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Mensajera del Señor

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    Capitulo 26— Principios de Salud/3
    Mejoramiento de la Calidad en la Salud Adventista

    “No necesita arrojarse al agua, o al fuego, sino que tome el camino del medio evitando todos los extremos” . 1 Consejos sobre el régimen alimenticio p. 249.MDS 300.1

    El amplio mensaje de la reforma pro salud se esparció a lo largo del mundo adventista en la década de 1860. No todos se unieron a la marcha hacia adelante. Pero muchos lo hicieron y su gratitud calurosa apareció en la revista de la iglesia.MDS 300.2

    R. M. Kilgore, ex capitán del ejército y evangelista-administrador por largo tiempo, describió la vida nueva de una salud mejor compartida por muchos: “A medida que avanzaban [en este camino] sentían que se veían libres de enfermedades, dolores y molestias, y que volvían la vivacidad del ánimo y el resplandor de la salud, la mayor de las bendiciones terrenales. De este modo, aquellos que estaban al frente aceptaban las mercedes ofrecidas, que no eran dadas por mandamiento o por presión, sino para obtener las bendiciones resultantes de tales hábitos y curso de vida, obedecían las leyes de su ser que Dios implantó y purificaban el templo para la morada interior del Espíritu Santo, el cual será derramado más copiosamente sobre aquellos que estén listos para recibirlo”. 2 Review and Herald, 10 de septiembre, 1867.MDS 300.3

    M. E. Cornell, evangelista de avanzada en Michigan y California, escribió su expresión de gratitud: “Creo que la reforma llegó justo a tiempo para librarme de convertirme en una ruina completa. Catorce años de labor incesante, con todo tipo de dieta insalubre y con poca atención a las leyes de la vida, casi habían agotado una constitución vigorosa. Ahora espero recobrarme por la bendición de Dios y continuar hasta el fin. Todo mi ser exclama, ‘Alabado sea Dios por la reforma pro salud’. Que aquellos que la han adoptado, perseveren. Y exhorto a todos los demás a que se aferren de ella con seriedad”. 3Id.,15 de enero, 1867.MDS 300.4

    A los 68 años, John Byington, el primer presidente de la Asociación General, escribió que después de hacer “los cambios debidos en la dieta” ya no tenía una tos severa que amenazaba su supervivencia. Además, había “ganado de peso, tengo más calor en mi sistema y me siento mejor preparado para soportar otro frío invierno”. 4 Health Reformer, diciembre 1866.MDS 300.5

    J. H. Waggoner afirmó: “Agradezco a Dios por la reforma pro salud. No es una cruz; no es trabajo arduo; proporciona placer en el dolor y da fuerza en la debilidad... Cuando uno lleva cargas pesadas del cuerpo y de la mente, cuando todo parecía oscuro y triste en este mundo, ha llegado como una mensajera de misericordia, fortaleciendo el cuerpo, alegrando la mente y renovando el espíritu y trayendo la paz del Salvador al alma entristecida”. 5 Review and Herald, 1.°de enero, 1867.MDS 300.6

    Joseph Clark, un laico, escribió entusiastamente: “Desde que adopté la reforma pro salud, mi propia salud se ha beneficiado tanto que me he sentido inseguro en cuanto a si debía hablar a otros al respecto, no fuese que me considerasen un fanático; pero han pasado más de dos años desde que comenzamos a practicar completamente la reforma pro salud, y está demostrando que es aun mejor de lo que yo me había imaginado al principio”. 6Health Reformer febrero 1867.MDS 300.7

    Recordando los veinte años previos, el Dr. J. H. Kellogg declaró: “Se introdujeron y adoptaron en forma muy generalizada numerosas reformas en la dieta y la vestimenta. Estas reformas eran de tal carácter que, cuando se las implementaba concienzudamente, producían invariablemente un cambio decidido para bien en aquellos que las adoptaban. Centenares que durante años habían sufrido de varias dolencias crónicas pronto se aliviaban de los síntomas penosos que habían sobrellevado por tanto tiempo. Muchos cuyos casos habían sido declarados sin esperanza eran restaurados a una excelente salud. Otros que párécían estar al borde mismo de la tumba recibían nueva vida y capacidad para prestar una utilidad notable. A cada paso se encontraban las evidencias más extraordinarias del bien resultante de la adopción de los principios de la reforma pro salud, resultados que en muchos casos parecían poco menos que milagros. En cada comunidad de observadores del sábado se encontraban aquellos que reconocían espontáneamente que debían su vida a la luz que habían recibido sobre esta cuestión”. 7 Review and Herald, 5 de enero, 1886.MDS 301.1

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