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Mensajera del Señor

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    El don de profecía

    Uno de esos dones especiales es el don de “profecía” (1 Cor. 12:10; Efe. 4:11). Mediante el don de profecía el Espíritu Santo se vincula con ciertos hombres y mujeres, quienes luego comunican a otros la verdad acerca de Jesús. Esta es la descripción de trabajo del Espíritu: “hablar acerca” de Jesús mediante hombres y mujeres ungidos con este don llamados “profetas”. Conocer a Jesús y qué puede él decimos acerca de Dios, es la información más esencial que necesita la familia humana, porque conocer “a Jesucristo... es la vida eterna” (Juan 17:3).MDS 2.10

    En el libro de Apocalipsis, el profeta Juan escribió sobre cómo este don estaba obrando en su propia vida: “La revelación de Jesucristo, que Dios le dio, para manifestar... a su siervo Juan, que ha dado testimonio de la palabra de Dios, y del testimonio de Jesucristo” (Apoc. 1:1-2).MDS 3.1

    Aquí vemos en acción el sistema divino de comunicación: El Revelador obrando mediante el Espíritu para revelar la verdad acerca de Dios a través de su profeta. En el capítulo 19 de dicho libro, el ángel que visitó a Juan le recordó que “el testimonio de Jesús es el espíritu de la profecía” (vers. 10).MDS 3.2

    El propósito del don de profecía es contar la historia de Jesús. El Agente motivador que inspira al profeta humano a contar la verdad sobre Jesús es el Espíritu Santo. En la taquigrafía bíblica, el espíritu de profecía es el “testimonio de Jesús”.MDS 3.3

    Pedro comprendió el sistema divino de comunicación: “Ustedes no lo vieron [a Jesucristo], pero lo aman; ahora, creyendo en él sin verlo, sienten un gozo indecible, radiantes de alegría, porque obtienen el resultado de su fe, la salvación personal. Por esta salvación empezaron a interesarse y a investigar ciertos profetas que habían predicho la gracia destinada a ustedes. El Espíritu de Cristo que estaba en ellos les declaraba por anticipado los sufrimientos por Cristo y los triunfos que seguirían. Indagaban ellos queriendo saber para cuándo y para qué circunstancia lo indicaba, y se les reveló que aquel ministerio profético no miraba a ellos, sino a ustedes. Ahora, por medio de los que les trajeron la buena noticia [Evangelio], se lo ha comunicado el Espíritu Santo enviado del cielo. Los ángeles se asoman deseosos de verlo” (1 Ped. 1:8-12, Nueva Biblia Española).MDS 3.4

    Los genuinos profetas no están motivados por un capricho personal o por el afán de recibir una recompensa sino por el directo impulso del Espíritu de Cristo, el “Espíritu Santo enviado del cielo”. En un sentido, el “espíritu de profecía” es el Espíritu de Cristo a través de su divino Ayudante, el Espíritu Santo, dado a conocer a los hombres y las mujeres mediante el profeta humano. En otro sentido, “el espíritu de profecía” es también el testimonio acerca de Cristo, el principal propósito del don de profecía.MDS 3.5

    Desde que Jesús regresó al cielo, esta fórmula simple y de dos filos es una de las pruebas más claras y seguras en cuanto a la genuinidad del reclamo de un “profeta”. ¿Dice él o ella la verdad acerca de Jesús? ¿Lo hace en el espíritu de Jesús?MDS 3.6

    ¿Por qué el nombre mismo de Jesús, a través de los años, ha suavizado la voz y calmado el corazón de gente de todos los continentes? Porque las personas recuerdan cómo han recobrado el valor y reavivado la esperanza, y cómo recibieron una nueva oleada de fuerza para asumir de nuevo los desafíos de la vida, y tienen presente de cuánto valor son para Jesús, quien dijo mediante el espíritu de profecía: “No temas, porque yo estoy contigo” (Isa. 41:10); “No te desampararé, ni te dejaré” (Heb. 13:5). Han aprendido por experiencia qué quiso decir él cuando declaró: “No los voy a dejar abandonados; volveré para estar con ustedes” (Juan 14:18, Versión Dios Habla Hoy).MDS 3.7

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