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Mensajera del Señor

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    Dolencias físicas de los primeros adventistas

    Los primeros adventistas sufrían de dolencias físicas tanto como sus contemporáneos. Muchos de ellos, temerosos de la práctica médica prevaleciente, se volvieron a la oración como su mejor esperanza. En 1846 Otis Nichols le escribió a Guillermo Miller en estos términos respecto a la joven Elena de White: “El Espíritu de Dios está con ella y se ha manifestado en una manera notable en la curación de los enfermos mediante la respuesta a sus oraciones; algunos casos son tan notables como cualquiera de los que se registran en el Nuevo Testamento”. 22 Carta de Otis Nichols, 20 de abril, 1846, citada en Bio., t.1, pp. 76-77. Varios casos de curación divina incluyen a la Sra. Penfield —Carta 1,1848, en MR, t. 5, pp. 248-249; Frances Howland—Spiritual Gifts, t. 2, p. 42; William Hyde—Id., p. 44; Clarissa Bonfoey—Carta 14, 1850, en MR, t. 7, p. 352; t. 8, pp. 221-222; Lumen Masten—Review and Herald, 30 de septiembre, 1852. J. N. Loughborough informó sobre estas experiencias en 1909, notando que en la década de 1850 los adventistas “no teman luz sobre el tratamiento de la enfermedad mediante el uso de remedios naturales, pero se nos pidió que trajésemos nuestros enfermos al Señor en oración, siguiendo el precepto del capítulo 5 de Santiago... Esto hizo que algunos llegaran a la conclusión de que cada caso presentado así ante el Señor sería sanado. Sin embargo, no hemos tenido instrucción ni del Hno. ni de la Hna. White para sustentar dicha conclusión”. Cuando algunos se sintieron perturbados después que murieron personas por quienes se había orado, Loughborough señaló el consejo de Elena de White registrado en Testimonies, t. 1, pp. 120-121, donde ella hizo claro que toda oración sincera es contestada según la sabiduría de Dios. En algunos casos, la muerte puede ser la respuesta más compasiva a un pedido de oración. Ver J. N. Loughborough, “Sketches From the Past—77”, Pacific Union Recorder, 16 de septiembre, 1909, p. 1.MDS 279.9

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