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Mensajera del Señor

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    Las visiones modificaban a veces fas opiniones teológicas de Elena de White

    Los profetas crecen en gracia y conocimiento al igual que otros creyentes. Al elegir a sus profetas y profetisas, Dios siempre ha seleccionado lo mejor para sus propósitos, ¡pero sólo lo mejor que había en ese tiempo! El ha elegido polígamos y personas dominadas por la duda, incluso algunos que mentían (v. gr., Abrahán y David).MDS 155.3

    Ningún profeta vio el cuadro total desde el principio al fin. Todos los profetas pasaron por un “entrenamientoenel trabajomismo”. Si supiéramos todos los hechos acerca de cada profeta o profetisa, descubriríamos que cada uno continuó aprendiendo más y más acerca de su asignación, más y más acerca del plan de Dios para ellos y para su pueblo. Tenían mucho que aprender y mucho que desaprender. Como resultado, sus mensajes llegaron a ser más precisos a medida que pasaba el tiempo.MDS 155.4

    Piense en Juan el Bautista, de quien Jesús declaró que era “más que profeta... Entre los que nacen de mujer no se ha levantado otro mayor que Juan el Bautista” (Mat. 11:9,11). Sin embargo, Juan “no comprendía la naturaleza del reino de Cristo”. 26El Deseado de todas las gentes, p. 186. En su dramático ministerio, aplicó erróneamente las profecías de Isaías y, en cierto grado, no comprendió el carácter de Dios. Al estar en prisión, “había quedado acerbamente chasqueado del resultado de su misión” y se consideraba un fracaso. Juan, con todo su estudio de la Biblia y su misión proféúca, no había “comprendido plenamente la vida futura e inmortal a la cual nos da acceso el Salvador”. 27Id, pp. 186,191. Más tarde, incluso dudó de la experiencia en el Jordán, el día que bautizó a Jesús: “¿Eres tú aquel que había de venir, o esperaremos a otro?” (Mat. 11:3).MDS 155.5

    Sin embargo, Jesús aplicó a Juan el término de Malaquías, “Mi Mensajero”. Mensajero, sí, pero una “luz menor, que había de ser seguida por otra mayor”. 28Ibíd.MDS 155.6

    Piense en Pedro, a quien Dios escogió para ser el portador del Evangelio a Comelio, el centurión romano (Hech. 10). Pedro, bendecido con el Espíritu en el día de Pentecostés, todavía creía que el Evangelio de Cristo estaba destinado sólo a los judíos. Necesitaba cambiar su teología y una visión lo logró. Cada paso hacia la casa de Cornelio lo dio a regañadientes29Los hechos de los apóstoles, pp. 111-112.Su teología de la “puerta cerrada” fue cambiada en una puerta abierta de par en par al mundo gentil, lo que finalmente lo condujo a Roma y a su propia crucifixión.MDS 155.7

    Elena de White fue la primera en reconocer que su juicio y percepción se habían ensanchado y profundizado grandemente a lo largo de los años. Era una mensajera humana que, con todo el bagaje humano común a los profetas, seguía constantemente la Luz. Habló de esta manera sobre este proceso de desarrollo que dura toda la vida: “Con la luz comunicada por el estadio de su Palabra, con el conocimiento especial que se me ha dado de los casos individuales entre su pueblo en todas las circunstancias y fases de la vida, ¿puedo yo estar ahora en la misma ignorancia, la misma incertidumbre mental y ceguera espiritual que al principio de mi ministerio? ¿Dirán mis hermanos que la Hna. White ha sido una alumna tan torpe que su juicio en esta dirección no es mejor que antes de que entrase en la escuela de Cristo, para ser preparada y disciplinada para una obra especial? ¿No soy yo más inteligente acerca de los deberes y peligros del pueblo de Dios que aquellos a quienes nunca han sido presentadas estas cosas? No quisiera deshonrar a mi Hacedor admitiendo que toda e sta luz, toda la manifestación de su gran poder en mi obra y experiencia ha sido inútil, que no ha educado mi juicio ni me ha preparado para su obra”, 30Joyas de los testimonios, t. 2, p. 297.MDS 155.8

    Elena de White creció, bajo la dirección del Espirita de Dios. La mayoría de los milleritas que no rechazaron la experiencia de 1844 creían que “se había cerrado la puerta” (Mat. 25:10) a aquellos que habían rechazado su mensaje del “clamor de medianoche” como también a la población en general. 31Para encontrar un análisis de la cuestión de la “Puerta cerrada”, ver el capítulo 44. El grupo en formación que llegó a ser conocido como los adventistas sabatistas, del cual Jaime y Elena White eran parte,, también retuvo esta creencia por unos pocos años.MDS 156.1

    Pero las primeras visiones de la Sra. White le mostraron el significado del 22 de octubre de 1844 y el hecho de que la puerta se había cerrado sólo a aquellos que habían rechazado conscientemente la luz de la verdad. Muy probablemente, sin el liderazgo visionario de Elena de White, los adventistas sabatistas no habrían visto el cuadro más amplio de los eventos celestiales relacionados con el 22 de octubre. Su línea de pensamiento alentadora e instructiva en cuanto al papel de los adventistas del séptimo día para completar la última invitación de Dios al mundo, llegó a ser el elemento central, unificador de la iglesia.MDS 156.2

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