Todos somos misioneros
Cristo murió para que todos puedan ser misioneros. No necesitan apoyarse en los pastores; no necesitan decir que ellos son quienes llevan las cargas. En verdad lo hacen, y la razón por la que muchos han descendido a la tumba es porque han asumido las obligaciones que algunos de ustedes rehusaron llevar. Ellos reciben las cargas que ustedes no desean asumir. Si desean mantener sus almas puras delante de Dios, si ustedes se limpiaran delante de Dios de toda inmundicia de la carne y del espíritu, perfeccionando la santidad en el temor de Dios, entonces los pastores estarían en condición de avanzar. Así las oraciones de ustedes podrían acompañarlos al campo de cosecha como si fueran hoces afiladas. Pero las tentaciones del mundo los han enloquecidos; el mundo los ha insensibilizados; el mundo los ha paralizados. Deseamos ahora levantarnos sobre el mundo y contemplar a Cristo, nuestra única esperanza, para que nuestros ojos puedan estar fijos sobre aquel que es todo codiciable y distinguido entre millares.SE1 169.2