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Mensajera del Señor

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    El testimonio más corto

    Pocos minutos más tarde, diez minutos antes de que empezara la tensa reunión, llegó un telegrama para Campbell. Contenía este mensaje: “Filipenses 1:27-28. (Firmado) Elena G. de White”.MDS 153.5

    Ese texto y el mensaje que se proponía comunicar fortaleció a los hombres para lo que tenía que hacerse. Campbell escribió: “Eso resolvió la cuestión. Había comunicación de la Hna. White que necesitábamos precisamente en ese momento. Dios sabía que estábamos celebrando esa reunión y que teníamos a un grupo de hombres atemorizados, y que necesitábamos su ayuda, de modo que nos dio el mensaje que nos llegó en el momento crucial. Nos pareció extraordinariamente bueno”. 15Bio., t. 6, pp. 126-129.MDS 153.6

    A veces Elena de White argüía con algunos individuos antes de una decisión seria que afectaría sus vidas, advirtiéndoles en cuanto a la crisis que se les avecinaba. Su preocupación por D. M. Canright, un amigo de muchos años, mientras él estaba en el proceso de su apostasía final, es un ejemplo de muchos.MDS 153.7

    Canright había pedido que su nombre fuese borrado de los libros de la iglesia en Otsego, Michigan, a lo que se accedió el 17 de febrero de 1887. 16La secretaria de la iglesia, en esa reunión de negocios de la iglesia, resumió la declaración pública de Canright en la que declaraba “que había llegado a un punto en el que no creía más que los Diez Mandamientos fuesen obligatorios para los cristianos y en el que había renunciado a la ley, el sábado, los mensajes [de Apoc. 14], el santuario, nuestra posición sobre [los] Estados Unidos en la profecía, los testimonios, la reforma pro salud, el rito de humildad. También dijo que no creía que el papado había cambiado el día de reposo.
    Y aunque no lo declaró directamente, su lenguaje sugirió que probablemente guardaría el domingo. Piensa que los adventistas del séptimo día son demasiado estrechos en sus ideas”.—Citado en Carrie Johnson, I Was Canright’s Secretary (Washington, D.C.: Review and Herald Publishing Association, 1971), p. 82.
    MDS 153.8

    Aunque en Europa, Elena de White no se sintió sorprendida ante estos tristes sucesos. Ella había visto a Canright en visión navegando por “aguas agitadas”. Le imploró: “Aguarde, y Dios le ayudará. Sea paciente, y aparecerá la clara luz. Si usted cede a las impresiones, perderá su alma...” Esta carta fue impresa más tarde en Joyas de los testimonios, tomo 2, páginas 216-217, en la que la expresión “Hermano M” se refería a Canright. Pero Canright no esperó y la predicción de la Sra. White de que su “sol seguramente se pondría en oscuridad” se cumplió trágicamente. 17Id., pp. 168-169.MDS 153.9

    En 1900 Daniel H. Kress, un médico adventista, fue nombrado como director de la obra médica en Australia. El abogaba celosamente por prescindir de todos los productos animales. Pero en sus frecuentes viajes a comienzos del siglo le resultaba difícil obtener alimentos adecuados para una dieta equilibrada. Como resultado, contrajo anemia perniciosa a la edad de cuarenta años. Cuando Elena de White lo vio en visión, él se hallaba a las puertas de la muerte.MDS 153.10

    En su manera directa acostumbrada, ella lo instruyó para que “hiciese cambios inmediatamente. Ponga en su dieta algo que ha excluido... Consiga huevos de aves sanas. Uselos cocidos o crudos. Vuélquelos sin cocinar en el mejor vino [jugo de uva] sin fermentar que pueda encontrar. Esto suplirá lo que necesita su sistema”. 18D. H. Kress, M.D., “The Testimonies and a Balanced Diet”, en George K. Abbott, M.D., The Witness of Science to the Testimonies of the Spirit of Prophecy (edición revisada) (Mountain View, CA: Pacific Press Publishing Association, 1948), pp. 138-141. Se encuentran porciones de la carta de Elena de White al Dr. Kress en Consejos sobre el régimen alimenticio, pp. 237-243.MDS 153.11

    Su consejo, motivado por la visión que había tenido sobre la calamitosa condición física de Kress, fue exactamente lo que el médico enfermo necesitaba. Se recuperó com pletamente y vivió cincuenta y dos años más en una vida de servicio y administración médicos”. 19SDAE, t.10, p. 886. Para una muestra de veintenas de ocasiones similares en las que Elena de White, en el modo más oportuno y gracias a los hechos que le fueron dados en visión, intervino para aconsejar, reprender, animar a alguien, nótense los siguientes incidentes: (1) El domingo 28 de enero de 1872, un pastor en la joven iglesia de San Francisco fue salvado de una investigación de la iglesia que sería embarazosa y potencialmente desastrosa gracias a una carta que recibió de Elena de White el sábado a la nochecita.— Loughborough, GSAM, pp. 387-388, citado en Bio., t. 2, pp. 363-364. (2) W. W. Prescott, presidente del Colegio de Battle Creek, se había convertido en un enérgico defensor de Anna Phillips, quien se había autoproclamado “profetisa”. Uno de los propósitos de Prescott para viajar al Colegio de Walla Walla a comienzos de 1894 era leer uno de los testimonios de Anna Phillips. El pastor Haskell también estaba en Walla Walla y le informó a Elena de White: “Su testimonio vino justo a tiempo para evitar algunos problemas en College Place. He oído antes de algo similar cuando sus cartas o testimonios llegaban precisamente en el momento cuando estaba en curso una reunión y alcanzaban a ciertas personas a tiempo para ahorrar problemas, pero [yo] nunca experimenté tal cosa antes... El Hno. Prescott iba a leer el testimonio de Anna Phillips, aunque habíamos hablado algo sobre el asunto. Pero en el día oportuno llegó su carta y entonces él, por supuesto, tuvo oportunidad de leerla. Esto arregló el asunto para él. El dijo: ‘Entonces esto es todo lo que hay al respecto. Ahora tomaré algo de la misma medicina que he dado a otras personas’... Pero Dios en su providencia hizo que ese testimonio viniese en el mismo tren que tenía que venir y me llegó justo a tiempo”.—Carta de S, N. Haskell a Elena de White, 9 de marzo, 1894, citada en Glen Baker, “Anna Phillips—Not Another Prophet”, Adventist Review, 20 de febrero, 1986, p. 9. (3) La famosa carrera en el viaje de Waukon a través del río Mississippi “helado” en diciembre de 1857, fue motivada por una visión en la que Elena de White vio a los primeros dirigentes adventistas de Nueva Inglaterra en necesidad de un consejo espiritual inmediato. Contra todas las recomendaciones, el grupo de los White arremetió en medio de las tormentas de nieve y de una experiencia pasmosa en el río, en la que sufrieron congelamiento y escasez de comida, sólo para encontrar que sus viejos amigos, incluyendo a los Andrews, los Loughborough y los Stevens, “lamentaban que habíamos ido”. Pero el Espíritu de Dios prevaleció.— Bio., t. I, pp. 345-349; Maxwell, Dilo al mundo, pp. 129-132; Spalding, Origin and History, t. 1, pp. 279-289; ver también p. 202.MDS 153.12

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