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Mensajera del Señor

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    Primeros años, antes de 184533La reseña más completa de los primeros años de Elena Harmon se encuentra en el libro de Arthur L. White, Ellen G. White: The Early Years, que es el primer volumen de su biografía de seis volúmenes; t. 1: 1827-1862 (Washington, D.C.: Review and Herald Publishing Association, 1985), pp. 15-71..

    Tres eventos o circunstancias importantes ocurrieron en los primeros años de Elena de White que afectaron directamente el resto de su vida: su trauma físico a los nueve años; la predicación de Guillermo Miller: y su profunda experiencia religiosa.MDS 48.10

    En 1836 mientras Elena estaba caminando con un grupo de condiscípulos, una niña mayor los siguió con amenazas. Justamente cuando Elena se dio vuelta, la niña mayor arrojó una roca que se estrelló contra su rostro, derribándola inconsciente. Durante tres semanas permaneció en virtual estado de coma.MDS 48.11

    Algunos días más tarde, cuando su padre regresó a la casa después de un viaje de negocios, Elena sufrió un golpe adicional: su padre no la reconoció. “Cada rasgo” de su rostro fue cambiado. Más que eso, la pérdida de sangre había afectado severamente su sistema respiratorio, una debilidad que sobrellevó por el resto de su vida. Además, debido a que su mano “temblaba”, Elena no pudo progresar “en la escritura”. 34Elena G. de White, Spiritual Gifts, t. 2, pp. 7-11, citado en Bio., t. l, pp. 28-31. Mirando hacia atrás después de casi cincuenta años, ella escribió: “El cruel golpe que marchitó los goces de la tierra, fue el medio para dirigir mis ojos al cielo. Jamás podría haber conocido a Jesús, si la tristeza que empañó mis primeros años no me hubiese inducido a buscar consuelo en él”. 35Review and Herald, 25 de noviembre, 1884.MDS 48.12

    A Elena le resultó imposible seguir los estadios. Las letras del alfabeto en sus libros se juntaban, sus ojos no podían enfocar debidamente, le corría la transpiración, y se sentía mareada y a punto de desmayarse. Y de ese modo, a la edad de nueve años, esta brillante estudiante dejó su preparación académica profundamente chasqueada, para nunca retomar los estadios formales; este fue el primero de los dos grandes chascos que vivió en sus primeros años de vida. Su madre llegó a ser su maestra, y los campos alrededor de Portland, su laboratorio. 36Charles Dickens y Mark Twain, entre otros autores, no alcanzaron a completar el equivalente de la escuela secundaria.—Anthony Smith, The Mind (New York: The Viking Press, 1984), p. 208.MDS 49.1

    Pero una nueva esperanza llegó a la vida de Elena en 1840, cuando Guillermo Miller mantenía fascinado a su auditorio en Portland, Maine, mientras delineaba las profecías que parecían indicar que el regreso de Jesús estaba cercano. Esta nueva comprensión de la Biblia, novedosa (y por ello controversial) para la mayoría de los contemporáneos religiosos de Elena, afectó profundamente el resto de su vida.MDS 49.2

    Los asuntos espirituales siempre fueron importantes para la joven Elena. Pero su motivación primaria era el temor, temor de no estar lista cuando Jesús viniese, temor al fracaso debido a su instrucción limitada y a su cuerpo debilitado, y temor de que de alguna manera Dios la había afligido con su horrible carga física Todo esto se convirtió en su “secreta agonía” que mantenía encerrada en su solitario corazón. Años de escuchar sermones sobre “el fuego del infierno” habían grabado en su alma un cuadro falso de Dios. Dios era el Gobernante celestial de Elena, ¿pero era su Amigo?MDS 49.3

    Dos sueños y un aconsejamiento pastoral oportuno se convirtieron en el tercero de los momentos cruciales en la vida de la joven Elena, que marcaron el rumbo para el resto de su existencia Durante los próximos 75 años, su misión más apremiante fue decir la verdad sobre el carácter de Dios.MDS 49.4

    Uno de los dos sueños describía gráficamente una visita al templo celestial; el otro, un encuentro con Jesús. Con una sonrisa Jesús pareció tocar su cabeza, diciendo: “No temas”. Le dio un cordón verde, representando la fe, guiándola a declarar: “La belleza y la sencillez de confiar en Dios comenzó a asomarse en mi alma”. Ahora Elena se sintió libre para comentar sus temores con su madre. Con rápida percepción y alentándola, su madre le sugirió que visitase al joven pastor Levi Stockman, cercano a los cuarenta años.MDS 49.5

    Después que el pastor Stockman oyó su historia de los dos sueños como también sus profundos temores, le dijo: “Elena tú eres sólo una niña. Tu experiencia es sumamente singular para alguien de tu tierna edad. Jesús debe estar preparándote para una obra especial”.MDS 49.6

    Luego el perspicaz pastor le dio un cuadro más claro de Dios como se lo ve en Jesús. Más adelante Elena escribió: “Durante los pocos minutos en que recibí instrucciones del pastor Stockman aprendí más del amor y la compasiva ternura de Dios que en todos los sermones y exhortaciones que había oído antes”. 37Elena G. de White, Notas biográficas de Elena G. de White, p. 42; Maxwell, Tell It to the World, p. 56; ver también Bio., t. 1, pp. 38-49. Su nueva comprensión del tema —que Dios es como Jesús, su mejor Amigo— la impulsó a compartir sus ideas y gratitud con otros: “Mientras refería mi experiencia, me parecía que nadie podría negar la prueba evidente del poder misericordioso de Dios, que tan maravillosa mudanza había efectuado en mí. La realidad de la verdadera conversión me parecía tan notoria, que procuré aprovechar toda oportunidad de ejercer influencia en mis amigas para guiarlas hacia la luz”. 38Notas biográficas de Elena G. de White, pp. 45-46.MDS 49.7

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