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Mensajera del Señor

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    Cómo cubrió Dios la brecha del pecado

    ¿Cómo podía cubrirse la sima del pecado? Dios siempre tiene una solución. El sabe cómo adaptarse a las circunstancias cambiantes. Por ejemplo, en vez de la comunicación cara a cara, él “habla” a todo ser humano mediante la “conciencia” (ver Juan 1:9; Rom. 2:15). En una forma significativa, el Espíritu Santo llama a la gente dotada de razón a que elijan el bien en lugar del mal, cualquiera sea su situación. Más aún, a aquellos que específicamente piden la ayuda divina, aunque no conozcan mucho acerca de Dios, se les extiende la promesa abierta como a todos los demás: “Reconócelo en todos tus caminos, y él enderezará tus veredas” (Prov. 3 :6). 2Ver también Isa. 30:21; Mat. 10:19-20.MDS 9.1

    El también se revela a sí mismo mediante los ángeles: “¿No son todos espíritus ministradores, enviados para servicio a favor de los que serán herederos de la salvación?” (Heb. 1:14). 3Ver también Gén. 19:15; Juec. 6:11-14; Sal. 34:7; Mat. 1:18MDS 9.2

    Aunque malogrado por los resultados del pecado, el mundo físico todavía revela mucho de la naturaleza y el carácter de Dios: “Porque las cosas invisibles de él, su eterno poder y deidad, se hacen claramente visibles desde la creación del mundo, siendo entendidas por medio de las cosas hechas, de modo que no tienen excusa” (Rom. 1:20). La gente de todos los continentes y a lo largo de toda la historia han asociado a Dios con “atributos” tales como orden, belleza, predictibilidad y diseño inteligente que han visto en los cuerpos celestes o en las maravillas de la tierra, tanto animadas como inanimadas. 4Ver también Hech. 14:17 y Sal. 19:1-2.MDS 9.3

    Antes de que Moisés guiara a los israelitas fuera de Egipto, Dios se había estado comunicando con los seres humanos mediante patriarcas como Noé (Gén. 5-9), Abrahán (Gén. 12-24), Isaac (Gén. 26:2-5) y Jacob (Gén. 32:24-30). Moisés fue el ejemplo destacado de un ser humano con quien Dios conversó (Exo. 3, etc.).MDS 9.4

    Al relacionarse con la nación de Israel en sus primeros años, Dios “habló” mediante el Urim y el Tumim, dos piedras preciosas colocadas en el pectoral (unido al efod) del sumo sacerdote de Israel. Cuando los dirigentes de la nación querían conocer la voluntad de Dios, el sumo sacerdote formulaba preguntas específicas que eran contestadas por la luz que descansaba ya sea sobre el Urim o el Tumim. 5Ver Exo. 28:30; Lev. 8:8; Núm. 27:21; 1 Sam. 22:10; 28:6. Para una nación joven que acababa de salir del cautiverio y aún no había recibido la Palabra escrita, este dramático método de comunicación era decisivo y afirmador.MDS 9.5

    Dios también habló mediante sueños. Pensemos en los sueños de José que tuvieron un significado profético (Gén. 37), los sueños del copero y el panadero de Faraón (Gén. 40), los sueños de Faraón (Gén. 41), el sueño del soldado madianita (Juec. 7), y los sueños de Nabucodonosor (Dan. 2,4).MDS 9.6

    Sin la menor duda, la revelación más clara de Dios y de su voluntad hacia los seres humanos ha sido dada mediante Jesucristo: “Dios, habiendo hablado muchas veces y de muchas maneras en otro tiempo a los padres por los profetas, en estos postreros días nos ha hablado por el Hijo” (Heb. 1:1-2). Jesús fue explícito: “El que me ha visto a mí, ha visto al Padre” (Juan 14:9). Pero Cristo no señaló a Dios como todos los profetas lo habían estado haciendo; él era Aquel a quien ellos habían estado señalando.MDS 9.7

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