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Mensajera del Señor

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    Nuevo cuadro de Dios

    Este nuevo cuadro de Dios, unido a su profunda convicción de que Jesús iba a venir pronto, era compartido por su hermano Robert. El reflexionó con Elena sobre lo que estas nuevas ideas habían hecho por ellos: ” ‘Por el fruto se conoce el árbol —observó Robert—. ¿Qué ha hecho por nosotros esta creencia? Nos ha convencido de que no estábamos preparados para la venida del Señor; que debíamos purificar nuestro corazón so pena de no poder ir en paz al encuentro de nuestro Salvador. Nos ha movido a buscar nueva fuerza y una gracia renovada en Dios.MDS 49.8

    ” ‘¿Qué ha hecho por ti esta creencia Elena? ¿Serías lo que eres si no hubieses crfdo la doctrina del pronto advenimiento de Cristo? ¡Qué esperanza ha infundido en tu corazón! ¡Cuánta paz, gozo y amor te ha dado! Y por mí lo ha hecho todo. Yo amo a Jesús y a todos los hermanos. Me complazco en la reunión de oración. Me gozo en orar y en leer la Biblia’ “. 39Id., pp. 50-51.MDS 49.9

    Muy probablemente, si Elena no hubiese tenido esta relación con su Señor que le dio autenticidad a su propio yo, no habría estado preparada para el profundo chasco del 22 de octubre de 1844. Ella recordó: “Un amarguísimo desengaño sobrecogió a la pequeña grey que había tenido una fe tan firme y esperanzas tan altas. No obstante, nos sorprendimos de sentirnos libres en el Señor y poderosamente sostenidos por su gracia y fortaleza... Quedamos... chasqueados, pero no descorazonados”. 40Id., pp. 67-68.MDS 50.1

    De este modo, a fines de 1844 Elena estaba preparada para su imprevisto futuro. Plenamente consciente de su frágil condición física, cautivada por su nuevo e irresistible cuadro de Dios como su Amigo celestial, y concentrada en la absorbente verdad de que Jesús todavía estaba por venir pronto, ella estaba lista para su primera visión. Acababa de cumplir los 17 años.MDS 50.2

    Pero no todos los milleritas pensaban de la misma manera después del Gran Chasco. No todos podían decir que estaban “chasqueados, pero no descorazonados”. Por una parte, ideas radicales generaban una conducta radical. Algunos ex dirigentes, creyendo que Cristo ciertamente había venido en forma espiritual, se casaban con una “consorte espiritual”, por medio de lo cual renunciaban al matrimonio y con nuevos cónyuges formaban uniones “espirituales”, desprovistas de sexo. Otros, creyendo que había comenzado el día de reposo de 1.000 años y para mostrar su fe en lo que creían, no hacían más trabajo secular. 41 Schwarz, Light Bearers, p. 56. Ver p. 559.MDS 50.3

    Por otra parte, diferencias doctrinales comenzaron a separar a los seguidores de Miller. 42Verp. 134.Pronto se dividieron en por lo menos cuatro grupos: (1) Aquellos conocidos como adventistas evangélicos eventualmente abandonaron las enseñanzas proféticas de Millery fueron absorbidos dentro de otros grupos protestantes, cuando resultó evidente que era muy poco lo que los dividía.(2) Otro grupo creía que el milenio estaba en el pasado, que los muertos estaban ahora “durmiendo”, esperando la resurrección, y que los impíos serían aniquilados. Eventualmente llegaron a ser conocidos como la Iglesia Cristiana Adventista, actualmente el remanente más grande del adventismo millerita que no guarda el sábado. (3) Centrado alrededor de Rochester, N.Y., otro grupo veía el milenio como ubicado todavía en el futuro, en el que los judíos regresarían a Palestina. Firmemente opuestos a una organización formal de la iglesia, estos adventistas de la “EraVenidera” nunca fueron fuertes y unidos.MDS 50.4

    (4) El cuarto grupo llegó a ser conocido como los adventistas del “sábado y la puertacenada”. Mediante la oración, el estudio de la Biblia y la confirmación divina elaboraron una exposición racional de los eventos centrados en el 22 de octubre de 1844. Este grupo esparcido encontró eventualmente su unidad y misión, y llegaron a convertirse en los adventistas del séptimo día, el más grande de los grupos milleritas que existen en la actualidad. Creían que algo había ocurrido el 22 de octubre, ¿pero qué? 43Id., pp. 56-58.MDS 50.5

    Dios comprendió el dolor y la confusión de ellos, así como comprendió a esos dos abatidos discípulos que, después de la resurrección, caminaban pesadamente hacia Emaús “cariacontecidos” (Luc. 24:17, Nueva Biblia Española). Jesús no permitió que sus desalentados discípulos se hundiesen en el abatimiento, hace 2.000 años, sin darles una explicación, y él no olvidó a sus creyentes a fines de 1844.MDS 50.6

    Fue así como hizo sentir su presencia esa mañana de diciembre de 1844, cuando un pequeño grupo de mujeres adventistas en Portland, Maine, se unieron en oración y en el estudio de la Biblia, dirigiéndose a Dios y unas a otras en busca de aliento y entendimiento. La extenuada y demacrada Elena había estado hospedándose en el hogar de los Haines por unos pocos días, dándole a su madre algo del mucho descanso que necesitaba. Su médico y sus amigos habían aceptado la idea de que ella moriría de tuberculosis. Mientras estaban orando, esta adolescente de 17 años perdió contacto con lo que la rodeaba, y Dios le dio la clase de aliento que esos atribulados creyentes necesitaban desesperadamente. De esa manera comenzó un ministerio de setenta años que llegó a ser más significativo a medida que pasaban los años. 44Id., pp. 55-56; Maxwell, Tell It to the World,p. 58; Spiritual Gifts, t. 2, pp. 30-31; J. N. Loughborough, The Great Second Advent Movement (GSAM) (Washington, D.C.: Review and Herald Publishing Association, 1905), p. 202.MDS 50.7

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