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Mensajera del Señor

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    Centralización de poder

    En 1892 se estaban formulando planes que fomentarían una mayor centralización de poder en el liderazgo de Battle Creek. El 19 de diciembre Elena de White escribió desde Australia un mensaje de quince páginas a los dirigentes en Battle Creek. Ella reseñó las bendiciones de la organización sobre la “que Dios nos dio una luz especial... El sistema de organización demostró ser un gran éxito”. Pero también puntualizó los peligros de una maquinaria burocrática e indicó que algunos de los procedimientos presentes que parecían gravosos no eran causados por la organización sino por su abuso. Además de eso notó: “Como he participado en todo paso de avance hasta nuestra condición presente, al repasar la historia pasada puedo decir: ‘ ¡ Alabado sea Dios!’ Al ver lo que el Señor ha hecho, me lleno de admiración y de confianza en Cristo, como director. No tenemos nada que temer del futuro, a menos que olvidemos la manera en que el Señor nos ha conducido, y lo que nos ha enseñado en nuestra historia pasada”. 18Notas biográficas de Elena G. de White, p. 216.MDS 184.6

    Las advertencias y sugerencias de Elena de White enviadas desde Australia fueron descuidadas y así se preparó el escenario para la sesión de la Asociación General de 1901. La reorganización de la estructura denominacional efectuada en 1901 fue radical y explosiva, pero práctica. La formación de territorios de uniones entre el Comité de la Asocia ción General y las asociaciones locales descentralizó mucho el proceso de adopción de decisiones de la denominación. La expansión del Comité de la Asociación General de unos pocos a veinticinco, con todos los presidentes de uniones como miembros ex officio, amplió la base del proceso para tomar decisiones. Se establecieron reglamentos que garantizarían el movimiento de fondos desde asociaciones prósperas a aquellas con recursos limitados. La organización de departamentos, tales como el de Escuela Sabática, funcionaría no sólo en la Asociación General sino también a nivel de las uniones y de las asociaciones locales. Quizás el chasco mayor en 1901 fue la incapacidad para colocar dentro de la estructura de la iglesia a la Asociación Médico-Misionera y Benevolente Internacional encabezada por el Dr. J. H. Kellogg, un problema que se convertiría en la crisis más seria de la denominación hasta ese momento.MDS 184.7

    Sin el consejo y la perseverancia de Elena de White quizás no se habría logrado la reorganización tan necesaria. No puede exagerarse la naturaleza dramática del evento. Tan pronto como el presidente de la Asociación General hubo concluido su mensaje de apertura el 2 de abril, la Sra. White, ausente durante nueve años en Australia, pasó rápidamente a la plataforma e inmediatamente expresó su pensamiento sobre el asunto. Después de describir brevemente cómo el Señor había guiado notablemente [a la iglesia] a través de los años, les dijo a los dirigentes de la iglesia: “Ustedes no tienen derecho de administrar a menos que lo hagan en armonía con los planes de Dios... Lo que queremos ahora es una reorganización. Queremos comenzar en el fundamento y edificar en base a un principio diferente... Tiene que haber más que uno o dos o tres hombres para considerar todo el vasto campo. La obra es grande y no hay una mente humana que pueda planear para la obra que necesita hacerse... De acuerdo con la luz que me ha sido dada —y no puedo decir precisamente cómo debe lograrse esto— debe añadirse mayor fortaleza a la fuerza administrativa de la Asociación... Debe haber una renovación, una reorganización; deben incorporarse a los comités el poder y la fuerza que se necesitan”. 19General Conference Bulletin, 3 de abril, 1901, pp. 23-26MDS 185.1

    La respuesta fue inmediata. Cuando se presentaban dificultades insuperables durante las deliberaciones, Elena de White percibía los problemas involucrados y hacía sugerencias; a su vez, los delegados avanzaban con ideas adicionales y votos unánimes. Al cabo de tres semanas se logró la asombrosa reorganización, excepto el enlace de la obra médica con la de la Asociación General. 20Maxwell, Dilo al mundo, pp. 241 -245; R. W. Schwarz, Light Bearers pp. 267-281; R. W. Schwarz, “The Perils of Growth, 1886-1905”, en Land, Adventism in America, pp. 128-129; A. W. Spalding, Origin and History, t. 3 (Washington, D.C.: Review and Herald Publishing Association, 1962), pp. 1946; Bio., t. 5, pp. 70-96.MDS 185.2

    Aquellos que comparan las instrucciones francas de la Sra. White al comienzo de las sesiones con la organización que se adoptó y luego se siguió, pueden apreciar plenamente la vida nueva y los beneficios que se sintieron en el mundo entero casi inmediatamente, todo gracias a la mensajera del Señor. Estos cambios fueron intrincados, fundamentales y de largo alcance; en algunos respectos, originales y no probados. Para una persona que nunca había estudiado estructura eclesiástica o que jamás había sustentado un cargo de alto nivel, la contribución que prestó a la Iglesia Adventista en materia de gobierno de la iglesia es asombrosa.MDS 185.3

    L. H. Christian, por largo tiempo un oficial de la Asociación General, escribió: “Muchos han preguntado si la organización mundial de la Iglesia Adventista es congregacional, presbiteriana o episcopal!. ¡ Aunque tiene similitudes con otras iglesias, es realmente diferente, y es un organismo por sí mismo. Vino a la existencia como fruto de las ideas creativas del mensaje adventista guiado por Dios a través del espíritu de profecía. La Iglesia Adventista es una iglesia con una tarea, y el Señor le dio un cuerpo adecuado a la tarea”. 21Christian, Fruitage of Spiritual Gifts, p. 125.MDS 185.4

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