo carácter, pero al reunimos en la iglesia y considerarnos como hijos de Dios, profesamos tener un hogar en la ciudad celestial.SE1 46.1
Creemos que si edificamos un carácter cristiano, seremos contados con la familia de Dios en las mansiones que él ha ido a preparar para nosotros. Ahora bien, nuestro Padre celestial nos reúne como iglesia para que podamos obtener conocimiento y estemos preparados para vivir en la comunidad celestial. Algunos pueden decir: «Bueno, lo único que deseo es que todos estén de acuerdo”. Pero hay quienes quieren que los demás piensen como ellos piensan. No reconocen que hay defectos en su carácter que deben ser corregidos. ¿Cuál es la obra que tenemos ante nosotros si queremos prepararnos para estar entre aquellos que esperan que su Señor venga en las nubes del cielo? Si espera que asumamos una actitud de humildad ante la presencia de Dios. «Ceñid los lomos de vuestro entendimiento, sed sobrios y esperad por completo en la gracia que se os traerá cuando Jesucristo sea manifestado” (1 Pedro 1: 13).SE1 46.2