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Mensajera del Señor

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    Las reacciones diversas dependen de las circunstancias y las actitudes

    Tratando con aquellos que no tienen una experiencia personal con los escritos de Elena de White. Desde sus años más tempranos, Elena de White fue comprensiva y paciente con aquellos que se le oponían, especialmente con aquellos que tenían convicciones fuertes sobre los dones espirituales en los tiempos modernos. Algunos de los representantes de la oposición habían visto el comportamiento fanático de unos pocos que pretendían poseer el don profético, y por lo tanto temían toda pretensión semejante, incluso de Elena de White.3 Ver p. 144. Otros se oponían porque se les había enseñado que el don profético había terminado con Juan el Revelador en la isla de Patmos.MDS 469.1

    En el verano de 1861 la Sra. White recomendó que “no debiera privarse de los beneficios y privilegios de la iglesia” a aquellos que eran “hijos de Dios” y que sin embargo “dudaban de las visiones”. ¿Qué actitud debían tener los miembros de iglesia hacia este grupo? Ella escribió: “Debiera ejercerse mucha paciencia y amor fraternal con ellos hasta que descubran cuáles son sus convicciones y se afirmen en favor o en contra“. Sin embargo, “si luchan contra las visiones,... si llevan adelante su oposición hasta el punto de oponerse a aquello en lo cual no tienen experiencia, y se sienten molestos cuando aquellos que creen que las visiones son de Dios hablan de ellas en la reunión,... la iglesia puede saber que no están en lo correcto... Cuando creyentes profesos en la verdad se oponen a estos dones y luchan contra las visiones, hay almas a quienes esta influencia pone en peligro, y es tiempo entonces de trabajar con aquellos para que los débiles no se descamen debido a su influencia”.4Testimonies, t.1, pp. 326-329. “Si las personas no están afirmadas en cuanto a las visiones, no debieran ser presionadas... Aquellos que eran desconocedores comparativamente de las visiones, han sido tratados de la misma manera como los que han tenido mucha luz y experiencia en las visiones. Se les ha requerido a algunos que respalden las visiones cuando no podían hacerlo a conciencia, y de esta manera se ha empujado a algunas almas honestas a tomar una posición en contra de las visiones y en contra del cuerpo [de creyentes], cosa que jamás habrían hecho si sus casos se hubiesen manejado con discreción y misericordia”. —Id, p. 382. J. N. Andrews escribió en 1870 que lo único que se les pedía a los posibles miembros de iglesia era que “creyeran en la doctrina bíblica de los dones espirituales... [y ] que éstos conocerían de manera natural e imparcial las visiones de la Hna. White. ..Ya aquellos futuros miembros de iglesia nunca se les niega todo el tiempo que deseen para decidir en este asunto... [Sin embargo, para aquellos que] han tenido la oportunidad de cerciorarse sobre este hecho y de conocerlo por sí mismos..., los dones espirituales son manifiestamente una prueba que no puede ser descartada, excepto con peligro de la ruina eterna”. — Review and Herald, 15 de febrero, 1870.MDS 469.2

    Evítese un espíritu controversial. Elena de White recomendó dos enfoques ante los “sofismas de nuestros oponentes que se valen de calumnias y exposiciones falsas”: (1) La respuesta de Nehemías: “Yo hago una gran obra, y no puedo ir; porque cesaría la obra, dejándola yo para ir a vosotros“ (Neh. 6:3). El tiempo dedicado a “seguir las curvas y vueltas de opositores deshonestos” se quita de aquellos que están abiertos a la convicción [y están muriendo por falta de conocimiento”. (2) La respuesta directa que debiera darse “rápida y brevemente... No es el mejor procedimiento ser muy explícito y decir sobre un punto todo lo que puede decirse, cuando unos pocos argumentos cubrirían el terreno, y bastarían, para todos los propósitos prácticos, a fin de convencer o silenciar a los oponentes”.5Testimonies, t. 3, pp. 36-39.MDS 469.3

    La Sra. White siguió a menudo su propio consejo: “Cuando llegan errores a nuestras filas, no hemos de entrar en controversia sobre ellos. Debemos presentar el mensaje de reprensión y luego guiar la mente de la gente lejos de ideas extravagantes y erróneas, presentando la verdad en contraste con el error”. 6 Carta 43,1901, citada en MR, t. 20, p. 307MDS 469.4

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