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Mensajera del Señor

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    Gritos, postraciones, desvanecimientos, goteos

    De tanto en tanto se hace la acusación de que en sus primeros años Elena de White había participado en los excesos comunes de ciertos grupos protestantes durante la década de 1840. Especialmente los campestres y los servicios religiosos de los metodistas eran conocidos por su entusiasmo expresado en “gritos”, “desvanecimientos”, “postraciones” y “gateos”. 16 Evereth Dick, “The Millerite Movement 1830-1845”, Land ed., Adventism in America, pp. 22, 32. Ver Apéndice A. MDS 471.2

    Como una joven metodista, Elena Harmon probablemente compartió algo de este entusiasmo. Pero después de su llamamiento divino, pronto se le mostró que algunas de estas prácticas podían tender hacia el fanatismo.MDS 471.3

    Poco después del 22 de octubre de 1844, aumentó el fanatismo entre ciertos ex milleritas, especialmente en el grupo que creía que Cristo ciertamente había venido a ellos espiritualmente el 22 de octubre de 1844. Elena de White recordó que algunos “pensaban que era malo trabajar. Otros aun creían que los justos muertos habían resucitado para vida eterna. Unos pocos trataban de cultivar un espíritu de humildad arrastrándose sobre el suelo como niñitos. Algunos danzaban y cantaban ‘Gloria, gloria, gloria, gloria’, en forma repetida. A veces una persona solía saltar reiteradamente sobre el piso, con las manos levantadas, alabando a Dios; y esto seguía haciéndose por una media hora seguida”.17Mensajes selectos, t 3, p. 423.MDS 471.4

    En los primeros meses de la iniciación de su ministerio, Elena Harmon, la tímida adolescente, tuvo que lidiar con hombres adultos que se negaban a trabajar y gateaban como niños: “Les dije claramente que no se nos pedía esto, que la humildad que Dios esperaba... había de manifestarse en una vida semejante a la de Cristo, y no arrastrándose por el suelo... Dios dispuso que los seres creados por él debían trabajar. De esto depende su dicha”.18Notas biográficas de Elena G. de White, pp. 94-95. MDS 471.5

    Todo lo que Elena de White sabía acerca de sus nuevos deberes como mensajera de Dios era visitar a los ex milleritas que todavía creían (aunque mal aconsejados) en el significado del 22 de octubre de 1844, y compartir su mensaje de esperanza. Al cumplir con su asignación divina, ¿a qué otro lugar podría ir para encontrar personas que siquiera la escuchasen? 19Ver Apéndice K.MDS 471.6

    Dirigida por Dios, continuó asistiendo a tales reuniones durante el año 1845, pero no hay ningún registro que la describa como una participante de esas expresiones de fanatismo o de entusiasmo excesivo. Sin embargo, en respuesta a acusaciones posteriores contra ella, escribió que “nunca gateó como un deber religioso, y nunca aprobó o alentó en lo más mínimo este acto de humildad voluntaria”. Además, describió “las muchas ocasiones en las que los fanáticos me insistieron y urgieron, y lloraron y oraron para que acudiese a estas pruebas y cruces manufacturadas. Rehusé completamente someter mi juicio, mi sentido de los deberes cristianos y la dignidad que siempre debiéramos mantener como seguidores de Jesucristo, que estábamos esperando para ser trasladados al cielo al recibir el toque final de la inmortalidad”.20 Carta 2,1874, citada en MR, t. 8, pp. 229-230.MDS 471.7

    La Sra. White vio gradualmente el peligro del entusiasmo excesivo al adorar a Dios. Estando en Paris, Maine, en 1850, vio en visión que los “ejercicios [espirituales] estaban en gran peligro de ser adulterados”. ¿Cómo? Al ser orquestados. “Por lo tanto no podía depositarse una confianza implícita en estos ejercicios”.MDS 471.8

    Su consejo continuó: “ Vi que debiéramos en todo momento tratar de vemos libres del entusiasmo malsano e innecesario. Vi que había gran peligro de dejar la Palabra de Dios y apoyarse y confiar en los ejercicios [espirituales]... Vi que había peligro más adelante”. 21 Manuscrito 11, 1850, citado en MR, t. 13, pp. 299-300. MDS 471.9

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