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Mensajera del Señor

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    El tema del Gran Conflicto

    Notaremos cómo ella usó ciertos principios de investigación mientras procesaba y transmitía la verdad. Su introducción a El conflicto de los siglos es instructiva: “Los grandes acontecimientos que marcaron los pasos de reforma que se dieron en siglos pasados, son hechos históricos harto conocidos y universalmente aceptados, que nadie puede ne gar. Esa historia la he presentado brevemente, de acuerdo con el fin y objeto de este libro y con la concisión que necesariamente debe observarse, condensando los hechos en forma compatible con una clara inteligencia de las enseñanzas consiguientes.MDS xvi.5

    “En algunos casos cuando he encontrado que un historiador había reunido los hechos y presentado en pocas líneas un claro conjunto del asunto, o agrupado los detalles en forma conveniente, he reproducido sus palabras, no tanto para citar a esos escritores como autoridades, sino porque sus palabras resumían adecuadamente el asunto. Y al referir los casos y puntos de vista de quienes siguen adelante con la obra de reforma en nuestro tiempo, me he valido en forma similar de las obras que han publicado” (p. 14).MDS xvi.6

    El principio organizador que reunió este material como un imán en su síntesis es el tema del Gran Conflicto. Viendo la Biblia como un todo y la relación de sus partes, Elena de White iluminó claramente los asuntos básicos referentes al carácter de Dios, la naturaleza del hombre, el surgimiento del pecado, y cómo Dios planea en última instancia tratar con este planeta rebelde.MDS xvi.7

    La comprensión de Elena de White del tema del Gran Conflicto proveyó notable estabilidad y armonía durante el tiempo cuando la Iglesia Adventista desarrollaba su teología y estructura denominacional. Estableció el pensamiento central para ella para proveer aliento personal y corrección teológica en esas encrucijadas donde otros cuerpos religiosos generalmente se han fragmentado.MDS xvi.8

    Bajo la sección 6, “Cómo Escuchar a la Mensajera”, los capítulos 32 al 38 destacan cómo los hombres y mujeres debieran “oír” el mensaje de Elena de White. Cualquier estudio de documentos escritos, ya sean sonetos de Shakespeare o la Santa Escritura, implica una “hermenéutica”, esto es, usar principios de interpretación que ayudarán al lector en la comprensión del autor. Examinaremos reglas de interpretación que nos ayudarán a determinar qué significó Elena de White para aquellos que la oyeron, y qué significan esos mismos escritos en tiempos modernos. Por ejemplo, una regla es considerar el tiempo, el lugar y las circunstancias cuando aplicamos sus consejos hoy. Los principios permanecen, pero su aplicación puede ser diferente al seguir esta regla hermenéutica.MDS xvi.9

    Fundamental para comprender a Elena de White es nuestra necesidad mayor de comprender cómo Dios da sus mensajes a su pueblo mediante sus mensajeros. En años pasados, aquellos que habían creído que las palabras mismas son inspiradas, se han visto grandemente turbados por aparentes “errores” y “contradicciones” bíblicos. Esta misma confusión entre inspiración mecánica o dictado (cada palabra es precisamente como Dios la habló al profeta) e inspiración de pensamiento (Dios inspiró a los profetas, no sus palabras) ha turbado a muchos cuando leen los escritos de Elena de White. Notaremos cómo esta comprensión errónea del proceso de la revelación/inspiración ha creado dudas y críticas injustificadas contra Elena de White.MDS xvii.1

    Un asunto igualmente importante es la relación entre los escritos de Elena de White y la Biblia. Procuraremos comprender términos tales como “niveles de inspiración”, “revelación progresiva”, “autoridad canónica” y “luz menor, luz mayor”.MDS xvii.2

    Los capítulos 39 y 40 considerarán cómo Elena de White escribió sus libros. Notaremos cómo se relacionó con sus ayudantes editoriales, y el papel de ellos en la producción de El camino a Cristo, El Deseado de todas las gentes y El conflicto de los siglos.MDS xvii.3

    En los capítulos 41 al 43 evaluaremos las críticas de las que fue objeto Elena de White. Inevitablemente, los profetas serán criticados por sus contemporáneos, primariamente porque están muy a la vanguardia en la controversia de Dios con el mal. Ningún profeta bíblico tuvo una vida fácil al cumplir la tarea que se le había asignado. Este triste hecho ha conducido a la observación de que una generación mata a sus profetas, sólo para que la próxima levante monumentos en su honor.MDS xvii.4

    Algunas críticas encuentran su fuente en la reacción perenne de aquellos que objetan la verdad que va en contra de su inclinación personal o del orgullo de su propia opinión. Ejemplos de tal rechazo se encuentran en las críticas sufridas por Jesús, Jeremías, Pablo y Elena de White.MDS xvii.5

    Estos capítulos no intentan contestar cada alegato o crítica que ha sido dirigido contra Elena de White, pero notaremos varios tipos generales. Después de evaluar esas críticas, el lector será capaz de diferenciar entre el aspecto humano del recipiente terrenal y la autoridad del mensaje llevado por el recipiente (ver 2 Cor. 4:7).MDS xvii.6

    El capítulo 44 estudia el problema de la “puerta cerrada”, una fuente mayor de contención durante más de un siglo.MDS xvii.7

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