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Mensajera del Señor

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    Los productos animales aumentan el riesgo de muerte

    Los hombres con un alto consumo de productos animales (carne, leche, huevos, queso) tenían un riesgo de muerte 3,6 veces mayor a causa del cáncer de la próstata en comparación con los de un bajo consumo de esos productos. 48 D. A. Snowden, R. L. Phillips y W. Choi, American Journal of Epidemiology, 120:244-250(1984). El estudio también informó que aquellos que comen carne más de tres veces por semana aumentan su riesgo de contraer un cáncer fatal o casi fatal de la vejiga. 49 P. K. Mills, W. L. Beeson, R. L. Phillips y Gary E. Fraser, American Journal of Epidemiology, 133:230-239 (1991). Co- mer carne cinco veces o más por semana puede triplicar el riesgo de una enfermedad cardíaca coronaria para un hombre de cuarenta años. 50D. A. Snowden, R L. Phillips y Gary E. Fraser, Preventive Medicine, 1984,13:490-500(1984).MDS 323.8

    El informe de 1996 de la Sociedad Norte-americana de Cáncer recalcó que “las dietas altas en alimentos originados en las plantas [vegetales, frutas, granos enteros, frijoles o habichuelas o judías] han sido asociadas con un riesgo menor [de contraer cáncer], en tanto que las dietas altas en grasa y en las carnes rojas han sido asociadas con un riesgo mayor de cáncer colorrectal”. Además, “se ha encontrado que el consumo de grasa animal, carnes rojas y productos lácteos está asociado con un aumento en el riesgo de cáncer de la próstata”. 51CA/1996, pp. 332-333.MDS 324.1

    Se compararon patrones alimenticios con los índices de muerte por linfoma de quince países. Existía una correlación positiva entre la carne de res y toda la proteína animal (con la excepción del pescado). Los alimentos con proteína vegetal fueron correlacionados negativamente. 52 A. S. Cunningham, The Lancet, 2:1184-1186 (1976). MDS 324.2

    Los adventistas del séptimo día en los Estados Unidos consumen tanta grasa como la población en general. 53 B. M. Calkins, D. J. Whittaker, P P. Nair, A. A. Rider y N. Turjman, American Journal of Clinical Nutrition, 40:896-905, octubre, 1984. Sin embargo, los adventistas tienen la mitad de casos de cáncer, aun cánceres no relacionados con el tabaco y el alcohol. Aparentemente la explicación yace en la clase diferente de grasa que consumen. El Concilio Nacional de Investigación declaró que el cáncer está más estrechamente relacionado con la grasa total y con la grasa saturada54“Diet, Nutrition, and Cancer”, Cancer Research, junio, 1983, 43:3018-3023.MDS 324.3

    • La carne y los gérmenes del cáncer: Cuando Elena de White escribió que “la tuberculosis, el cáncer y otras enfermedades fatales” son causadas por “gérmenes de tuberculosis y cáncer”, el mundo médico se burló y continuó haciéndolo por muchas décadas. Pero no en la actualidad. 55 Ver. p. 329-330. En 1974, seis chimpancés fueron alimentados con leche de vacas que padecían de leucemia. Dos murieron de leucemia a los nueve meses de edad, demostrando que pueden transmitirse los virus del cáncer, aun entre especies diferentes. 56 M. F. Stanton, CA — A Cancer Journal for Clinicians (1974), 24:189. Pueden encontrarse virus de leucosis de gallinas en cinco a diez por ciento de todos los huevos. 57Comunicación personal del director del Laboratorio Regional de Aves de Corral del Departamento de Agricultura de Michigan, East Lansing, MI, al Dr. John Scharffenberg (1982).MDS 324.4

    • La carne y la diabetes: En el Estudio de Salud Adventista, aquellos que consumían carne seis días por semana o más tenían un riesgo 3,8 veces mayor que los vegetarianos de morir de diabetes. 58 D. A. Snowden y R. L. Phillips, American Journal of Public Health 75:507-512,1985. MDS 324.5

    • La carne y la resistencia: En un estudio de atletas suecos, una dieta de tres días, alta en carbohidratos (como la dieta original: Gén. 1-3 ), producía una resistencia casi tres veces mayor (167 minutos) que la dieta de tres días, alta en proteínas y grasas (57 minutos). 59Nutrition Today, 3:9-11, 1968. Una dieta alta en grasa animal reduce el difosfoglicerato (DPG) en los glóbulos rojos de la sangre, lo que indica que hay menos oxígeno disponible para las células de los tejidos, en tanto que las grasas de las plantas no reducen el DPG. MDS 324.6

    • La carne y los ácidos grasos esenciales: La dieta original de Dios (Gén. 1-3) no contenía grasa animal sino que tenía suficientes ácidos grasos poliinsaturados esenciales procedentes de plantas. El ácido linoleico adecuado, que se halla en los granos, reduce la hipertensión (alta presión sanguínea) 60Preventive Medicine, 12:60-69(1983). y la pegajosidad de las plaquetas, y la aglutinación de las células rojas de la sangre 61 A. J. Vergroesen, “Physiological Effects of Dietary Linoleic Acid”, Nutrition Review, 335:1-5 (1977). disminuye el colesterol de la sangre 62Journal of Nutrition, 62:421-424. y reduce el riesgo de ataques al corazón 63CVD Epidemiology Newsletter, 27:81 (1979). y de la fibrilación ventricular. 64Journal of Cardiovascular Pharmacology, 3:847-853,1981; Lancet, 2:285,30 de julio, 1988.MDS 324.7

    • La carne y la longevidad: Las personas que no consumen carne tienen un aumento en la expectativa de vida que excede los ochenta años, aunque no parece que hay un aumento en la duración máxima de la vida. 65 K. D. Linsted, S. Tonstad y J. W. Kuzma, Journal of Clinical Epidemiology, 44:363.MDS 324.8

    Sal. Aunque Elena de White declaró que la sal era “indispensable para la sangre”, 66Consejos sobre el régimen alimenticio, p. 244. también advirtió contra usar “una cantidad indebida de sal”. 67Id, p. 404. Además, indicó que “el uso liberal” de la sal (así como del azúcar y de la leche) “es positivamente perjudicial” 68Id, p. 563. Ver T. Antonios y G. A. MacGregor, “Salt —more adverse effects”, Lancet, 1996, 348:250-251.MDS 324.9

    Té y café. Para Elena de White, el uso del té y el café como una bebida “es un pecado, una complacencia dañina”. 69Consejos sobre el régimen alimenticio,p. 511. Después del efecto estimulante inmediato “sobreviene un estado de depresión”. 70Id, p. 510.Con el uso continuo, el abusador del sistema nervioso experimentará “dolor de cabeza, insomnio, palpitaciones del corazón, indigestión, temblores y otros muchos males; poique esos excitantes [el té, el café y “muchas otras bebidas populares”] consumen las fuerzas vitales”. 71Id, p. 509. Tanto el té como el café son “venenosos” y “los cristianos deben abandonarlo[s]”, 72Id., p. 505.una posición confirmada por las investigaciones científicas corrientes. 73 Ibíd., El café se ha asociado positivamente con factores que promueven la enfermedad coronaria del corazón (Preventive Medicine 1994, 23:377-384); el colesterol aumentó incluso con una taza diaria de café regular (,Journal of Clinical Epidemiology [1995], 48:1189-1196); el riesgo de infarto del miocardio (American Journal of Epidemiology [1995] 14:724731; la pérdida acelerada de hueso de la espina dorsal y de todo el cuerpo en mujeres con consumo de calcio por debajo de la ración alimenticia recomendada de 800 mg (American Journal of Clinical Nutrition [1994] 60:573-578); el riesgo de cáncer del ovario (International Journal of Cancer [1981] 28:691 -693); y “exhibe los rasgos de una sustancia psicoactiva típica de dependencia”. — Journal of the American Medical Association (1994) 272:1043-1048.MDS 324.10

    La cafeína, un elemento muy dañino que se encuentra en el té y el café, es fácilmente accesible en muchas bebidas populares (bebidas con cola) y en medicamentos que se consiguen sin receta médica. Los efectos fisiológicos de la cafeína son visibles en los adultos con dosis de sólo 100 a 200 mg, el equivalente de una a tres tazas de café. Pero para un niño de 1 a 5 años, ¡una lata de soda cafeinada es igual a cuatro tazas de café!MDS 324.11

    El Estudio de Salud Adventista encontró que el uso de apenas una taza de café por día estaba asociado con un aumento en los hombres del 33 por ciento en el riesgo de una enfermedad cardiovascular fatal. Según este estudio, los adventistas que usan dos tazas de café o más por día tienen un riesgo mayor de contraer un cáncer fatal del colon y de la vejiga. 74 D. A. Snowden, R L. Phillips, American Journal of Public Health, 74:820-823, agosto, 1984; K. D. Lindsted, J. W. Kuzma, J. E. Anderson, Journal of Clinical Epidemiology, 1992,45:733-742.MDS 325.1

    Se reconoce el síndrome del uso de la cafeína por la agresividad, la hiperactividad y a veces por una conducta psicótica. La cafeína y la ingestión excesiva de alcaloides de la xantina (encontrados en el café, el té, la cocoa y algunas bebidas populares) afectan a la gente diferentemente; generalmente se observa su efecto en la estimulación anormal del sistema nervioso y en la inflamación del tracto gastrointestinal. 75 H. A. Reimann, “Caffeinism”, Journal of the American Medical Association, 18 de diciembre, 1967,202:12, pp. 131 132.MDS 325.2

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